CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Friedrich Nietzsche y el Pablo de Tarso verdadero. “Compartir” (268) de 6 de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
  
Foto: Friedrich Nietzsche
 
 
PREGUNTA:
 
 Usted como conocedor de Pablo de Tarso y del cristianismo primitivo ¿Cómo considera la valoración que hace de él Friedrich Nietzsche, sobre todo a la luz de su obra "El Anticristo?
 
 
Esto lo pregunto porque estaba leyendo la obra de Hans Küng "Grandes Pensadores Cristianos" y él hace una contraposición entre lo que podríamos  llamar el verdadero Pablo de Tarso y la crítica que le hace Nietzsche. Pero desde luego, Küng, aunque muy encumbrado pensador, sigue siendo teólogo y esta situación podría, a mi parecer, sesgar de alguna manera su visión. Por eso me gustaría conocerla de usted que conoce a Pablo desde una visión histórico -crítico que no necesita preocuparse  en sostener  posiciones dogmáticas.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Ante todo, y para que se enteren todos bien, transcribo los dos o tres párrafos en los que, si no me equivoco, Nietzsche critica expresamente a Pablo entre un magma grande de críticas a los evangelios y al cristianismo primitivo en general. Son los siguientes:
 
 
Cap. 42   
 
 
A la buena nueva siguió de cerca la pésima nueva: la de Pablo. En Pablo se encarna el tipo opuesto al de buen mensajero, el genio del odio, de la inexorable lógica del odio. ¿Qué ha sacrificado al odio este disangelista? Ante todo, el redentor: le clavó en la cruz. La vida, el ejemplo, la doctrina, la muerte, el sentido y el derecho de todo el Evangelio, nada existió ya cuando este monedero falso, movido por el odio, comprendió qué era lo que únicamente necesitaba. ¡No la realidad, no la verdad histórica! Y una vez más el instinto sacerdotal de los hebreos cometió el mismo gran delito contra la Historia: borró simplemente el ayer, el antes de ayer del cristianismo: inventó por si una historia del primer cristianismo. Aún más: fabricó una vez más la historia de Israel, para que apareciera como la prehistoria de su obra: todos los profetas pan hablado de ese redentor... La Iglesia falsificó más tarde hasta la historia de la Humanidad, haciendo de ella la prehistoria del cristianismo... El tipo del redentor, su doctrina, su práctica, su muerte, el sentido de la muerte, hasta lo que sucede después de la muerte, nada permaneció intacto, nada permaneció ni siquiera semejante a la realidad.
 
 
Lo que hizo Pablo fue simplemente transferir el centro de gravedad de toda aquella existencia detrás de tal existencia, en la mentira del Jesús resucitado. En el fondo, tuvo necesidad de la muerte en la Cruz y de algo más... Crecer sincero a Pablo, que tenía su patria en la sede principal de la luminosa filosofía estoica, cuando con una alucinación se dispone la prueba de la supervivencia del redentor, o bien prestar fe a su relación de haber él mismo tenido esta alucinación, sería, por parte de un filósofo, una verdadera necedad: Pablo quiere el fin, por consiguiente, quiere los medios... Lo que él mismo no creía, lo creyeron los idiotas entre los cuales sembró él su doctrina. Su necesidad era el poder: con Pablo, el sacerdote quiere una vez más el poder; sólo podía servirse de ideas, teorías, símbolos con los que se tiraniza a las masas y se forman los rebaños. ¿Qué es lo que Mahoma únicamente tomó a préstamo, más tarde, del cristianismo? La invención de Pablo, su medio para llegar a la tiranía del sacerdote: la creencia en la inmortalidad, o sea la doctrina del juicio... 
 
 
Cap. 43   
 
 
Si se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el más allá – en la nada –, se ha arrebatado el centro de gravedad a la vida en general. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda razón, toda naturaleza en el instinto; todo lo que en los instintos es benéfico, favorable a la vida; todo lo que garantiza el porvenir despierta desde entonces desconfianza. Vivir de modo que la vida no tenga ningún sentido, es ahora el sentido de la vida... ¿A qué fin solidaridad, a qué fin gratitud por el origen y por los antepasados, a que fin colaborar con confianza, promover y proponerse un bien común?... 
 
 
Cap. 47 
 
 
Lo que nos distingue no es el hecho de que no encontramos a Dios ni en la historia, ni en la naturaleza, ni detrás de la naturaleza, sino el hecho de que consideramos lo que se oculta bajo el nombre de Dios, no como divino, sino como miserable, absurdo, nocivo; no sólo como error, sino como delito contra la vida... Nosotros negamos a Dios en cuanto Dios... Si se nos demostrase este Dios de los cristianos, creeríamos aún menos en él. Para expresarnos con una fórmula: Deus, qualem Paulus creavit, dei negatio. Una religión como el cristianismo, que en ningún punto se encuentra en contacto con la realidad, que se quiebra en cuanto la verdad adquiere sus derechos aun en un solo punto, debe naturalmente ser enemiga mortal de la sabiduría del mundo, o sea de la ciencia; debe aprobar todos los medios con que la disciplina del espíritu, la pureza y la serenidad en los casos de conciencia del espíritu, la noble frialdad y libertad del espíritu pueden ser envenenadas, calumniadas, difamadas. La fe como imperativo es el veto contra la ciencia; en la práctica es la mentira a toda costa... Pablo comprendió que la mentira – que la fe – es necesaria; a su vez la Iglesia, más tarde, comprendió a Pablo. Aquel Dios que Pablo se inventó, un Dios que desacredita la sabiduría del mundo (o en sentido estricto, los dos grandes adversarios de toda superstición: la filología y la medicina), no es en realidad mas que la resuelta decisión de Pablo de llamar Dios a su propia voluntad, la Thora; esto es Judaico, Pablo quiere desacreditar la sabiduría del mundo: sus enemigos son los buenos filólogos y los médicos de la escuela alejandrina; a éstos les hace la guerra. En realidad, no se es filólogo y médico sin ser al mismo tiempo anticristiano. Porque en calidad de filólogos se mira detrás de los libros santos, y en calidad de médicos sé ve detrás del cristiano típico la degeneración psicológica. El médico dice: Incurable; el filólogo dice: Charlatanería.  
 
 
Cap. 62 
 
Con esto he llegado al fin y expreso mi juicio. Yo condeno el cristianismo, yo elevo contra la Iglesia cristiana la más terrible de todas las acusaciones que jamás lanzó un acusador. Para mi, es la más grande de todas las corrupciones imaginables, tuvo la voluntad de la última corrupción imaginable.    
 
 
Y ahora mi respuesta en sí
 
 
A la luz de estos textos, puedo ya responder:
 
 
A) Tiene razón Hans Küng que entre la intelección de Pablo por parte de Nietzsche, y algunos que otros miembros de la ilustración radical alemana, y la que tenemos hoy de este personaje, o incluso la que han mantenido grandes teólogos hasta 1970, hay un mundo. Se está en dos estratos muy deferentes de pensamiento, y apenas hay nivel igual para mantener una discusión: son intelecciones radicalmente distintas. Y Nietzsche no entiende  Pablo de una manera historicista, sino que hace sobre él una proyección del cristianismo en su conjunto.
 
 
 
B) Pero, además, como escribo en mi obra “Guía para entender a Pablo”, Trotta, Madrid 2015, desde más/menos 1970 se han renovado profundamente los estudios sobre Pablo, lo que supone que ahora lo vemos con mucho mayor claridad no como un pensador meramente “cristiano” (¡ni siquiera había cristianismo en el momento en el que escribe sus cartas!), sino con un pensador judío de su época. Además yo insisto continuamente y obtengo las consecuencias en que Pablo es un pensador judío, sí, pero a la vez profundamente helénico, cosa que olvidan algunos investigadores judíos sobre el Apóstol en la actualidad.
 
 
 
C) Ahora bien, Küng no está en está en la onda presente, sino que  critica a Nietzsche desde unas perspectivas que también están un tanto sobrepasadas por la investigación actual. Hay que repensar de nuevo el pensamiento de Pablo y consecuentemente criticar a Nietzsche desde otra perspectiva. Y eso no está hecho.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Jueves, 6 de Septiembre 2018
La lengua en la que se escribieron los Evangelios. “Compartir” (267) de 4   de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: “El Trono maldito”
 
 
PREGUNTA:
 
 
Según tengo entendido --por sus escritos, entre otros-- se cree que la lengua en la que se escribieron los evangelios es el griego (la famosa koiné). Me parece que el indicio más serio es que los evangelistas (no recuerdo si todos) cometen errores que proceden de la Septuaginta y si leían la Biblia en griego es de suponer que también esta era su lengua de escritura. Pero no estoy seguro si existe otro indicio que sea significativo en el mismo sentido. ¿Puede aclararme la duda?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
No es una "creencia"; es absoluta certeza, evidente y filológica. Es puro griego con semitismos; no son errores, sino imitación; en el caso de Marcos. Y no es griego de traducción. Por favor, para "indicios" lea el capítulo dedicado a este tema en mi libro,  con Jesús Peláez, "El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos", Córdoba el Almendro, 1996. Es un capítulo largo y muy documentado. La editorial Herder de Barcelona está procediendo a su reedición en castellano (también hay versión inglesa). A pesar de lo que crea la gente ningún evangelio se escribió en arameo, la lengua materna de Jesús. Los evangelios son el producto de un judeocristianismo que pronto se convertirá en cristianismo a secas y van dirigidos al mundo de los que hablaban griego. Un evangelio en arameo no tenía perspectivas de éxito, porque los judíos no creían de ningún modo que Jesús era el mesías.
 
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
Saludos profesor, le escribo con el ánimo de no entorpecer su trabajo, mi más sincero saludo. Me gustaría hacerle una pregunta. Teniendo en cuenta las siguientes premisas:
 
a) Moisés fue un caudillo que guio a Israel como profeta de los padres.
 
b) Moisés tenía un nombre egipcio.
 
c)Venía posiblemente de Madián.
 
d) Vivió en el siglo XII a.C.,
 
¿en qué idioma estarían escritas las tablas de la ley? Asumiendo que existieran. ¿Paleo-hebreo? ¿Egipcio?
 
Otra pregunta: ¿Me recomienda la novela de la editorial Planeta “El trono maldito?”.
 
 
Muchas gracias de antemano y un cordial saludo. Le deseo mucha salud y fuerza. Bendiciones.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
1. En primer lugar: confirmo que todo el relato sobre Moisés es radicalmente mítico y que no podemos saber en absoluto si hay dentro alguna brizna siquiera de dato histórico. Siendo esto así, la pregunta se resuelve o responde por sí sola. Pero la Biblia da a entender que fue en hebreo, naturalmente, porque para los judíos es doctrina tradicional y asentada que el hebreo fue el idioma de la creación (y así lo dicen diversos escritos judíos de la llamada “Época del Segundo Templo” (480 a. C. hasta 70 d. C.), y que Dios, cuando tiene un ratito libre, se dedica a estudiar la ley de Moisés, escrita en hebreo.
 
 
 
 
2. ¡Vaya pregunta la suya, muy comprometida para mí,  respecto a “El Trono Maldito”! ¿Cómo no voy a recomendarla si es una novela histórica que he escrito yo, junto con J. L. Corral? Si puede, pregunte a  alguno que la haya leído y que le un consejo más objetivo que el mío.
 
 
Pero, como me lo pregunta a mí, le diré que, además de pasárselo muy bien, pues es una novela de aventuras y de amores, aprenderá mucho sobre Israel del siglo I y sobre Jesús como personaje histórico que vivió en la Palestina del convulso e interesante siglo I dominada por los romanos.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Martes, 4 de Septiembre 2018
Jesús y la predicación de la parusía. “Compartir” (266) de  2  de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto:  “Guía para entender el Nuevo Testamento”
 
 
Después de unos días de ajetreo estival, se recupera un tanto la rutina. Continúo con la publicación de las preguntas que me han sido formulados en los dos últimos años, desde que en 2016, entregado el borrador a la editorial Trotta de la edición del Nuevo Testamento, desde el punto de vista puramente histórico, hubo que rehacer un tercio de la obra por el descontento de Fernando Bermejo. Toda su tarea, que era aproximadamente un tercio, ha sido rehecha por mí y por Gonzalo Fontana, Profesor Titular de la Universidad de Zaragoza. Yo me he encargado de Lucas, Hechos, Hebreos, Apocalipsis /Revelación); y el Dr. Fontana, del corpus johánico (Evangelio de Juan, Cartas 1.2.3 de Juan) La refección no ha terminado aún, pero falta poco. Y luego hay que editar de nuevo toda la obra para entregarla a la Editorial Trotta y ésta a la imprenta… ¡y son muchísimos folios! Esa refección es difícil, porque no puede repetirse nada de lo que había sido entregado anteriormente por el Dr. Bermejo; ha de ser una obra totalmente personal y diferente; verdaderamente distinta.
 
 
Durante ese tiempo, y a pesar de mis súplicas, he continuado recibiendo preguntas y preguntas. He contestado por correo lo que he podido, y lo que me era más fácil, porque se trataba de responder muchas veces con argumentos de obras mías, ya publicadas, o remitir a ellas. Aunque les cueste creerlo, las preguntas respondidas y sin responder que he copiado en un archivo ocupan casi los 700 folios. De ahí voy sacando las preguntas privadamente respondidas.
 
 
Y aquí va una:
 
 
PREGUNTA:
 
 
Mi primera duda es sobre Jesús y la predicación de la parusía. He leído su libro "Guía para leer el Nuevo Testamento" y escuchado sus conferencias por internet. Siguiendo sus consejos he vuelto a leer detenidamente los textos sagrados (en mi edición del colegio de Ed. Paulinas. 1969). Según Ud. el reino de Dios predicado por Jesús era inminente y terrenal (yo también así lo creí cuando era niña). Mi duda es ¿Realmente Jesús predicó semejante idea? Entiendo que es la base del cristianismo, pero ahora que ya soy adulta me cuesta creer que una persona por muy religiosa que fuera, se vea tan capacitado para "saber" y difundir, una idea tan trascendente que incluso le llevara a la muerte. Un reino que además no llegó (de inminente, nada de nada).  Y que a pesar de su fracaso y su muerte sus seguidores siguieran defendiéndolo, cada cual a su manera,... y que a la larga dieran origen a una religión cuyos fundamentos ideológicos son más que cuestionables. Por muy extraordinario que fuera Jesús (al parecer fue un líder carismático y un sanador) ¿Cómo pudo defender semejante sueño? ¿Fue un visionario? Me gustaría conocer su opinión.
 
Estas nuevas lecturas realizadas, entre ellas la mencionada “Guía del Nuevo Testamento”, me han dejado, como poco, muy perpleja. En el nuevo Testamento se dicen muchas cosas y algunas ideas o conceptos contradictorios entre sí que me han hecho ver las escrituras de otra manera, y claro, yo también puedo sacar mis propias conclusiones que pueden ser erróneas.
 
La segunda duda es sobre la predicación a los gentiles. Siguiendo sus indicaciones, en la otra “Guía”, la de Pablo, he contrastado la lectura de los Hechos  con las cartas de Pablo. He interpretado que la comunidad de seguidores de Jesús en Jerusalén  pasaba apuros económicos, ya que no en balde, sus fieles vendieron sus propiedades  y, probablemente sus negocios, con la idea de "Dios nos proveerá" (Act. 4,32-5,3) y que sería por poco tiempo, pero no fue así. De manera que leo una constante petición de caridad (pidiendo dinero) en las cartas de Pablo a las ciudades helenas y helenísticas para ayudar a los hermanos de Israel (1 Cor. 16; Flp. 4, 14-19; Rom. 15, 25-27...).
 
 Pablo insiste mucho en sus epístolas (parece que es una de las bases de predicación) en la importancia de las obras para la salvación y que la primera virtud es la caridad (1 Cor. 13). Y que en el Concilio de Jerusalén,  Pablo se dedicaría a predicar a los no circuncisos  "con tal que nos acordásemos de los pobres" (Gal. 2-10). Es decir mi idea es que debido a las necesidades económicas que se encontraban y los problemas que las instituciones religiosas judías les ponían, tuvieron que mandar a Pablo, o más bien éste se propuso voluntariamente, a buscar comunidades más "libres" o abiertas ideológicamente y solventes para sufragar al núcleo de Israel aunque fueran gentiles. ¿Es correcta esta interpretación? 
Agradezco de antemano su interés. Muchísimas gracias por su trabajo y por la difusión que hace del mismo.
Respuesta:
 
Siento no poder extenderme, pues estoy agobiadísimo de trabajo.
 
1 Lo que Jesús defendió sobre el reino de Dios es el mismo mito religioso literario que proclamaron todos los profetas de la Biblia hebrea.  Si tiene tiempo, vea en el libro sobre Pablo que indica, la sección sobre la teología de la restauración de Israel. Ahí respondo a su pregunta. Jesús fue un visionario y un ´pensador apocalíptico, que se creyó profeta llamado por Dios a anunciar el reino de Dios, cuya imagen global está como digo en lo los cristianos llaman Antiguo Testamento.
 
2. Igualmente su pregunta segunda está respondidísima en el libro mencionado (“Guís psr entender a Pablo; Trotta y que Usted ya conoce). Pablo se creyó un profeta como Jeremías e Isaías llamado por Dios para que los gentiles que quisieran se incorporaran al nuevo Israel mesiánico y se salvaron. No lo mandó la comunidad de Jerusalén a recaudar dinero, sino que tuvo su teología propia que también le impulsó a hacerlo.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Domingo, 2 de Septiembre 2018
La opinión confesional acerca de la investigación del cristianismo primitivo. “Compartir” (265) de 27 de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Hay un lector y preguntante del Blog y FBook que se queja de que él no dispone de los medios que yo tengo para publicar sus refutaciones a mis ideas. Por este motivo publico su carta y que cada lector piense lo que quiera. Intento ser lo más imparcial posible y no ser impositivo, pero, por lo visto, no lo logro. Consideraré más adelante si hago un comentario a este correo o bien dejaré que hable por sí mismo. A lo largo de años habré respondido a unas 15 preguntas, o más, de este lector. Si todo el mundo obrara como él, no podría seguir trabajando. Me tendría que dedicar solo al correo.
 
Foto: Pintura mural antigua proporcionada por la Asociación española de Investigación sobre las mujeres.
 
Estimado Señor:
 
El 6 de junio del año pasado le envié un mail expresándole que desde los años 80 he venido leyendo artículos suyos sobre diversos temas relacionados con el cristianismo primitivo, y le pregunté: "¿Usted es cristiano católico?", y usted me contestó: "Soy cristiano cultural. Filólogo, racionalista, escéptico y agnóstico. Pero muy respetuoso", calificación personal que también publicó en alguno de sus artículos.
 
 
Después de tanto tiempo, creo que ya es hora de expresarle realmente lo que pienso de usted, pues lo he estado evaluando a través de muchas preguntas que le he enviado vía mail (varias respondidas lacónicamente y otras sin contestar) y mediante los innumerables artículos y respuestas suyas a cientos de personas que buscan su "sabiduría". En todas esa fuentes, usted realmente demuestra que es un “cristiano” cultural, de lo cual yo entiendo que usted, Sr. Piñero, busca al Dios que quiere, en lugar del Dios que es. Su entendimiento y concepción de Dios es superficial, lo que le da la libertad para pensar y hacer lo que usted quiera, sin consideración ni respeto alguno al Creador y a quienes creemos en Él en forma absoluta, sin relativismo como el suyo. Sus convicciones no son espirituales, sino racionales y vacías, sin profundidad, cercanas al ateísmo. El Dios judío-cristiano que usted concibe es relativo, en lugar de un  Dios existente y absoluto. Es triste leer sus comentarios tan vacíos, tan fríos, tan llenos de amargura.
 
 
Hace más de 30 años vengo esperando para decirle que usted es un perfecto ignorante en materia de conocimiento historiográfico de la historia del cristianismo primitivo: en sus artículos y respuestas de los ignorantes que les escriben usted demuestra un tremendo desconocimiento, falta de comprensión de las Escrituras, ignorancia total de la naturaleza de la Biblia y del propósito del ministerio de Jesús; tergiversa los hechos relacionados con la historia de la Iglesia primitiva, con el ministerio de los apóstoles y miente abiertamente, sin mencionar las fuentes. Por ejemplo, usted escribió: “Jesús no fundó de ningún modo una Iglesia como empezó a entenderla ya la comunidad de Mateo hacia el año 90 d. C.”, contradiciendo al propio Jesús que, con autoridad, afirmó: “sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16: 18). ¿Usted tiene más autoridad que el Mesías? ¿Acaso Mateo escribió lo que quiso escribir? Y, ¿de qué comunidad de Mateo hacia el año 90 está hablando usted? No existe eso, o lo inventó usted u otros intelectuales agnósticos-racionales como usted. Debe saber que Mateo escribió el primer libro del Nuevo Testamento, hacia la cuarta década d.C. (No voy a entregar detalles).  
 
 
Realmente usted es un incompetente, porque ¿cómo un racionalista, escéptico y agnóstico (casi ateo) puede tener la capacidad de comprender la Palabra de Dios? ¿Cómo puede usted afirmar que Pablo creó la “muerte vicaria” de Cristo, si el mismo Jesús expresó que Él vino a dar su vida por la expiación del pecado de la humanidad (Juan 3: 16-17) y el apóstol Pedro manifestó antes que Pablo la naturaleza de la muerte de Cristo (Hechos 2: 36-39). Usted razona sin espíritu, sólo con el cerebro, por lo tanto jamás podrá entender las Escrituras en su verdadera dimensión y vivirá siempre sumido en la ignorancia e incompetencia. Usted no tiene autoridad para escribir respecto de un Ser divino como Jesús ni de la institución que Él creó para quienes creen en la naturaleza de Su misión y buscan hacer la voluntad de Su Padre. Usted nos falta el respeto a quienes creemos en la naturaleza divina de Jesucristo y de los libros del Nuevo Testamento.
Estoy con plena capacidad cognitiva y documental para refutar cada una de sus afirmaciones contradictorias, falacias, tergiversaciones, incomprensiones,  razonamientos  y difamaciones hacia Jesús, los apóstoles y demás autores del Nuevo Testamento. ¡Es aberrante lo que usted hace!
 
 
Lamentablemente no tengo los medios -como usted los tiene- para publicar mis refutaciones  contra sus escritos, pero me conformo con decírselo a usted. Además, no tengo tiempo para escribir un trabajo de decenas de páginas para poner al desnudo sus equivocaciones.
Usted, Sr. Piñero, es peor que el Sr. Conde Torrens, pues éste no sobredimensiona lo que ha hecho a raíz de su desconocimiento del cristianismo primitivo, pero usted ha estudiado ese cristianismo , su historia y sus sagrados escritos, aunque sus conclusiones son erradas. Por ejemplo, ¿cómo puede relacionar al primitivo cristianismo con la comunidad esenia, cuando las diferencias son abismantes entre ambos movimientos del siglo I d.C.
 
 
Deseo terminar mi exposición con las mismas palabras de Pablo que transmití a Conde Torrens: “Quiero terminar este trabajo con unas maravillosas palabras del apóstol Pablo, que jamás un par de paganos podrían haber concebido: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció… Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural (como usted, Sr. Piñero) no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª Corintios 2: 6-14). Por eso usted se equivoca tanto, aunque todos le creen.
Como yo no le creo debo decírselo, pues soy un cristiano que no calla ante el error y la mentira.
 
 
Por último, espero no haberle ofendido con la franqueza que me expresado, y si ha sido así, le pido perdón. Yo sólo he defendido la Verdad de Dios ante el error de sus interpretaciones historiográficas sobre Jesús, los apóstoles, la Iglesia primitiva. Ya han sido siglos en que esa Verdad ha estado oculta producto de la intolerancia católico-ortodoxa-protestante.
Saludos. Mañana descansaré cristianamente en el santo día del Señor, el Sábado, para ser bendecido: “Si retrajeres del día de Sábado tu pie, de hacer tu voluntad en Mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58: 13-14).
 
 
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1ª Corintios 1:19)



Si lo desea, no conteste este mail.
 
Ha concluido mi comunicación con usted.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Lunes, 27 de Agosto 2018
El Jesús histórico y el paraíso terrenal y el ultramundano. “Compartir” (264) de 23  de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
 
Foto: Paraíso terrenal
 
 
 
Pregunta:
 
 
En Lucas 23,43, ¿qué significan las palabras de Jesús al ladrón (“Y le dijo: en verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”) O, en caso de que se trate de un pasaje redaccional, no tradicional y antiguo, sino compuesto por el evangelista, ¿qué quiso decir el evangelista, teniendo en cuenta la idea que los primeros cristianos tenían del paraíso?
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
Este es un pasaje que solo está en Lucas. Ya eso basta para negarle la historicidad por falta de atestiguación múltiple. Además pienso que es con toda seguridad no histórico, es decir, no pertenece a los dichos aceptados por el consenso de los investigadores como auténticamente provenientes del Jesús histórico, pues supone una teología muy avanzada, postpascual, sobre la figura y naturaleza del Jesús; es teología cristiana en suma y no jesuánica.
 
El "hoy" indica, según Lucas o su fuente, que la resurrección / exaltación  / elevación de Jesús no se hace a los tres días cuando resucite su cuerpo, sino tras el momento mismo de su muerte. Probablemente esta exaltación, aún sin cuerpo, era la doctrina primitiva judeocristiana.
 
 
Y supongo que Usted pregunta qué significa estrictamente “paraíso”. Pues también estrictamente hablando no lo sabemos, porque los judíos son muy parcos en las descripciones del cielo. Según el Jesús de la historia estimo que el paraíso del mundo futuro, al menos en una primera fase era muy parecido al paraíso terrenal. Los apocalípticos creen que el final sería como el principio.
 
Luego terminado el tiempo del paraíso del reino de Dios en la tierra, se abriría el paraíso ultramundano. En efecto,  se supone que para un escritor tardío como Lucas, de teología paulina en lo básico, el paraíso/reino de Dios es ultramundano y su característica principal es “estar siempre con el Señor”, como dice Pablo –sin precisar más– en 1 Tes 4,17. Y nos imaginamos que es la suma de todas las felicidades que puede tener un ser humano completo, con alma y cuerpo espiritualizado (1 Cor 15,44). En síntesis: con los pocos mimbres que poseemos nos tenemos que imaginar por nuestra cuenta qué es exactamente el paraíso. Y ojo con las ideas de Lucas: hay comentaristas que piensan que, según, Lc 20,24:27
 
24Les dijo Jesús:
–¿No os equivocáis por no conocer las Escrituras ni la fuerza de Dios? 25Pues cuando resuciten los muertos ni se casarán ellos ni ellas serán dadas en matrimonio, sino que serán como ángeles en los cielos. 26Pero sobre los muertos que resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios desde la zarza diciéndole: «Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?» 27No es Dios de muertos sino de vivos; os equivocáis totalmente,
 
La comunidad a la que él pertenecía era “encratita”, es decir, era contratria al matrimonio, y estaba compuesta por algunos que pretendían ya en este mundo vivir sin sexo, como ángeles. En este caso, el paraíso terrenal de Lucas en concreto (que se reproduciría en el paraíso apocalíptico, escatológico, futuro), sería muy consecuente: no habría sexo, porque este viene solo después del pecado de Adán. Antes ni siquiera sabían que estaba desnudos (Gn 3,7).

Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
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Jueves, 23 de Agosto 2018
¿ De dónde proviene a idea de morir por los pecados de los hombres para así redimir?  “Compartir” (263) de 21  de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero

PREGUNTA:
 
 
Mi consulta: ¿De dónde proviene a idea de morir por los pecados de los hombres para así redimir, salvar a la humanidad? De antemano, muchas gracias.
 
 
RESPUESTA:
 
Esta idea es paulina y no tiene nada que ver con el Jesús histórico.
 
 
Creo que esta pregunta está respondida en el libro que vuelvo a citar. He escrito en mi “Guía para entender a Pablo de Tarso”, Trotta, Madrid, 2015, p. 118, lo siguiente:
 
 
Comentario a 1 Tesalonicenses 5,10: murió por nosotros: “morir por otro” significa morir en favor de otro y en sustitución del otro, para que no muera quien debería morir. Esta fórmula, típicamente griega, no se encuentra en la Biblia, incluidos los deuterocanónicos, pero sí en Pablo, donde es frecuente. Se suele aducir como ejemplo, típico y único, 2 Macabeos 6,28; 7,9.37-38. Pero es erróneo: el texto no dice que el anciano Eleazar y los siete hermanos, que mueren atrozmente durante la persecución antijudía de Antíoco IV Epífanes (168 a.C.), lo hicieran en vez de otros o para que otros judíos no murieran, sino “en pro de las leyes patrias”,  “en defensa de las leyes patrias” (griego: hyper tôn nómon, o perì tôn patríon nómon). Lo que Pablo dice es lo que se denomina técnicamente “una muerte vicaria”, es decir, un inocente muere por un culpable de modo que este siga con vida. Pero esta noción de “dar la vida por” no es una invención de Pablo, puesto que es absolutamente normal en el mundo grecorromano (Versnel 2005, 43-55, con múltiples ejemplos).
 
Versnel, H.S, “La muerte de Jesús como acontecimiento de salvación: influencias paganas en la doctrina cristiana”, en E. Muñiz-RESPUESTA Urías (eds.), Del Coliseo al Vaticano. Claves del cristianismo primitivo, Fundación Lara, Sevilla, 2005, 33-56.
 
Y en la p. 123 presento textos en los que Pablo habla de “morir por nosotros, en vez de nosotros”, es decir, muerte vicaria
 
· Cristo nos rescató de la maldición de la Ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que está colgado de un madero (Dt 21,23) (Gál 3,13).
 
· Porque el amor de Cristo nos constriñe convencido de lo siguiente: que si uno murió por todos, ciertamente todos murieron. 15 Y murió por todos, para que quienes viven no vivan ya para sí mismos, sino para aquel que murió y fue resucitado por ellos. 21: Al que no conoció pecado hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuéramos justicia de Dios en él (2 Cor 5,14-15. 21).
 
· En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo oportuno, Cristo murió por los impíos. 7 En verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atreva alguien a morir. 8 Dios presenta sus cartas de recomendación de que nos ama en que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros (Rom 5,6-8).
 
 
 
Y en la p. 126 escribo:
 
Pablo apela sin duda a diferentes imágenes para referirse a la muerte de Cristo como expiación, rescate, alianza nueva, perdón de los pecados, morir por otros. Las imágenes del Templo para explicarlas son abundantes en Pablo. Que él entendiera este conjunto como lo hicieron sus sucesores y sobre todo la iglesia posterior, a saber, como un estricto sacrificio de su cuerpo ofrecido a Dios Padre, no queda del todo claro en el pensamiento paulino, y la razón es porque probablemente da por supuesto y conocido este extremo. Pero el número y peso de los textos que mezclan muerte del Mesías con sangre, rescate, alianza nueva y reconciliación, nos lleva a pensar que su idea acerca de esa muerte fue la de un sacrificio en el que la ira de Dios queda eliminada, por lo que este perdona los pecados de la humanidad.
 
Además, la muerte de Cristo, según Pablo, fue “sustitutoria” o “vicaria” para que no fuera condenada a muerte eterna toda la humanidad. En el mundo grecorromano, de donde está tomada la expresión de muerte vicaria, las metáforas de expiación y rescate están ligadas a la concepción sacrificial. Pablo sintió que no hacía falta explicar más, aunque su concepto de expiación fuera más complejo que el del Levítico. El Apóstol está forjando entre metáforas un nuevo sentido a la muerte del Mesías, hecho que para muchos de sus compatriotas judíos era inexplicable.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

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Martes, 21 de Agosto 2018
El rechazo final del cristianismo a la idea de la reencarnación. “Compartir” (262) de 21 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Cubierta del libro “Reencarnación” de la Editorial Abada, Madrid, 2011.
 
 
 
La última parte de la interesante pregunta sobre la reencarnación que he transcrito en tres partes, puesto que era muy amplia, termina preguntándome “Si estoy de acuerdo” con o que el preguntante ha escrito.
 
 
 
RESPUESTA:
 
 
En líneas generales estoy de acuerdo con Usted. Sólo añadiría: si sus oponentes ideológicos son tan acérrimos defensores de la metempsícosis, que lean, por favor, y se atrevan a discutir, el espléndido tratado “Reencarnación. La transmigración de las almas entre Oriente y Occidente”, obra comunal de diversos autores, la mayoría colegas míos del mismo departamento de Filología Griega y otros del Departamento de Hebreo de la Universidad Complutense de Madrid, editada por A. Bernabé – M. Kahle – M. A. Santamaría, por ABADA Editores, Madrid, 2011. Obra excelente, exhaustiva, digna de atención, que he recomendado varias veces (véase los Índices electrónicos de mi Blog: http://mynorte.com/cristoria  y http://mynorte.com/cristoria/pyr.html
Realizados por mi amigo José García Guillén), que tiene un capítulo expreso sobre la “Doctrina de la transmigración de las almas en el cristianismo primitivo, obra de M. López Salvá y M. Herrero de Jáuregui. Obra, insisto, recomendable en extremo.
 
 
Copio y resumo:
 
 
En conclusión, podemos afirmar:
 
 
a) Que la reflexión de los cristianos sobre la transmigración comienza a tomar auge en el siglo II con el platonismo medio y llega probablemente hasta el siglo VI, cuando se declaró anatema a todo el que defendiera las ideas del Padre de la Iglesia Orígenes que algunos consideraban propicias a admitir la transmigración.
 
 
b) Que la concepción pagana y cristiana del alma tienen ciertos supuestos comunes, como son la dualidad cuerpo/alma, la pervivencia del alma después de la muerte y la creencia en una vida futura bienaventurada.
 
 
c) Que la preexistencia del alma ha sido aceptada por buena parte de los primeros teólogos cristianos, sobre todo por los que estaban más familiarizados con la filosofía de Platón, como Orígenes y los gnósticos, lo que queda de manifiesto tanto en los textos de Nag-Hammadi, como en las referencias que ofrece Ireneo de Lyon. Aparece también en Sinesio de Cirene e incluso asoma en Gregorio de Nazianzo. Esta idea estuvo presente hasta que en el II Concilio de Constantinopla, ya en el siglo VI (553), fueron condenados como anatemas aquellos que la defendieran. Otros autores como Tertuliano y Gregorio de Nisa sostuvieron que cuerpo y alma se originan y se desarrollan simultáneamente.
 
 
d) Que la culpa antecedente del alma antes de haber entrado en cuerpo alguno es otro elemento de la transmigración que comparten cristianismo y paganismo, aunque con diferentes matices: así, la culpa antecedente se debe en el orfismo a la parte titánica (herencia de los Titanes como entidades divinas malvadas) del hombre. Los órficos consideraban las sucesivas reencarnaciones como castigo que purificaba la culpa recibida de los Titanes.
 
 
e) Que el acceso del alma a otros cuerpos no fue en principio extraño al cristianismo primitivo. San Justino, que vivió a principios del siglo II, habla de ello como de algo asumido y considera que las almas humanas que habitan cuerpos de fieras están como castigo en esa cárcel para purgar sus pecados.
 
 
Aparece también esta idea en algunos tratados de Nag-Hamadi, como en la Carta a Regino y en el tratado Exposición sobre el alma. También aparece en el tratado denominado Pistis Sofía. Debió de ser defendida por Basílides y Carpócrates. Parece que el autor del Apocalipsis de Pablo también creía que las almas pecadoras ingresaban en otro cuerpo. Estos textos no fueron admitidos por la Iglesia.
 
 
La Iglesia definió como dogma la resurrección de los muertos en el Concilio de Nicea (325), convocado bajo la égida del Emperador Constantino, y lo codificó en el credo niceno. Precisamente a partir de esa fecha empieza a manejarse el argumento de la resurrección en contra de la transmigración.
 
 
f) Los Padres cristianos admitieron el fuego como elemento purificador, pero no eterno, sino hasta que el alma quedara purificada y en condiciones de restituir en ella la imagen de Dios. Hasta el IV Concilio de Letrán (1215), presidido por el Papa Inocencio III, quien introdujo la práctica de bulas e indulgencias, no se definió como dogma la eternidad del infierno.
 
 
g) La ortodoxia cristiana mostró siempre reticencias, aunque asimilara alguno de sus elementos, frente a la doctrina de la transmigración. Justino pone en boca de su interlocutor Trifón que las almas reencarnadas no son conscientes de que han cambiado de cuerpo como castigo y por tanto la reencarnación se revela ineficaz.
 
 
Orígenes piensa que los que se adhieren a esta doctrina es porque no creen en la parusía y porque no saben que el castigo de los pecados es el fuego y no las sucesivas reencarnaciones. Una de las críticas más generalizadas se dirige a la posibilidad de que un alma humana pudiera reencarnarse en el cuerpo de un animal o incluso en una planta; otra, lo absurdo que sería pensar que de la región celestial el alma cayera a lo más bajo y que, sin embargo, desde lo más bajo se elevara a lo superior.
 
 
h) Entre los Padres latinos fue Tertuliano quien elaboró la más completa refutación de la reencarnación, mientras que entre los Padres griegos fue Gregorio de Nisa el que hizo una crítica más elaborada de la transmigración, sin dejar de lado las más populares. Muestra los puntos comunes entre transmigración y resurrección para pasar a continuación a refutar la reencarnación y a hacer el elogio de la resurrección.
 
 
i) Después del II Concilio de Constantinopla (553), donde se declararon anatemas a quienes sostuvieran la preexistencia del alma, tanto esta doctrina como la de la transmigración y reencarnación dejaron de ser objeto de discusión en la iglesia latina y, en consecuencia, también se acallaron las críticas que se les dirigían. En la iglesia bizantina, en cambio, vivieron, más o menos matizadas, en autores de la talla de Máximo el Confesor, Simeón el Nuevo Teólogo o Gregorio Palamás.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Domingo, 19 de Agosto 2018
 ¿LA FE CRISTIANA CONCILIA BIEN CON LA REENCARNACIÓN? Biblia y reencarnación. “Compartir” (261) de 16 de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
 Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Es la última parte de esta cuestión tan interesante. El preguntante me ha ahorrado el trabajo de reunir los textos
 
 
He aquí, pues, la tercera parte
 
 
¿LA FE CRISTIANA CONCILIA BIEN CON LA REENCARNACIÓN?
 
 
La fe judeocristiana revela al ser humano como un ser único e irrepetible, pero la cristiana en concreto atestigua la resurrección y revela que las personas cuando mueren van al encuentro del Señor; nadie reencarna en otro cuerpo, ni tampoco queda vagando como un espíritu por el mundo (o en otras dimensiones o planetas), según mantienen determinados espiritistas.
 
 
Para la fe cristiana el ser humano tiene un identidad única en cuerpo y alma, y no hay karma, ya que existe el perdón de Dios Padre que salva. Jesús mismo le dice al ladrón en la cruz: «Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.» (Lc. 23, 39). Es decir, encontramos aquí un ladrón sin karmas y reencarnaciones que sólo por arrepentimiento manifestado de corazón ante el Enviado de Dios llega al cielo definitivo.
 
 
     Creer en el amor infinito de un Dios que salva y perdona, parece no admitir la soledad de estar en manos de una ley fría y universal de causa y efecto. Además para una antropología cristiana, la reencarnación banaliza la muerte, el cuerpo y la propia identidad, siendo solo realidades accidentales.
 
 
     La Biblia pone sus acentos de revelación judeocristiana en algo muy distinto a lo que se entiende como reencarnación:
 
 
     «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas por toda la eternidad.» (Daniel 12,2-3).
 
 
     «Al llegar a su último suspiro dijo: Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna.» (2 Macabeos 7,9).
 
 
     «Pues de no esperar que los caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos...» (2 Macabeos 12,44).
 
 
     «Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. A los ojos de los insensatos parecía que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida y su partida de entre nosotros por completa destrucción: pero ellos están en paz.» (Sabiduría, 3,1-3).
 
 
     «Está establecido a los hombres que mueran una sola vez, y luego el juicio...» (Hebreos 9,27)
 
 
     El mismo San Pablo afirma que si Cristo resucitó todos resucitaremos y que la fe cristiana
está apoyada en la resurrección de Cristo (cf. 1 Cor 15). Y al leer este capítulo de la Primera Carta a los Corintios, es evidente que nuestra resurrección es como la de Jesucristo, por lo que hay una vida nueva y definitiva, no un paseo por diferentes cuerpos.
 
     El Catecismo de la Iglesia católica señala al respecto: «En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo: "Deseo partir y estar con Cristo" (Fil 1,23).»
 
     La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. «Cuando ha tenido fin “el único curso de nuestra vida terrena”, ya no volveremos a otras vidas terrenas. Está establecido a los hombres que mueran una sola vez (Heb 9,27). No hay reencarnación después de la muerte.» (CIC 1011-1013 [CIC = Codex Iuris Canonici o Código de Derecho Canónico]).
 
 
     La Iglesia en líneas generales siempre ha mantenido que a la muerte le sigue inmediatamente el juicio, el encuentro con Dios. «Del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado... y que los resucitará en el último día... Creer en la resurrección de los muertos desde sus comienzos es un elemento esencia de la fe cristiana... somos cristianos por creer en ella.» (CIC 989-991)
 
 
     La Iglesia enseña que esta es la única vida terrena decisiva y el destino del hombre se decide irrevocablemente en esta vida.
 
 
     Además, la creencia en la reencarnación parece negar la necesidad de salvación, ya que cada uno se salvaría a sí mismo, en un camino de superación individual de causa-efecto. En cambio en la fe cristiana la doctrina dicta que somos salvados gratuitamente por Dios, que Jesucristo cargó con nuestros pecados y que nos regala su perdón y la vida eterna.
 
 
     Para la fe cristiana queda excluida toda concepción cíclica del mundo, pues el hombre tiene una historia única delante de Dios, porque Dios le ha creado y querido como ser único e irrepetible. La manifestación gloriosa de Jesucristo al final de los tiempos es el punto final de la historia, no hay para esta fe un ciclo interminable de historias.
 
 
     Por lo tanto, yo diría, sin estar seguro al cien por cien, que la reencarnación no es una creencia propiamente judía ni cristiana; incluso, quizás choca con los fundamentos de la doctrina cristiana. Al menos, no parece que la reencarnación tenga nada que ver con el destino que san Agustín, en «La Ciudad de Dios», piensa que le espera al cristiano más allá de la muerte: «Cristo ha muerto una sola vez por nuestros pecados; resucitado de entre los muertos, no muere ya y la muerte no tiene dominio sobre Él. También nosotros después de la resurrección, estaremos siempre con el Señor al que ahora decimos con el salmo: “Tú, Señor, nos guardarás y nos custodiarás desde esta generación eternamente.”».
 
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Jueves, 16 de Agosto 2018
¿ESTAMOS METIENDO LA REENCARNACIÓN DONDE NO LE PERTENECE?“Compartir” (260) de  14 de agosto 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Sigue la pregunta tal como anunciamos el día anterior:. El enunciado es del preguntante
 
 
II) ¿ ESTAMOS METIENDO LA REENCARNACIÓN DONDE NO LE PERTENECE?
 
 
Dicen que la Iglesia Católica borró algunas citas de la Biblia que hablaban de la reencarnación, especialmente en el Concilio de Nicea; pero quienes dicen esto pueden estar difundiendo una falsedad. Que se sepa, ni en la generalidad de fe judía ni en la generalidad de la fe cristiana se creyó en la reencarnación. Esgrimen como argumento que un padre de la Iglesia, Orígenes, creía en la reencarnación. Pero tampoco esto es verdaderamente comprobable, porque parece ser según los estudiosos conocedores de este gran teólogo cristiano que él creía que las almas pre-existían, no que se reencarnaban. Y la doctrina de la preexistencia de las almas fue condenada por la Iglesia, no asumida por considerarla impropia de la tradición y fe recibidas.
 
 
     También dicen los espiritistas que la reencarnación es la creencia más antigua y universal, lo cual tampoco es cierto, porque en los textos del hinduismo dicha doctrina o creencia  aparece a partir del siglo VII antes de Cristo y no en los Vedas que son más antiguos; tampoco la admiten las antiguas religiones chinas (taoísmo y confucianismo), ni en la antigua religión egipcia, aunque el «Libro de los Muertos» tiene algunas menciones a la metempsicosis; pero no es lo mismo. Tampoco los persas, ni los pueblos africanos manejaron esta idea. En los griegos antiguos no hay ideas de reencarnación: Homero, el padre precursor de la cultura occidental y autor de la IlÍada y de la Odisea, que situamos en el siglo VIII a.C., a pesar de transmitirnos las ideas de su tiempo sobre la supervivencia de las almas, no tiene un solo texto alusivo a nada que se parezca a la reencarnación; sólo a Pitágoras, que situamos dos siglos después, en el VI a.C., podemos atribuirle de alguna forma dicha creencia, no en vano por algo lo consideramos en Occidente el padre de la doctrina acerca del alma y de su inmortalidad, luego más tarde también Platón retoma poéticamente tal hipótesis religiosa.
 
 
     Muchos espiritistas utilizan citas de la Biblia sacadas de contexto sobre la vuelta a la vida de Elías o de Juan el Bautista, atribuyéndoles que son una clara prueba de mención de la reencarnación, cuando en realidad tales textos bíblicos nunca se refiere a una idea de ese estilo, y esto lo aseveran los especialistas bíblicos que más saben y han profundizado científicamente sobre dichos textos.
 
 
     Otros autores llegan a decir que hay evidencias científicas de la reencarnación por «terapias de vidas pasadas», como las del Dr. Bryan Weiss y en realidad no solo no son científicas, sino que según varios expertos es una «colección de absurdos», pero obviamente escritos de un modo muy convincente para el gran y crédulo público. También se ha extendido una corriente sin base científica que hace «regresiones hasta vidas pasadas», en base a la psicología transpersonal de Stanislav Grof, quién empleaba el LSD y luego la respiración holotrópica para hacer regresiones que obviamente resultaban en toda clase de alucinaciones. El Dr. Kurt Koch en más de 103 casos investigados durante quince años comprobó los serios disturbios y daños psíquicos de quienes se someten a estos «viajes a vidas anteriores».
 
 
     En síntesis: ni la reencarnación es tan antigua como dicen, ni está en la mayoría de las religiones, ni tiene fundamento científico, y mucho menos tiene que ver con la Biblia.
 
 
El próximo día termino con la transcripción de la extensa pregunta, porque el preguntante amigo responde por sí mismo a parte de la cuestión escribiendo sobre III) ¿LA FE CRISTIANA CONCILIA BIEN CON LA REENCARNACIÓN?
 
 
Como es algo largo, no quiero cansar más hoy al lector.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
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Martes, 14 de Agosto 2018
Sobre si la reencarnación  tiene, o no, un fundamento en la Biblia. “Compartir” (259) de  12 de agosto 2018 Preguntas y respuestas
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Hace tiempo me escribió un lector haciéndome una pregunta sobre si  la reencarnación  tiene, o no, un fundamento bíblico y en el desarrollo de la fe cristiana que se convierte en doctrina. Me pareció muy interesante su planteamiento y quiero que Ustedes, si les parece bien, lo conozcan.
 
Como su exposición es larga, voy a dividirla en postales de diversos días y luego doy mi opinión al respecto
 
Pregunta:
 
 
He aquí lo que planteo para contestar a unos amigos que les ha dado ahora por creer en la reencarnación y me quieren convencer a «marchamartillo» que dicha doctrina se halla también consignada en algunos pasajes bíblicos.
 
 
Le ruego que me diga si es correcto mi planteamiento. Y si no tengo razón, en qué cosa concreta no la tengo, para corregirla de inmediato, pues si es válido lo que digo vale, pero si no, no quiero dar lecciones a nadie sin razón suficiente.
 
 
 
 
LA FE CRISTIANA ANTE LA REENCARNACIÓN
 
 
     I) ÚLTIMAMENTE HAY REENCARNACIÓN HASTA EN LA SOPA. Sin pretender molestar a los que hoy en día les ha dado por querer introducir la creencia de la reencarnación en los antiguos textos judíos y cristianos, les argumentaré a continuación  que dicha creencia es bastante incompatible con dichas religiones y sobre todo con los evangelios canónicos.
 
 
     Es comprensible que si uno es budista o se adhiere a las creencias del hinduísmo, por ser coherente con la propia doctrina, crea en la reencarnación. Pero de igual forma debería ser obvio que un cristiano crea en la resurrección, y no en la reencarnación.
 
 
     El problema es que muchos cristianos, que desconocen en profundidad su propia religión, han asumido últimamente una avalancha de doctrinas extrañas a su tradición doctrinal. Han sido influenciados culturalmente por las creencias espiritistas, teosóficas, esotéricas y gnósticas, especialmente las promovidas por la literatura "New Age". La creencia en la reencarnación, en su versión occidental, es también asumida y difundida por los movimientos contactistas que predican el contacto extraterrestre.
 
 
     Aunque hay muchas variantes sobre la creencia en la reencarnación, podemos definirla como «doctrina según la cual el alma del hombre pasa a través de varios cuerpos hasta que se libera de todo vinculo con la materia». La reencarnación es una creencia de origen oriental, difundida últimamente en los ambientes de la «Nueva Era» con algunos retoques de occidentalización que la han puesto de moda, incluso entre cristianos que se han apartado de su propia tradición. Esta concepción parte del presupuesto de que las almas, luego de la muerte se re-encarnan en otro cuerpo, vuelven a esta vida, para pagar por obras que hicieron en el pasado (hinduismo) o para perfeccionarse vida tras vida (espiritismo).
 
 
     La versión que se difunde más en Occidente, gracias a la literatura espiritista y gnóstica, es mucho más seductora, porque deja de lado los aspectos más duros y negativos (castigo en próximas vidas), para centrarse en un plan egocéntrico de autorrealización, evolución, madurez espiritual y acumulación de experiencias. Y en las versiones más psicologistas (S. Grof, T. Dethlefsen, B. Weiss), se explicarían fácilmente todos los males de la vida como consecuencias de problemas en vidas anteriores.
 
 
     No cabe duda de que las doctrinas reencarnacionistas quieren dar una respuesta a problemas existenciales como el origen del mal, el por qué del sufrimiento, la existencia de desigualdades, el sentido de la justicia más allá de la muerte, pero en parte de las puede criticar como negadoras del amor de Dios, de la salvación, del perdón divino; pues parece que en lugar de asumir el libre albedrío que tanto predican, se decantan por un destino fatal movido por una ley implacable donde cada uno solo está en manos de sí mismo.
 
 
     La creencia en la reencarnación en principio es contraria a la doctrina y la tradición cristiana, además es incompatible con la fe en la resurrección atestiguada en la Biblia y con la fe en Jesucristo como salvador. Pero actualmente hay mucha confusión y desconocimiento debido a la avalancha de libros de "autoayuda", películas, telenovelas y series televisivas que difunden doctrinas de este tipo como una evidencia científica. Algunos autores promotores del espiritismo, la metafísica y la autoyuda esotérica, han promovido falsas ideas sobre el tema.
 
 
(Seguirá)
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Domingo, 12 de Agosto 2018
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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