CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
 “Aproximación al Jesús histórico” (y III). A propósito de las conclusiones del libro: treinta puntos a debate (1018. 4-10-2018)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Como conclusión a esta miniserie de presentación del libro que anuncio en el título de esta postal, y de acuerdo con lo que prometí, voy a presentar un esbozo de las conclusiones del libro, que lleva como título “Caminos seguros o sendas perdidas en la investigación sobre Jesús de Nazaret”, que señala lo que creo son conquistas bastante seguras de la historiografía sobre Jesús, o bien  caminos muy probablemente equivocados en esa pesquisa.
 
 
1.  El debate sobre el Nuevo Testamento y los evangelios ha de apoyarse en la razón, el único criterio aceptable de conocimiento. Hay que seguir el camino que impone una metodología analítica, que ha de comenzar por rechazar de antemano la sumisión a intereses dogmáticos preestablecidos, sean cuales fueren de tipo religioso, sociológico o político.  
 
 
2. No es seguro un método de investigación que supone la posibilidad de mantener unidas una rigurosa aproximación histórica y la admisión de los principios de la Pontificia Comisión Bíblica, la cual postula que “el justo conocimiento del texto bíblico no es accesible sino a quien tiene una afinidad vivida con aquello de lo que habla el texto”.   
 
 
3. No es indiferente tener o no tener en cuenta los resultados aceptados por consenso entre los investigadores sobre cómo fue el Jesús histórico; por el contrario, tales resultados tienen muchas consecuencias sobre la fe en Jesús. Por ejemplo, no es lo mismo aceptar como histórico que Juan Bautista fue simplemente el precursor consciente de Jesús y éste el mesías enviado desde lo Alto, que aceptar que Jesús fue un discípulo del Bautista y que su marco teológico fue básicamente el mismo que tuvo luego Jesús, a menos al principio de su ministerio.
 
 
4. La abstracción del Jesús histórico no coincide con la plena realidad de Jesús de Nazaret (el Jesús real), pero se acerca mucho más a ella que cualquier estudio puramente cristológico o teológico. Y si el Jesús de la historia es el resultado de una tarea de reconstrucción, nuevos documentos o nuevas perspectivas, sobre todo aquellas que suscitan un amplio consenso, pueden hacer cambiar la imagen reconstruida de ese Jesús.
 
 
5. No parece sensato postular que la diversidad de las imágenes del Jesús histórico entre los estudiosos –sobre todo desde finales del siglo XIX hasta hoy– haga que tales reconstrucciones no sean aprovechables. Entre los investigadores serios, sean confesionales o no, hay mucha menor disensión que lo que se imagina la gente normal.
 
 
6.  El camino seguro para la reconstrucción del Jesús de la historia es centrarse en los testimonios más antiguos sobre el personaje. Estos coinciden con los cuatro evangelios aceptados como canónicos por la Iglesia, sobre todo los tres primeros, denominados “sinópticos”. El Cuarto Evangelio, al ser un escrito simbólico-místico, solo es aceptable como venero de datos históricos en pasajes aislados y deben estudiarse caso por caso.
 
7. Los principales “criterios de historicidad”, es decir, los instrumentos filológico-históricos para dilucidar  la autenticidad, o no, de hechos y dichos del Jesús de la historia, son válidos a pesar de la discusión de hoy día sobre ellos. Pero solo una utilización cuidadosa y conjunta de varios criterios, que permita una corrección mutua entre ellos, puede producir resultados convincentes para la reconstrucción histórica.
 
 
8.  La recuperación de los rasgos históricos de Jesús no es tarea fácil. Las fuentes primarias muestran a veces un grado de tergiversación histórica tal, que resulta difícil para la mayoría de los lectores sencillos tornar su mente hacia un Jesús original. Pero no hay lugar para un escepticismo y desánimo extremos, ya que existen posibilidades reales de recuperación gracias al análisis y a la crítica. A pesar de muchos inconvenientes, la reconstrucción es factible aunque no se pueda llegar al dibujo de una semblanza completa de Jesús. Existen, sin embargo, los medios para saber ciertamente qué no fue Jesús, y para conocer los rasgos esenciales de su figura y misión.
 
 
9. El punto de partida para la reconstrucción, admitido por un consenso casi general, es el análisis interno y externo del evangelio de Marcos con la ayuda de los métodos de investigación usuales. Un  instrumento útil para esa reconstrucción es descubrir la tendencia ideológica de este escrito (y del de cada evangelista), pues ya se dieron los pasos desde el siglo XIX para llegar a la convicción de que este escrito –y los demás evangelios– no es el producto de la percepción personal de su autor, sino de tradiciones recibidas, reelaboradas y manipuladas por él según una “agenda teológica” previa.
 
 
10. Hay que tener también en cuenta, sin embargo, que no deben admitirse sólo y exclusivamente los datos sobre Jesús que contradigan al judaísmo normativo de la época o a las creencias de la iglesia posterior, porque el rígido empleo de esa norma daría una imagen de Jesús unilateral y sesgada, ya que no permitiría incardinarlo en su época, aunque tales datos fueran indudablemente ciertos. El método sería imperfecto si se rechazara todo el material en el que Jesús aparece compartiendo o divergiendo razonablemente de la fe judía de su tiempo.
                  
 
11. Una vez descubierto el material interesante para una reconstrucción del Jesús histórico, es preciso formular hipótesis o explicaciones objetivas de las rupturas lógicas, de las sorpresas narrativas que derogan la verosimilitud de un relato en concreto, o de las nuevas informaciones que rompen la aparente lógica interna de un relato o del conjunto. Las hipótesis propuestas deben apuntar al intento de aclarar los mecanismos de tergiversación de los posibles datos primigenios.
 
 
12. Si, gracias en parte al material recogido honestamente por los evangelistas a pesar de que iba en contra de sus intereses teológicos, se puede reconstruir lo suficiente de la imagen del  Jesús de la historia, lo básico al menos con poca posibilidad de error, no parece cierto lo que se afirma comúnmente sobre que “sabemos muy poco, o nada, del Jesús histórico”. Sabemos lo suficiente como para enmarcarlo en su tiempo y entenderlo correctamente.
 
 
13. Para reconstruir el pensamiento del Jesús histórico tienen valor metodológico (en una marcha hacia atrás desde el pensamiento de los discípulos hacia el del maestro), aunque indirecto y referencial, las actitudes e ideas de aquellos que convivieron con Jesús durante mucho tiempo frente, por ejemplo, a las concepciones acerca de Jesús de un discípulo tardío y lejano, Pablo de Tarso, procedente de un ambiente ideológico muy diverso al del Nazareno, y del que algunos dudan de que lo conociese ni siquiera personalmente.
 
 
 
14. Sin embargo, parece segura la noción de que el trabajo de  redacción que rodea y presenta los dichos y hechos de Jesús, incluso los recogidos o “recordados” previamente en la Fuente Q (no paulina, sino judeocristiana), la tradición sinóptica previa y el material especial de los evangelios de Mateo y Lucas, nos llega luego de manos de evangelistas que pertenecen al círculo ideológico paulino en lo básico al menos, incluidos Mateo y Juan.
 
 
15. No es camino seguro sostener que los temas y aspectos característicos de las distintas tradiciones hayan sido establecidos sin ninguna influencia de la reflexión sobre los acontecimientos pascuales filtrados a través del pensamiento
 
 
16. Es seguro todo el camino que extraiga las consecuencias de que Jesús no fue un cristiano, sino un judío religioso dentro del pluralismo teológico del judaísmo de la época del Segundo Templo. Por tanto, la idea de que el Nazareno se mantuvo siempre fiel al judaísmo.
 
 
17. Es posible que la autoconciencia de Jesús y la idea de su misión evolucionara a lo largo de su ministerio público. Pero dado que este fue muy breve, todo lo más un año, a pesar de las tres pascuas del Evangelio de Juan,  no hubo tiempo para demasiados cambios de mentalidad. Hay que descartar una mutación radical de su pensamiento en su última etapa. Por ejemplo, parece imposible que un Jesús profundamente judío, afecto a su religión, que jamás intentó fundar un culto nuevo, estableciera –aunque fuera solo de modo provisional hasta la llegada del reino de Dios– un culto, la eucaristía, que suponía la práctica eliminación de gran parte de la razón de ser del Templo, actuar como el lugar de propiciación y expiación por los pecados del pueblo. Y sobre todo cuando había intentado purificarlo a riesgo de su vida.  
 
 
18. Consecuentemente es inseguro que Jesús hubiera asumido las ideas de que fue a Jerusalén para morir voluntariamente; que su muerte fuera salvadora, expiatoria por los pecados no solo de Israel, sino de la humanidad entera; que la cruz inaugurara una alianza, estrictamente nueva, sellada con su sangre.
 
 
19. Es camino seguro adoptar una postura prudente, en extremo crítica, con los datos ofrecidos por los evangelios canónicos sobre la vida oculta de Jesús. Y con más razón no pueden utilizarse los evangelios apócrifos.
 
 
20. Es segura la noción de que si Jesús fue un judío galileo, su pensamiento religioso estuvo condicionado por la situación social-religiosa de la Galilea de su tiempo. Por ejemplo, en su espiritualidad un tanto despegada del Templo y en su tratamiento de las normas de pureza ritual considerándolas muy inferiores a la pureza interior.
 
 
21. Es seguro enmarcar el pensamiento de Jesús en la senda de la doctrina de su mentor y maestro Juan Bautista; igualmente segura es la reconstrucción del verdadero carácter mesiánico de Jesús comparándolo con la figura de Juan e insertándolo dentro de su movimiento; hay en los evangelios indicios suficientes como para afirmar que ambos personajes muestran asombrosas semejanzas como judíos del siglo I y profetas apocalípticos los dos.
 
 
22. Por el contrario, no es seguro exagerar las diferencias entre el Bautista y Jesús, de modo que este aparezca como un únicum en la historia de la religión y religiosidad judías, pues el marco fenomenológico de las relaciones entre Juan y su discípulo Jesús no permiten las conclusiones de singularidad de este último.
 
 
23. No es segura la idea de que el reino de Dios hubiera llegado efectivamente a la tierra de Israel con el ministerio de Jesús, sino que es segura la noción de que el reino de Dios era una entidad esencialmente futura. No deben confundirse los prolegómenos del Reino con su venida real.
 
 
24. No parece posible que Jesús tuviera en mente una posible idea de la evangelización de los paganos. Jesús fue un estricto nacionalista judío.
 
 
25. Es inseguro enmarcar el juicio contra Jesús dentro solo de la mentalidad religiosa de las capas superiores de los fariseos, escribas, legistas o de la aristocracia sacerdotal de Israel, e insistir en que su condena y muerte se debió a motivos de puro carácter religioso, como el cargo de blasfemia, por ejemplo.
 
 
26. Parece más cierta la vía que interpreta el juicio y condena de Jesús como un acto de estricta política del Imperio Romano en la provincia romana de Judea. La actividad religiosa de Jesús y su predicación del reino de Dios, que se iba a instaurar de inmediato en tierras de Israel, no era compatible con el gobierno de Roma. Por ello, la consideración de Jesús como un sedicioso desde el punto de vista del Imperio es correcta y su condena como tal, también.
 
 
27. Sin embargo, parece senda perdida reducir la figura de Jesús a un “galileo armado”, pues esta visión no da cuenta de su figura global. Incluso la noción de un Jesús que nunca condenó la violencia y que estuvo implicado en algún tipo de resistencia antirromana no supone que su objetivo fuera la expulsión de los romanos por medios guerreros.
 
 
28. La resurrección no entra dentro de la investigación histórica sobre el Jesús de la historia; no es un invento repetible ni controlable. Pertenece al ámbito de la fe.
 
 
29. Las concepciones sobre Jesús que defiende la investigación independiente han sido ya publicadas en español, en libros o en Internet, con suficiente difusión para quien esté de veras interesado en no ignorarlas; tales ideas pueden ser leídas, discutidas, rebatidas, o confirmadas con argumentos sin necesidad de recurrir a otras lenguas.
 
 
30. La investigación independiente no se “saca nada de la manga”, sino que lo que hace son análisis de los textos del Nuevo Testamento, o del judaísmo de la época dentro del marco general proporcionado por el conocimiento del siglo I de la era común. Es evidente que las fuentes cristianas, o exteriores al cristianismo, y otros recursos  para investigar la figura de Jesús están a disposición de todos; no hay información privilegiada, sino intelección apropiada o aventurada de las fuentes.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Jueves, 4 de Octubre 2018
“Aproximación al Jesús histórico” (II)   (1017: 1-10-2018)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Les presento hoy, en la segunda entrega, como prometí, el índice  del libro mío vio la luz el 18 de septiembre de 2018 y cuyo título es el mismo de esta postal. El índice es muy ilustrativo, pero ni puede encontrarse en la página web de la Editorial Trotta. Ahí va:
 
 
PRÓLOGO
 
 
I. SOBRE LA EXISTENCIA HISTÓRICA DE JESÚS
 
¿Existió Jesús realmente?
El Jesús de la historia a debate. La postura de los mitistas o negacionistas
Argumentos en pro de la existencia histórica de Jesús de Nazaret
Cómo hay que plantear hoy la cuestión de la existencia real de Jesús de Nazaret?
                        1. El malentendido básico
2. Crítica de los testimonios externos sobre Jesús
3. Crítica de los evangelios sobre la existencia histórica de Jesús
4. Crítica de obras recientes de negacionistas
 
 
 
II. EL NUEVO TESTAMENTO, FUENTE PRINCIPAL PARA EL CONOCIMIENTO DEL JESÚS HISTÓRICO
    
1. El Nuevo Testamento visto desde la filología y la historia
 
1.1 El Nuevo Testamento pertenece por derecho a la historia de la literatura judía helenística en lengua griega
1.2. El Nuevo Testamento es una de las fuentes transmitidas por la antigüedad para conocer el siglo I en el Mediterráneo oriental
1.3. Al Nuevo Testamento se le deben aplicar las técnicas utilizadas para la interpretación de otros textos antiguos, no sagrados
1.4 El Nuevo Testamento sólo se comprende insertándolo en las coordenadas de espacio y tiempo del mundo judío del siglo I.
1.5       Las obras del Nuevo Testamento responden a una ideología y una situación histórica concreta, muy diferente a la de hoy.
1.6 El texto del Nuevo Testamento no es el fruto de una gran manipulación de la Iglesia para acomodarlo a su ideología.
1.7. El Nuevo Testamento es un conjunto de libros voluntariamente predeterminado y excluyente.
1.8 Entre el 150 y el 200 d.C. la lista actual de libros sagrados del Nuevo Testamento se había completado sustancialmente.
1.9  El Nuevo Testamento es una obra plural y prácticamente anónima.
1.10  El Nuevo Testamento es un libro de propaganda de una fe
                 1.11. El Nuevo Testamento es un libro que contiene mitos religiosos
1.12 A pesar de su contenido a veces mítico, el Nuevo Testamento es un libro de historia, aunque con ciertas reservas
1.13. El acercamiento al Jesús histórico sólo es posible a través del Nuevo Testamento, no de los apócrifos
1.14. El Nuevo Testamento no es el fundamento del cristianismo, sino de un cristianismo ¿Quién es realmente el fundador del cristianismo?
 
2. ¿Cómo se generó la teología cristiana y se formó  el Nuevo Testamento?
 
Un ejemplo de diversidad de la teología cristiana primitiva: el Nuevo Testamento muestra distintas clases de concepciones acerca de la “naturaleza divina” de Jesús
 
 
III. LA INTERPRETACIÓN CRÍTICA DEL NUEVO TESTAMENTO A LO LARGO DE LA HISTORIA Y LA CUESTIÓN DE CÓMO ENTENDER LOS EVANGELIOS
 
 
1. De los inicios a la época moderna. Los comienzos de la interpretación científica del Nuevo Testamento y su estudio.
 
A. La crítica textual
B. El estudio crítico de la religión o teología crítica
1. Los primeros estudios de historia comparada de las religiones.
2. La “Escuela de la historia de las religiones”
3. El “Señor celestial” y la investigación alemana
4. Recapitulación
2. Otros avances extraordinarios al inicio del siglo XX en el estudio del Nuevo Testamento.
                             A. Crítica de los evangelios en general
                             B. La interpretación de Pablo de Tarso y del Nuevo Testamento en su conjunto
                 C. Los comienzos de la “historia de las formas”
                             D. Los inicios de la crítica de la redacción evangélica
 
 
IV. “EVANGELIO” y “EVANGELIOS”. CUESTIONES CANDENTES Y SU POSIBLE RESPUESTA
                                                                                                    
  1. Significado y empleo
 
A. En ámbito bíblico
B. En ámbito pagano
C. En ámbito cristiano. El Nuevo Testamento
           
            2. El paso del evangelio oral al evangelio escrito. Formación de los evangelios actuales
                        La “tradición formalmente controlada”
                        Catalizadores de la tradición oral
                        Formas preliterarias
                 3. La función reelaboradora de los profetas cristianos primitivos
                 4. La “comunidad” como creadora
                 5. La historia de la redacción
          
                 6. ¿Género literario único?
            7. Las relaciones de los evangelios entre sí
     A. Evangelio de Juan y los Sinópticos
     B. El orden de los evangelios
                 8. Evangelios y Pablo de Tarso
            9. ¿Podemos fiarnos de los evangelios para la aproximación al Jesús histórico? Valor histórico de los evangelios
 
 
V. MÉTODOS LITERARIOS ACTUALES PARA LA INVESTIGACIÓN CRÍTICA DEL NUEVO TESTAMENTO
 
     1. La delimitación del texto
    
2. El análisis semántico
    
3. Análisis narrativo/estructural. Análisis pragmático
    
4. La estilística
5. El análisis retórico
6. Tareas particulares de la crítica literaria de los evangelios
Crítica de fuentes en los evangelios
 
 
VI. MÉTODOS DE APROXIMACIÓN HISTÓRICO-CRÍTICA AL NUEVO TESTAMENTO Y A LOS EVANGELIOS EN PARTICULAR
 
 
1. Cómo funciona la crítica. Cómo es posible saber qué dicho o hecho pertenece al Jesús histórico y cuáles no
                 2. Los métodos histórico-críticos
3. Crítica textual del Nuevo Testamento y de los evangelios en particular
Un ejemplo: Lucas 24,50-53, la ascensión de Jesús
5. La aplicación de la “historia de las formas”
La actividad cristiana que llevó a la composición de los evangelios
                 Características de los evangelios según la historia de las formas
                 6. Aplicación de la crítica de la redacción evangélica. La “historia de la Redacción”
                 7. El estudio sociológico del Nuevo Testamento
            8. Criterios de autenticidad de los dichos y hechos de Jesús en los evangelios
9. Un ejemplo de análisis histórico-crítico-literario de un texto evangélico: Lucas 23
 
 
VII. COMENCEMOS POR EL PRINCIPIO. APROXIMACIÓN CRÍTICA A LA “VIDA OCULTA” DE JESÚS
 
                 A. Composición de los dos primeros capítulos de Mateo y de Lucas
            B. Situación actual de la investigación en torno a los evangelios de la infancia de Mateo y de Lucas: ¿pura leyenda?, ¿algún atisbo de historia?
                 C. Es muy poco lo que conocemos con seguridad sobre la vida oculta de Jesús.
 
1. No sabemos si la designación “Jesús de Nazaret” era la usual en Israel en tiempos del personaje
2. Ignoramos si fue Nazaret o Belén su lugar de nacimiento
3. Nada sabemos sobre la fecha exacta del nacimiento de Jesús
4. La cronología del censo de Quirino presenta graves problemas históricos
5. La teología mesiánica de Lucas 1-2 no encaja con el mesianismo pacífico de Jesús según este mismo Evangelio y los demás
                            6. Apenas tenemos datos sobre los padres de Jesús
7. ¿Nació Jesús de modo ilegítimo?
                            8. Sobre los hermanos de Jesús
 
                 D. Algunos episodios especiales de la vida oculta de Jesús            
                            1. Los Reyes magos y la estrella prodigiosa
                                   A. ¿Qué quiere decir “magos” exactamente en el evangelio de Mateo?
                                    B. Mensaje del relato sobre los Reyes Magos del evangelio de         Mateo
                                        C La historicidad del relato de los Magos
                                                    1. Inverosimilitudes intrínsecas
                                               2. El relato de los magos es inconciliable con el evangelio de Lucas
                                               3. Conflicto con otras narraciones evangélicas del ministerio de Jesús
                                   D. ¿Cómo pudo formarse la historia de los magos y de la   estrella maravillosa?
E. ¿Se inspiró el evangelista Mateo en pasajes de la Biblia hebrea para       modelar la historia de los magos?
2. El niño Jesús perdido y hallado en el templo de Jerusalén (Lucas 2,41-52)
                            3. ¿Enigmas de Navidad o falta casi absoluta de información?
 
III. APROXIMACIONES DE HOY AL JESÚS HISTÓRICO: CAMINOS SEGUROS O SENDAS PERDIDAS. A MODO DE CONCLUSIÓN
 
 
Índice de citas bíblicas
     Antiguo Testamento
     Nuevo Testamento
Índice onomástico
Índice de materias
 
Martes, 2 de Octubre 2018
“Aproximación al Jesús histórico” (I) (1016: 30-9-2018)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Les presento hoy, en una primera entrega un libro mío que acaba de salir el 18 de septiembre de 2018. La ficha técnica es la siguiente:
 
 
Título: “Aproximación al Jesús histórico”. Madrid, Editorial  Trotta, 2018; 344 páginas Encuadernado en rústica; Dimensiones: 145 x 230 mm ISBN: 978-84-9879-761-9. Precio 23 euros.
 
 
 
Este libro ha nacido como la respuesta a múltiples preguntas que surgen espontáneamente en el interesado por Jesús: ¿Es verdad lo que muchos dicen de que Jesús nunca existió? ¿Cómo sabemos qué fue lo que dijo o hizo verdaderamente? ¿Por qué Usted y los estudiosos en general parecen rechazar arbitrariamente unos pasajes de los evangelios como “falsos” y aceptan otros como “verdaderos”? ¿Cómo puedo juzgar su modo de criticar los evangelios? ¿Qué sistemas o métodos tenemos para averiguar qué es histórico y qué no en lo que se cuenta de Jesús? ¿Cómo lograr obtener algo que se acerque a la verdad de tanto como se ha escrito sobe él? ¿Cómo trabajan ustedes, filólogos e historiadores, para analizar los textos del cristianismo primitivo? ¿Qué valor tiene en general lo que se nos ha transmitido en tiempos tan remotos?
 
 
Todas estas son preguntas reales, no inventadas y me las han formulado a mí directa y personalmente en el turno de preguntas tras diversas intervenciones a lo largo de mi vida… y a menudo con un tono desafiante dando por supuesto que a veces he obrado arbitrariamente manipulando diversos pasajes de los Evangelio.  En este medio he presentado hace muy poco el largo correo electrónico de un lector airado en el que me “pone verde” por obrar como me da la gana con los textos del Nuevo Testamento y buscando sobre todo como herir de algún modo las creencias de mis lectores. Vive el cielo que jamás he tenido las malvadas intenciones anticristianas que  se me atribuyen ni he pretendido herir a nadie en sus creencias. Simplemente he expuesto, tanto sobre Jesús de Nazaret como sobre el cristianismo primitivo lo que ha sido el resultado de mi investigación desde el punto de vista estrictamente histórico y de la crítica literaria, sin estar supeditado a ninguna confesión religiosa, pero igualmente sin practicar militancia ideológica alguna. Eso me ha conducido a responder a mis críticos haciendo una presentación sencilla, en lo posible, ordenada y (casi) completa de los métodos utilizados por la ciencia histórica para aproximarse a las primeras fuentes sobre Jesús.
 
 
Así pues, respondo por escrito en este libro a muchas cuestiones: el Jesús histórico, su existencia, las dificultades que las fuentes documentales presentan a la hora de su análisis y valoración, la metodología de la investigación y sus principios, la aplicación de estos como métodos concretos. Espero que se perciba cómo utilizando científicamente tales métodos es posible aproximarse históricamente a esa figura tan trascendental en la historia, al menos de Occidente, que  fue Jesús de Nazaret.
 
 
Igualmente espero que este libro pueda servir de ayuda e introducción al estudio de los evangelios, de modo que sea factible tener una noción suficientemente clara de lo que puede ser o no ser histórico y por qué razón. Y me encantaría que, gracias a su lectura, nadie pueda decir que la investigación histórica obra dejándose llevar por la intuición, por “reglas” variables, por deseos arbitrarios, a veces por modas u ocultos intereses que intentan ofrecer como verdadero lo que no tiene visos de serlo.
 
 
El material contenido en esta obra, “Aproximación al Jesús histórico”, bebe de tres fuentes:
 
 
1. De mi obra anterior titulada “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos (en colaboración con J. Peláez del Rosal). Córdoba (El Almendro) 1995, 569 pp. ISBN: 84-8005-023-3. Este volumen (que,  por cierto, va a ser reeditado a lo largo de 2019 por la Editorial Herder de Barcelona)  es para algunos “demasiado científico” ha merecido una versión inglesa (“The Study of the New Testament. A Comprehensive Introduction”. Leiden, Deo Publishing 2003. ISBN: 90-5854-006-5).
 
 
2. De la reorganización y puesta al día de temas aparecidos parcialmente en Internet (Blogs y Facebook), cuyo rastreo puede ser difícil, o molesto, ya que vieron la luz a lo largo de esos casi once años en fechas diferentes y con diversos títulos.
 
 
3. De mis críticas de libros sobre el Jesús histórico divididas en dos apartados: A. Aproximaciones teológico-históricas y B. Aproximaciones histórico-críticas. En el primero, A, he hecho ya la crítica en diversos medios a los  siguientes autores: Senén Vidal (2003-2006); Sean Freyne (2004); José Antonio Pagola (2007); James D. G. Dunn (2009); Rafael Aguirre – Carmen Bernabé – Carlos Gil Albiol (2009); Gerhard Lohfink (2013) y Javier Gomá (2013). En el segundo, B., he expuesto mi opinión sobre los estudios acerca del Jesús histórico de Paul Henry Dieterich, Barón D’Holbach (1770 / 2013); Gerd Theissen y Annete Merz (2006); José Montserrat Torrents (2007); Gonzalo Puente Ojea (1974-2015); Fernando Bermejo (2006-2017);  John P. Meier (1994-2017).
 
 
Y, por último, el presente libro es como la presentación oficial de la metodología / método del futuro libro “el Nuevo Testamento. Sus libros explicados desde el punto de vista histórico”, que espero vea la luz en Trotta a lo largo del 2019. Esta nueva traducción, introducción y comentarios explicados de todos los libros del Nuevo Testamento era el V volumen, Nuevo Testamento, de la Biblia que he anunciado tantas veces “Biblia de San Millán”.
 
 
Ahora bien, este proyecto se ha ido al traste, cuando los cinco componentes del equipo formado por mí tuvimos que certificar –con una reunión, acta y cinco firmas– la defección voluntaria del Prof. Dr. D. Fernando Bermejo, quien se negó a seguir colaborando en el Proyecto por discrepancias editoriales. El retraso en concluir definitivamente la obra se ha debido a que se devolvió al Dr. Bermejo la propiedad intelectual de la obra escrita por el para el “Proyecto San Millán. Nuevo Testamento” y hubo que rehacer casi un tercio del texto (obra del Dr. Gonzalo Fontana: Evangelio y Cartas de Juan / Antonio Piñero: Introducción general a los Evangelios; Evangelio de Lucas; Hechos  de apóstoles; Hebreos y Apocalipsis (Revelación de Juan).
 
 
El próximo día transcribiré el índice de “Aproximación al Jesús histórico” de modo que los lectores vean con absoluta claridad de qué va el libro al reflexionar sobre los temas tratados.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Domingo, 30 de Septiembre 2018
El judaísmo rabínico y Pablo de Tarso. “Compartir” (273) de 19 de septiembre de 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Cubierta del libro Guía para entender a Pablo de Tarso
 

 
 
PREGUNTA:
 
 
 
Quiero de antemano comentar que la conferencia que he visto sobre el libro de Guía para entender a Pablo de Tarso, me pareció muy centrada y con muy buenas conclusiones sobre el pensamiento de Pablo. Me queda claro que la mayor parte de información, discusiones, discrepancias fue con el grupo judeo-cristianos de Jerusalén dirigido por Santiago.
 
Sin embargo, me gustaría conocer que opinión tenía el grupo de fariseos sobre Pablo, ya que el Libro de los Hechos menciona por boca de Pablo “Estudié bajo la dirección de Rabí Gamaliel\", nieto de Rabi Hillel.
 
 Mi pregunta es: ¿Existe alguna postura del judaísmo rabínico, alguna mención, o información sobre este personaje Pablo de Tarso? ¿Existe algún documento del Talmud o escrito judío sobre discusiones de rabinos con Pablo? ¿El historiador Flavio Josefo hace alguna referencia con respecto a quien fue Pablo?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
No tenemos ningún documento estricto del grupo de los fariseos sobre Pablo. Y tampoco, que yo sepa, una declaración expresa del judaísmo rabínico sobre la teología de Pablo o su persona, que yo sepa. Y si la hay, quizás algún lector pueda señalármela.
 
 
Sí sabemos que los cristiano paulinos eran quizás el objetivo de la “Duodécima Bendición” de la plegaria llamada “Shemoné Esré” (la Dieciocho bendiciones) que tienen que rezar los judíos todos los días, iba dirigida en especial contra los herejes cristianos de esta rama.
 
 
Y sabemos también por los fragmentos, o escasas obras, que quedan de la literatura judeocristiana, como la literatura pseudoclementina, (homilías pseudclementinas y la Novela de Clemente; Gonzalo del Cerro y yo estamos preparando la edición castellana, trilingüe: griego, latín , castellano, de esta interesantísimo literatura y que esperamos que parezca en la B.A.C.) como el volumen IV de los Hechos apócrifos de los apóstoles) que Pablo era considerado un pseudo profeta y un traidor al pensamiento de Jesús y del judaísmo en general por su doctrina sobre la ley de Moisés (aunque esto se debe a que muy pronto se perdió el buen entendimiento de las cartas de Pablo).
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html  
Miércoles, 19 de Septiembre 2018
¿En qué se basa la Iglesia católica –yo soy católico pero me gusta cuestionarme estas cosas– para afirmar que Pedro fue el primer papa? “Compartir” (272) de 16 de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.Artículo n°2527
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
 
Foto: San Pedro, primer papa, y san Pablo. El Greco
  
 
 
PREGUNTA:
 
 
¿En que se basa la Iglesia católica -yo soy católico pero me gusta cuestionarme estas cosas- para afirmar que Pedro fue el primer Papa? ¿Hay una continuidad clara entre los primeros líderes y los posteriores Papas? ¿La Iglesia Católica es realmente fundada por Constantino o puede rastrearse su origen hasta Pedro y los Papas serían efectivamente sucesores? ¿dónde puede investigarse al respecto? Encuentro muchas especulaciones, tanto a favor como en contra, y quisiera algo de claridad, por lo cual recurro a usted que es una autoridad en estos asuntos.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Ante todo decirle que debe Usted cuidar sus lecturas.  Debe leer una historia de los orígenes cristianos, o de los orígenes del papado, que sea seria y no se fie de lo que escriban en Internet, cuyos autores no suelen tener más ciencia que la de oídas y lecturas superficiales.
 
Intento ahora responderle:
 
 
La Iglesia se basa en una tradición que comienza en el siglo II d.C. , pero que tiene su base evangélica en Mt 16,16-19, que paso a transcribirle:
 
 
16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»
17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»
 
 
y en Juan 21,15-18
 
 
15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
16 Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»
17 Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.
18 «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras»,
 
 
Textos que los católicos interpretan generalmente –desde al menos el siglo II– como que la Iglesia fue fundada por Jesús y que éste eligió a Pedro para ser jefe supremo de esa Iglesia. Pero los protestantes interpretan estos pasajes de una manera absolutamente distinta: Jesús no fundó esta iglesia y en todo caso Pedro fue solo el “primus inter pares” = el primero entre iguales, no un papa supremo.
 
 
Respecto al valor de estos textos desde el punto de vista de la investigación independiente, le ruego que lea el apartado “¿Fundó Jesús una iglesia?”, de mi obra “Guía para entender el Nuevo Testamento “, Trotta, Madrid, 5ª edic. 2011. En mi obra “Ciudadano Jesús”,  de Editorial Adaliz (sic) de Sevilla dentro de muy poco tiempo, los comento y resumo así:
 
 
El lector de los Evangelios sabe perfectamente que Jesús albergaba hacia Pedro, junto con Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, una simpatía especial. Pedro actúa como portavoz de sus compañeros en la famosa confesión de la mesianidad de Jesús en Cesarea de Filipo (Mc 8,29 : “Y Jesús les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»”). De Pedro es del único que se narra su negación del Maestro –los demás huyen anónima y vergonzosamente, pero no se destaca a ninguno—, y cómo Jesús lo perdona y lo constituye en apoyo firme de sus hermanos (Jn 21). El apóstol Pablo da testimonio de la deferencia de Jesús con Pedro al atestiguar que fue a él a quien regala con su primera aparición como el Resucitado (1 Cor 15,5).
 
 
El capítulo 21 del Evangelio de Juan que hemos mencionado más arriba (que no procede, por cierto, de la mano del evangelista primitivo, sino de la de un redactor posterior) da testimonio de una cierta prelacía de Pedro sobre los demás discípulos, ya que Jesús le dice por tres veces que cuide y pastoree "sus ovejas y corderos", es decir a sus fieles seguidores.
 
 
Pero este texto es interpretado más bien por los críticos como una prue¬ba más de lo contrario, de la existencias de ciertas disputas por la primacía entre los discí¬pulos de Jesús. Otras pruebas son:
 
 
1. Es bien sabido que el jefe de la iglesia de Jerusalén, en la que se congregaban los "hebreos", es decir, los seguidores más inmediatos de Jesús, no era Pedro, sino Santiago, el "hermano del Señor", y es claro que en las iglesias fundadas por Pablo no gozaba Pedro de ningún predicamento o posición especial.
 
 
2. La disputa por un rango preeminente en el Reino de Dios de la que se hacen eco los evangelios significa con claridad que el Maestro no había dispuesto ninguna primacía entre ellos. La escena es la siguiente: le preguntaron a Jesús los hijos del Zebedeo: "Maestro... queremos que nos concedas... sentarnos en el esplendor de tu reino el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda... y cuando lo oyeron lo diez comenzaron a indignarse contra Santiago y Juan" (Mc 10,36-42).
 
 
Todas estas disputas y la precaria posición de Pedro en la iglesia primitiva no se explican bien si Jesús hubiera dejado ya bien sentada la cuestión de la prelacía de Simón Pedro sobre los demás apóstoles. La continuación del texto que acabamos de citar ("¡No será así entre vosotros!, sino el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor") ha sido uno de los grandes argumentos teológicos contra la idea de que Jesús hubiera pronunciado alguna sentencia instituyendo y confirmando un primado entre sus discípulos.
 
 
Luego se ve en la carta llamada 1 Clemente V 4:
 
 
“Pedro… hubo de soportar no uno ni dos sino muchos más trabajos. Y después de dar así su testimonio, marchó al lugar de la gloria que le era debido”,
 
 
que la Iglesia interpreta como que fue a roma, fue allí el “obispo”, nombró a Lino su sucesor, etc., y que así comenzó el palado. Y en general esta carta (de fecha muy dudosa) se interpreta como que la Iglesia de roma a finales del siglo I tenía ya el primado ya que se atreve a corregir nada menos que a la Iglesia de Corinto.
 
 
Esta interpretación se basa sobre todo en la historia de Pedro en Roma tal como lo cuentan los Hechos apócrifos de Pedro, de finales del s. II, que debe Usted leer (si puede, vea la edición de Piñero-del Cerro, Editorial “Biblioteca de autores cristianos, Madrid 2005, con texto griego y latino, introducción y muchísimas notas aclaratorias.
 
 
Pero estos Hechos tienen muy poco o nulo valor histórico.
 
 
De aquí se forma la curiosa y totalmente errónea teoría (basada, según se interpreta, en el Nuevo Testamento, con pocos o ningún dato seguro al respecto, que Pedro estuvo –aparte de Antioquía y Corinto, de lo que da cuenta Pablo– también en Roma y que allí fue obispo y murió crucificado cabeza abajo (historia del Quo vadis) durante la persecución de Nerón a los cristianos en el 64 d.C.
 
 
Pero  sabemos que el cargo obispo ( "supervisor")  no se entendía de ningún modo como el obispo de hoy y menos como papa en tiempos de san Pedro. Con michas dificultades comenzó a verse como el superior de los presbíteros y ancianos de una comunidad hacia el año 100. Poco a poco la posición de los principales obispos, arzobispos o lo que los orientales, se llaman metropolitanos empezaron a tener una influencia sobre iglesia más pequeñas. Entre ellos destacaron aquellas comunidades cuya fundación había sido atribuidas a un apóstol o a sus sucesores inmediatos.
 
 
Sólo desde el siglo IV, casi trescientos años después de la muerte de Jesús, obispo romano reclamó para sí una posición de liderazgo entre los patriarcas y los obispos cristianos, pero que se ha aplicado sólo en la Iglesia occidental. El primer compuesto conocido del título de "Papa" con el obispo de Roma se puede encontrar quizás en el episcopado de Marcelino (muerto en el 304), puesto que aparece algo parecido a la función de un papa en la inscripción de su tumba, que se conserva.  Sí parece que Siricio (obispo de Roma entre 384-399) se dio a sí mismo el título de “papa” (que por cierto es griego y del Mediterráneo oriental.
 
Anteriormente, desde el siglo III, el título de “papa” era una designación honorífica por obispos, patriarcas y abades, especialmente en el Oriente En ese siglo III, el biblista y teólogo Orígenes vio en la figura de Pedro de la escena del capítulo 16 de Mateo tan sólo la representación de todos los fieles cristianos que proclaman a Jesús como el verdadero mesías.
 
San Agustín, que vive en el s. V, tampoco ve en el texto del evangelista Mateo una afirmación clara de la primacía del obispo de Roma sobre los otros patriarcados de la cristiandad.
 
León Magno (obispo de Roma en 440-461) estuvo presente en el cuarto Concilio de Calcedonia (451), y se declaró as sí mismo el primero entre los patriarcas y como “papa” asumió el nombre de "Pontifex Maximus", que hasta el emperador Graciano era un título que portaban solo los emperadores. Ya con Gregorio I (590-604) y si no me equivoca el título de “papa” fue proclamado por decisión de la misma iglesia de Roma “el primero entre los obispos”, es decir, con un significado prácticamente igual al de hoy.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Domingo, 16 de Septiembre 2018
En la época de Jesús de Nazaret, y para la genealogía de las gentes, ¿era la línea materna la más importante?  “Compartir” (271) de 13 de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.
 Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
 
Foto: Icono de Aarón, hermano de Moisés, según Éxodo 4,14.
 
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
¿Cuando hablamos de Dios nos referimos más bien al Padre o a toda La Santísima Trinidad?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
A la verdad, me resulta casi imposible responder con seguridad a su pregunta, porque es difícil meterse dentro del pensamiento de la gente, aunque lo podamos adivinar más o menos. Pero, hecha esta salvedad, opino que la gente piensa en Dios, sin más, y luego como padre (con dudas). Creo que hay poca gente que cuando habla de Dios piense directamente en Jesús, eliminando al Padre, o bien en la Trinidad. Opino que pensar en la Trinidad es un acto expreso y reflexivo, por tanto, menos frecuente.
 
 
Pregunta:
 
 
 ¿Deberíamos conceder crédito al hecho de que la sociedad judía conservara aún restos de matrilinealidad en época de Jesús? Si esto es cierto, el verdadero linaje judío se obtendría por vía materna y crearía una cierta contradicción con el supuesto linaje del Mesías, el de David, porque debería proceder de la línea de María, y no del linaje de José, como se afirma. Muchísimas gracias por todo su trabajo.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
No debemos conceder credibilidad alguna a esa hipótesis en la época de nacimiento de Jesús. Es inverosímil del todo punto. Además, en los dos evangelios que traen genealogías, Mateo y Lucas, se insiste claramente en la línea de David que acaba en José, por más que se añada que Jesús nace de María, de una mujer que es la esposa de José: ¡naturalmente! No podría ser de otro modo (Mt 1,16). Pero la intención es mostrar que José era un davídida. Y no se habla en absoluto en ese texto de adopción.
 
 
Pero este hecho es un intento desesperado y tardío de intentar salvar una contradicción grave y evidente: no se puede conciliar
 el davidismo de Jesús, que viene de José, con la doctrina del “nacimiento virginal”, es decir, José nada tuvo que ver con el nacimiento del niño. Esta dificultad es prácticamente insuperable: ambos conceptos (davidismo por parte de José / concepción virginal) son contradictorios.
 
 
 
Por último: Lucas dice claramente que María es “pariente” de Isabel, y de esta afirma expresamente que era descendiente de Aarón (Lc 1,5). Luego en todo caso, Lucas sostendría que María era también aarónida. Pero eso no vale para nada para el mesianismo de Jesús. El concepto general era que el mesías ¡ha de ser descendiente de David, no de Aarón!
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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P.D. 

Se ne olvidó añadir este vínculo que me han enviado de Gestiona Radio. Comentario a "Los ovnis y la Biblia" y otras conferencias recogidas en mi libro "En directo desde el siglo I" de Editorial Lacónica de junio de 2018:



https://www.ivoox.com/milagros-jesus-siglo-i-audios-mp3_rf_28430146_1.html
Jueves, 13 de Septiembre 2018
Pregunta mil veces repetida: ¿En verdad existió Jesús de Nazaret? “Compartir” (270) de 11 de septiembre 2018. Preguntas y respuestasArtículo n°2524
Hoy escribe Antonio Piñero
  
 
Foto: Jesús de Nazaret idealizado como el “Pantocrátor”, el corresponsable de la creación del universo con Dios padre y corregente con él de cuanto existe.
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
Soy una persona creyente, pero escéptica en dogmas y religiones, pues como usted sabe, el paso del tiempo, las manipulaciones e intereses durante tantos siglos, me sugieren una posición de incredulidad. Tan sólo, le pido que me permita preguntarle lo siguiente:
 
 
¿Existió Jesús de Nazaret y cree usted que es el hijo de Dios? ¿Qué tipo de persona era? Y por último a nivel personal, siempre he querido saber si cree en Dios.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Me han preguntado esto mil veces…. Me parece increíble que la gente siga creyendo a libros y autores absolutamente mal informados que afirman, sin prueba seria, alguna que Jesús no existió, solo para llamar la atención y vender bien, si pueden, sus libros.
 
 
Divido su pregunta, compleja, en partes.
 
 
1.  Ciertamente, estoy convencido de que existió Jesús de Nazaret como persona humana, carpintero, u operario de la construcción especializado en madera, maestro de la Ley aficionado, muy religioso, etc., profundamente judío, que fracasó rotundamente en sus propósitos, fue apresado por los romanos y ajusticiado como rebelde/sedicioso contra el Imperio Romano. En mi Blog he escrito centenares de páginas al respecto. Utilice el buscador.
 
 
Y creo que sobre ese personaje se montó otra personalidad que es el “Cristo celestial”, sobre todo a partir de Pablo de Tarso, siguiendo pautas de un desarrollo teológico muy judío. Este mejoramiento o idealización del hombre Jesús es pura teología y por tanto humana. La mezcla de las dos “personalidades”, el “Jesús de la historia” (para el que hay muchos paralelos en la historia de Israel y es perfectamente plausible + el “Cristo celestial” dio el denominado “Jesucristo”, quien como tal personaje complejo (historia más teología) solo existe en la mente humana.
 
 
He editado un libro en colaboración, “¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate”, Editorial Raíces, Madrid, 2011, que le ruego lea si le es posible. Y ahora, hacia el 30 de septiembre sale otro libro mío, en la Editorial Trotta de Madrid, con el título “Aproximación al Jesús histórico”, donde el primer capítulo trata de nuevo el problema con claridad y espero, profundidad, y donde afirmo que una cosa es la existencia de Jesús de Nazaret  y otra la existencia real de “Jesucristo” que es la mezcla de una persona humana y un concepto teológico. Léalo si puede.
 
 
2. Ni Jesús  mismo, ni ninguno de los intérpretes independientes del Nuevo Testamento, e igualmente muchos exegetas confesionales, creyó que Jesús se pensara a sí mismo como hijo físico, óntico, real, de Dios. Eso es una especulación teológica tardía, una idealización del personaje, una apoteosis, una divinización en suma, que tiene lugar a lo largo de siglos y que culmina en los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia (325; 380; 451).
 
 
3. ¿Qué tipo de persona era? Como todo hombre grande y de impacto, bastante complejo: probablemente él se creyó ante todo un profeta y el proclamador del reino de Dios a Israel.
 
 
 
4. No creo en el Dios tradicional, pero no soy ateo, sino agnóstico. Creo más bien, al estilo del filósofo Baruc Spinoza en “deus sive natura”. En mi opinión, Einstein, que también era judío, pensaba algo muy parecido.
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
¿Cuando hablamos de Dios nos referimos mas bien al Padre o a toda La Santísima Trinidad?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
 
A la verdad, me resulta difícil responder con seguridad a su pregunta, porque es difícil meterse dentro del pensamiento de la gente, aunque lo podamos adivinar más o menos. Pero, hecha esta salvedad, opino que la gente piensa en Dios, sin más, y luego como padre (con dudas). Creo que hay poca gente que cuando habla de Dios piense directamente en Jesús, eliminando al Padre, o bien en la Trinidad. Opino que pensar en la Trinidad es un acto expreso y reflexivo, por tanto, menos frecuente.
 
 
PREGUNTA:
 
 
 
¿Deberíamos conceder crédito al hecho de que la sociedad judía conservara aún restos de matrilinealidad en época de Jesús? Si esto es cierto, el verdadero linaje judío se obtendría por vía materna y crearía una cierta contradicción con el supuesto linaje del Mesías, el de David, porque debería proceder de la línea de María, y no del linaje de José, como se afirma. Muchísimas gracias por todo su trabajo.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
No debemos conceder credibilidad alguna a esa hipótesis en la época de nacimiento de Jesús. Es inverosímil del todo punto. Además, en los dos evangelios que traen genealogías, Mateo y Lucas, se insiste claramente en la línea de David que acaba en José, por más que se añada que Jesús nace de María, de una mujer que es la esposa de José: ¡naturalmente! No podría ser de otro modo (Mt 1,16). Pero la intención es mostrar que José era un davídida. Y no se habla en absoluto en ese texto de adopción.
 
 
Pero este hecho es un intento desesperado y tardío de intentar salvar una contradicción grave y evidente: no se puede conciliar el davidismo de Jesús, que viene de José, con la doctrina del “nacimiento virginal”, es decir, José nada tuvo que ver con el nacimiento del niño. Esta dificultad es prácticamente insuperable: ambos conceptos (davidismo por parte de José / concepción virginal) son contradictorios.
 
 
 
Por último: Lucas dice claramente que María es “pariente” de Isabel, y de esta afirma expresamente que era descendiente de Aarón (Lc 1,5). Luego en todo caso, Lucas sostendría que María era también aarónida. Pero eso no vale para nada para el mesianismo de Jesús. El concepto general era que el mesías ¡ha de ser descendiente de David, no de Aarón!
 
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Martes, 11 de Septiembre 2018
¿Hay algún evangelio apócrifo que sea susceptible de ser calificado total o parcialmente como paulino?   “Compartir” (269) de 9 de septiembre 2018. Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Edición española de las lenguas originales (no del francés o del inglés), sino del latín, griego, copto, etcétera de todos los evangelios que se han conservado hasta hoy por profesores de universidad españoles
 
 
PREGUNTA:
  
Me atrevo a formularle dos cuestiones relacionadas con la teología paulina y los Evangelios, así como una petición para su blog.
 
Las preguntas son:
 
- ¿Cuál es, en su opinión, el Evangelio Canónico más paulino y el que menos se aproxima a la teología de Pablo de Tarso?
 
- ¿Hay algún Evangelio Apócrifo que sea susceptible de ser calificado total o parcialmente como paulino?
 
La petición que me atrevo a elevar a su consideración es la de escribir un post en su blog relativo a la Teología Petrina. En el video de su entrevista en el programa radiofónico "Ágora" (de Venezuela) relativo a la Carta a los Gálatas, (https://www.youtube.com/watch?v=bD0u1cXKqas) usted afirma que la Teología Petrina -a diferencia de la Paulina cuya explicación requeriría, en sus palabras, un libro de 600 páginas- puede transcribirse en folio y medio. Me pregunto si sería posible que usted, con la clarividencia y erudición que le caracterizan, escribiese en su blog un apunte formulando los caracteres de esta teología, hasta allí donde sea posible reconstruirse, por supuesto.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
1. Hay un cierto consenso en que el evangelio en el que más se nota la impronta de la teología paulina es el Evangelio de Marcos y en el que menos el Evangelio de Mateo, que es el más judeocristiano.
 
 
Conviene recordar que el carácter paulino de un escrito significa aceptar que Jesús tiene una dignidad muy superior, casi divina, a la de mero profeta o mesías terreno; en interpretar su muerte y resurrección como eventos redentores con los que cambia la historia no solo de Israel, sino de la humanidad e incluso del mundo. Esa muerte se considera como un sacrificio ofrecido a Dios en un acto decidido por la divinidad misma desde toda la eternidad. La divinidad acepta en la cruz el sacrificio de la vida de su agente mesiánico como reparación, o rescate, por los pecados de los humanos hasta ese momento. Ese sacrificio es «vicario», de ofrenda en pro de la vida y salvación de otros, que es un concepto mucho más griego que judío. Se trata de la muerte del mesías como el hijo de Dios, mártir por toda la humanidad. Pero a la muerte sigue su resurrección como vindicación divina. El objetivo futuro de todos los fieles es conseguir una resurrección como la de Jesús, de la que participarán tras una vida sin pecado si siguen la ley del Mesías. La apropiación del valor redentor de la cruz debe ser conseguida por cada individuo por la aceptación, con un acto de fe en Dios y en su mesías, de que ese evento es el acto supremo de la salvación universal. Ser paulino es pensar también que, gracias a esa redención obrada por Jesús, todos los paganos, y no solo los judíos como pueblo judío, tienen la posibilidad de salvarse en pie de igualdad. Aunque la ley mosaica siga siendo obligatoria en todos sus términos para los judíos, en adelante no será totalmente válida para los gentiles, pues hay partes de ella que afectan solo a los judíos: normas concernientes a la circuncisión, los alimentos y la pureza ritual. Dios ha decidido que el mesías tenga sobre la tierra el poder de interpretar la ley de Moisés y aplicarla a la salvación de toda la humanidad. La ética se convierte para los gentiles conversos al Mesías ante todo en una moral universal, cuyas normas están expresadas negativa y positivamente por el Mesías.
 
 
2. Los evangelios apócrifos son todos tardíos; por tanto y a priori son dependientes de los canónicos y estos, a su vez, del marco general de  la teología paulina. Y los evangelios apócrifos gnósticos van por su cuenta. Normalmente tratan del Resucitado y su trato con discípulos/as después de la resurrección.  Y la noción de que Jesús resucitó y fue elevado a la diestra de Dios es común a judeocristianos y paulinos.
 
 
3.  La teología petrina es esencialmente la del judeocristianismo, quizás con una  determinada y tímida apertura a la misión a los paganos. En el Blog he escrito varias postales sobre esta “teología del judeocristianismo”. Utilice, por favor, el buscador y encontrará el resumen.
 
http://mynorte.com/cristoria   http://mynorte.com/cristoria/pyr.htlm
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
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Domingo, 9 de Septiembre 2018
Friedrich Nietzsche y el Pablo de Tarso verdadero. “Compartir” (268) de 6 de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
  
Foto: Friedrich Nietzsche
 
 
PREGUNTA:
 
 Usted como conocedor de Pablo de Tarso y del cristianismo primitivo ¿Cómo considera la valoración que hace de él Friedrich Nietzsche, sobre todo a la luz de su obra "El Anticristo?
 
 
Esto lo pregunto porque estaba leyendo la obra de Hans Küng "Grandes Pensadores Cristianos" y él hace una contraposición entre lo que podríamos  llamar el verdadero Pablo de Tarso y la crítica que le hace Nietzsche. Pero desde luego, Küng, aunque muy encumbrado pensador, sigue siendo teólogo y esta situación podría, a mi parecer, sesgar de alguna manera su visión. Por eso me gustaría conocerla de usted que conoce a Pablo desde una visión histórico -crítico que no necesita preocuparse  en sostener  posiciones dogmáticas.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Ante todo, y para que se enteren todos bien, transcribo los dos o tres párrafos en los que, si no me equivoco, Nietzsche critica expresamente a Pablo entre un magma grande de críticas a los evangelios y al cristianismo primitivo en general. Son los siguientes:
 
 
Cap. 42   
 
 
A la buena nueva siguió de cerca la pésima nueva: la de Pablo. En Pablo se encarna el tipo opuesto al de buen mensajero, el genio del odio, de la inexorable lógica del odio. ¿Qué ha sacrificado al odio este disangelista? Ante todo, el redentor: le clavó en la cruz. La vida, el ejemplo, la doctrina, la muerte, el sentido y el derecho de todo el Evangelio, nada existió ya cuando este monedero falso, movido por el odio, comprendió qué era lo que únicamente necesitaba. ¡No la realidad, no la verdad histórica! Y una vez más el instinto sacerdotal de los hebreos cometió el mismo gran delito contra la Historia: borró simplemente el ayer, el antes de ayer del cristianismo: inventó por si una historia del primer cristianismo. Aún más: fabricó una vez más la historia de Israel, para que apareciera como la prehistoria de su obra: todos los profetas pan hablado de ese redentor... La Iglesia falsificó más tarde hasta la historia de la Humanidad, haciendo de ella la prehistoria del cristianismo... El tipo del redentor, su doctrina, su práctica, su muerte, el sentido de la muerte, hasta lo que sucede después de la muerte, nada permaneció intacto, nada permaneció ni siquiera semejante a la realidad.
 
 
Lo que hizo Pablo fue simplemente transferir el centro de gravedad de toda aquella existencia detrás de tal existencia, en la mentira del Jesús resucitado. En el fondo, tuvo necesidad de la muerte en la Cruz y de algo más... Crecer sincero a Pablo, que tenía su patria en la sede principal de la luminosa filosofía estoica, cuando con una alucinación se dispone la prueba de la supervivencia del redentor, o bien prestar fe a su relación de haber él mismo tenido esta alucinación, sería, por parte de un filósofo, una verdadera necedad: Pablo quiere el fin, por consiguiente, quiere los medios... Lo que él mismo no creía, lo creyeron los idiotas entre los cuales sembró él su doctrina. Su necesidad era el poder: con Pablo, el sacerdote quiere una vez más el poder; sólo podía servirse de ideas, teorías, símbolos con los que se tiraniza a las masas y se forman los rebaños. ¿Qué es lo que Mahoma únicamente tomó a préstamo, más tarde, del cristianismo? La invención de Pablo, su medio para llegar a la tiranía del sacerdote: la creencia en la inmortalidad, o sea la doctrina del juicio... 
 
 
Cap. 43   
 
 
Si se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el más allá – en la nada –, se ha arrebatado el centro de gravedad a la vida en general. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda razón, toda naturaleza en el instinto; todo lo que en los instintos es benéfico, favorable a la vida; todo lo que garantiza el porvenir despierta desde entonces desconfianza. Vivir de modo que la vida no tenga ningún sentido, es ahora el sentido de la vida... ¿A qué fin solidaridad, a qué fin gratitud por el origen y por los antepasados, a que fin colaborar con confianza, promover y proponerse un bien común?... 
 
 
Cap. 47 
 
 
Lo que nos distingue no es el hecho de que no encontramos a Dios ni en la historia, ni en la naturaleza, ni detrás de la naturaleza, sino el hecho de que consideramos lo que se oculta bajo el nombre de Dios, no como divino, sino como miserable, absurdo, nocivo; no sólo como error, sino como delito contra la vida... Nosotros negamos a Dios en cuanto Dios... Si se nos demostrase este Dios de los cristianos, creeríamos aún menos en él. Para expresarnos con una fórmula: Deus, qualem Paulus creavit, dei negatio. Una religión como el cristianismo, que en ningún punto se encuentra en contacto con la realidad, que se quiebra en cuanto la verdad adquiere sus derechos aun en un solo punto, debe naturalmente ser enemiga mortal de la sabiduría del mundo, o sea de la ciencia; debe aprobar todos los medios con que la disciplina del espíritu, la pureza y la serenidad en los casos de conciencia del espíritu, la noble frialdad y libertad del espíritu pueden ser envenenadas, calumniadas, difamadas. La fe como imperativo es el veto contra la ciencia; en la práctica es la mentira a toda costa... Pablo comprendió que la mentira – que la fe – es necesaria; a su vez la Iglesia, más tarde, comprendió a Pablo. Aquel Dios que Pablo se inventó, un Dios que desacredita la sabiduría del mundo (o en sentido estricto, los dos grandes adversarios de toda superstición: la filología y la medicina), no es en realidad mas que la resuelta decisión de Pablo de llamar Dios a su propia voluntad, la Thora; esto es Judaico, Pablo quiere desacreditar la sabiduría del mundo: sus enemigos son los buenos filólogos y los médicos de la escuela alejandrina; a éstos les hace la guerra. En realidad, no se es filólogo y médico sin ser al mismo tiempo anticristiano. Porque en calidad de filólogos se mira detrás de los libros santos, y en calidad de médicos sé ve detrás del cristiano típico la degeneración psicológica. El médico dice: Incurable; el filólogo dice: Charlatanería.  
 
 
Cap. 62 
 
Con esto he llegado al fin y expreso mi juicio. Yo condeno el cristianismo, yo elevo contra la Iglesia cristiana la más terrible de todas las acusaciones que jamás lanzó un acusador. Para mi, es la más grande de todas las corrupciones imaginables, tuvo la voluntad de la última corrupción imaginable.    
 
 
Y ahora mi respuesta en sí
 
 
A la luz de estos textos, puedo ya responder:
 
 
A) Tiene razón Hans Küng que entre la intelección de Pablo por parte de Nietzsche, y algunos que otros miembros de la ilustración radical alemana, y la que tenemos hoy de este personaje, o incluso la que han mantenido grandes teólogos hasta 1970, hay un mundo. Se está en dos estratos muy deferentes de pensamiento, y apenas hay nivel igual para mantener una discusión: son intelecciones radicalmente distintas. Y Nietzsche no entiende  Pablo de una manera historicista, sino que hace sobre él una proyección del cristianismo en su conjunto.
 
 
 
B) Pero, además, como escribo en mi obra “Guía para entender a Pablo”, Trotta, Madrid 2015, desde más/menos 1970 se han renovado profundamente los estudios sobre Pablo, lo que supone que ahora lo vemos con mucho mayor claridad no como un pensador meramente “cristiano” (¡ni siquiera había cristianismo en el momento en el que escribe sus cartas!), sino con un pensador judío de su época. Además yo insisto continuamente y obtengo las consecuencias en que Pablo es un pensador judío, sí, pero a la vez profundamente helénico, cosa que olvidan algunos investigadores judíos sobre el Apóstol en la actualidad.
 
 
 
C) Ahora bien, Küng no está en está en la onda presente, sino que  critica a Nietzsche desde unas perspectivas que también están un tanto sobrepasadas por la investigación actual. Hay que repensar de nuevo el pensamiento de Pablo y consecuentemente criticar a Nietzsche desde otra perspectiva. Y eso no está hecho.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Jueves, 6 de Septiembre 2018
La lengua en la que se escribieron los Evangelios. “Compartir” (267) de 4   de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: “El Trono maldito”
 
 
PREGUNTA:
 
 
Según tengo entendido --por sus escritos, entre otros-- se cree que la lengua en la que se escribieron los evangelios es el griego (la famosa koiné). Me parece que el indicio más serio es que los evangelistas (no recuerdo si todos) cometen errores que proceden de la Septuaginta y si leían la Biblia en griego es de suponer que también esta era su lengua de escritura. Pero no estoy seguro si existe otro indicio que sea significativo en el mismo sentido. ¿Puede aclararme la duda?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
No es una "creencia"; es absoluta certeza, evidente y filológica. Es puro griego con semitismos; no son errores, sino imitación; en el caso de Marcos. Y no es griego de traducción. Por favor, para "indicios" lea el capítulo dedicado a este tema en mi libro,  con Jesús Peláez, "El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos", Córdoba el Almendro, 1996. Es un capítulo largo y muy documentado. La editorial Herder de Barcelona está procediendo a su reedición en castellano (también hay versión inglesa). A pesar de lo que crea la gente ningún evangelio se escribió en arameo, la lengua materna de Jesús. Los evangelios son el producto de un judeocristianismo que pronto se convertirá en cristianismo a secas y van dirigidos al mundo de los que hablaban griego. Un evangelio en arameo no tenía perspectivas de éxito, porque los judíos no creían de ningún modo que Jesús era el mesías.
 
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
Saludos profesor, le escribo con el ánimo de no entorpecer su trabajo, mi más sincero saludo. Me gustaría hacerle una pregunta. Teniendo en cuenta las siguientes premisas:
 
a) Moisés fue un caudillo que guio a Israel como profeta de los padres.
 
b) Moisés tenía un nombre egipcio.
 
c)Venía posiblemente de Madián.
 
d) Vivió en el siglo XII a.C.,
 
¿en qué idioma estarían escritas las tablas de la ley? Asumiendo que existieran. ¿Paleo-hebreo? ¿Egipcio?
 
Otra pregunta: ¿Me recomienda la novela de la editorial Planeta “El trono maldito?”.
 
 
Muchas gracias de antemano y un cordial saludo. Le deseo mucha salud y fuerza. Bendiciones.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
1. En primer lugar: confirmo que todo el relato sobre Moisés es radicalmente mítico y que no podemos saber en absoluto si hay dentro alguna brizna siquiera de dato histórico. Siendo esto así, la pregunta se resuelve o responde por sí sola. Pero la Biblia da a entender que fue en hebreo, naturalmente, porque para los judíos es doctrina tradicional y asentada que el hebreo fue el idioma de la creación (y así lo dicen diversos escritos judíos de la llamada “Época del Segundo Templo” (480 a. C. hasta 70 d. C.), y que Dios, cuando tiene un ratito libre, se dedica a estudiar la ley de Moisés, escrita en hebreo.
 
 
 
 
2. ¡Vaya pregunta la suya, muy comprometida para mí,  respecto a “El Trono Maldito”! ¿Cómo no voy a recomendarla si es una novela histórica que he escrito yo, junto con J. L. Corral? Si puede, pregunte a  alguno que la haya leído y que le un consejo más objetivo que el mío.
 
 
Pero, como me lo pregunta a mí, le diré que, además de pasárselo muy bien, pues es una novela de aventuras y de amores, aprenderá mucho sobre Israel del siglo I y sobre Jesús como personaje histórico que vivió en la Palestina del convulso e interesante siglo I dominada por los romanos.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Martes, 4 de Septiembre 2018
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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