CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Hoy escribe Antonio Piñero

A propósito de mi breve comentario a Gálatas 1,17 dond Pablo cuenta qué hizo después de su "llamada" por parte de Dios:

« No subí a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco, »

me escribe el biblista argentino Ariel Álvarez Valdés la siguiente nota que contiene algunas precisiones sobre mi comentario, y que publico con mucho gusto y agradecimiento:

Sobre la Carta a los Gálatas, usted dice que el viaje de Pablo a Arabia (de Gál 1,17) “probablemente sea una retirada al desierto para madurar sus ideas”. Pero de hecho hoy la mayoría de los estudiosos de Pablo sostiene más bien que se trató de un viaje misionero, evangelizador, el primero que realizó Pablo.


a) En efecto, Pablo escribe su carta a los Gálatas precisamente para intentar justificar su autoridad como apóstol. Y colocar el recuerdo de un período de retiro y recogimiento para orar y pensar iría precisamente en contra el desarrollo del discurso que está exponiendo, y además sería contrario a sus hábitos.

b) Por otra parte, Pablo conocía bien el cristianismo que predicaban los helenistas, y sabía quién era Jesús, según la perspectiva presentada por esos misioneros a quienes él había perseguido. A tal punto que lo consideraba un riesgo para el judaísmo legal de la rama farisaica a la que él pertenecía. Por eso, no tuvo mayor necesidad de ir a aprender quién era el Maestro de Nazaret.

c) La frase precedente, donde Pablo afirma que desde el primer día de su conversión, tuvo plena conciencia de que Dios lo había llamado para que anunciara a Jesucristo “entre los gentiles” (Gál 1,16), también parece excluir esa posibilidad de un retiro, e inclina la balanza a una misión.

d) El viaje a Arabia no tuvo un final feliz. En 2 Cor Pablo recuerda:

“En Damasco, el etnarca del rey Aretas tenía puesta una guardia en la ciudad de los damascenos, con el fin de prenderme; por una ventana y en una canasta fui descolgado por la muralla; y así escapé de sus manos” (2 Cor 11,32-33).

Si el rey Aretas IV se molestó por la actividad de Pablo en su territorio, y lo hizo perseguir hasta Damasco, confirma que Pablo no había ido allí en busca de soledad sino de acción, y que la labor que desarrolló había tenido cierta trascendencia.

e) Pablo nunca guardó un buen recuerdo de este viaje, por su triste final (huir de noche, escondido, en una canasta, y descolgado por una ventana de las murallas). Por eso lo evoca como una etapa vergonzosa de su vida, entre sus “debilidades” (2 Cor 11,30). Lo cual desaconseja tomar este viaje como un retiro para madurar sus ideas.

Un cordial saludo de Ariel Alvarez Valdés

Estoy de acuerdo con estos argumentos, que creo que son razonables y que son conocidos. Quisiera añadir sólo que la denominada "conversión" de Pablo, a tenor del conjunto de sus cartas, parece ante todo una iluminación interior, una visión (ignoramos más precisiones) en la que el Apóstol cae en la cuenta de que sus adversarios, seguidores de Jesús -perseguidos hasta el momento-, tienen razón. El cambio, empero, de la teología de un fariseo a la cristología y soteriología (doctrina de la salvación) de un cristiano, justamente al estilo de Pablo y no al de la comunidad madre de Jerusalén, es tan grande, es un vuelco tan radical, que necesitó un tiempo de maduración.

A tenor del cambio que se produce en Pablo desde la Epístola a los Gálatas hasta la dirigida a los Romanos en sus precisiones sobre la "justificación por la fe" y las relaciones de esta doctrina con los judíos, es también tan notorio e importante -como espero que tengamos ocasión de ver en un futuro-, que se deduce de ello que Pablo estuvo madurando sus ideas toda la vida.

Por esta razón es de suponer que, inmediatamente después de su "conversion" / llamada, Pablo debió de dedicar más tiempo a la reflexión que a la predicación.

Sim embargo, acepto que un final tan peligroso, con su huida descolgándose por la muralla al amparo de la noche, implica que propagó en seguida sus nuevas ideas, que su nueva predicación deía de ser ya tan novedosa, que enseguida despertó las iras de los judíos.

Así, que en suma, acepto con gusto la precisión y desearía que las dos perspectivas -predicación y profunda reflexión- no se vieran como excluyentes: debieron de ir unidas en esa etapa de la vida de Pablo que duró tres años... y en territorio un tanto extraño: Arabia.

Mi error ha sido no dedicar ni una sola palabra a los que los Hechos de los apóstoles y al mismo Pablo, quien ofrece en otras partes noticias sobre el resultado de su estancia en tierras del rey Aretas. Gracias de nuevo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

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Una nota para los que viven en Madrid a propósito del

DÍA DEL LIBRO

Quizá pueda interesar a alguien que el próximo jueves 23 de abril 2009

firmo ejemplares de mis libros en

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Saludos de nuevo de Antonio Piñero

www. antoniopinero.com

Lunes, 20 de Abril 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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