CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Notas

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con el tema de la “divinización de Jesús”, y como cuestión previa al meollo del tema todos aquellos asuntos que –a partir de un análisis crítico de los Evangelios- nos conducen inexorablemente a pensar que el Jesús que pintan los Evangelistas es un Jesús meramente humano que luego fue divinizado, tras su muerte, en un proceso de reinterpretación. Este proceso casi concluido es el que pintan los evangelistas, pero sin borrar las huellas, recibidas por ellos a través de la tradición, de que Jesús era un mero ser humano, aunque extraordinario.

Hasta el momento hemos tratado:

· De cuestiones previas sobre la “religión de Jesús” que apuntan hacia una imagen de Jesús como un piadoso judío que no rompió los marcos de la religión y del judaísmo de su tiempo

· Sobre si Jesús se proclamó a sí mismo, o no, hijo de Dios, auténtico y real

Nos quedan aún por tratar –antes de tratar del proceso en sí de la divinización de Jesús- los temas siguientes:

·¿Implica el mesianismo de Jesús el que éste se considerara divino?

· La denominación de Jesús como “Hijo del Hombre”, ¿implica que Jesús fuera hijo de Dios auténtico?

· La idea, o concepción que Jesús tenía del Dios de Israel, implicaba que el se considerara igual en esencia a ese Dios?

Un comentario a las obras de Jacques Schlosser, El Dios de Jesús, Sígueme, Salamanca, 1995 y el apartado sobre el mismo tema de la obra más general de G. Vermes, La religión de Jesús el judío, Anaya & Mario Muchnik, Madrid, 1995, nos servirá de pauta para desarrollar este tema, en donde deseo insistir en la faceta de Jesús como ser humano que se dirige modestamente a su Dios, y con todas las apariencias de no sentirse en modo alguno igual a Él.

1. ¿Cómo nombraba Jesús a Dios?

Salvo un aspecto que comentaremos más tarde (el empleo de Abba, para designar al Padre) Jesús designa a Dios sin salirse de las costumbres judías usuales de su tiempo. Así lo llama

· "Poder":

El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.» (Mc 14,61-62)


O también “Gran Rey”:

Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo , porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén , porque es la ciudad del gran rey (Mt 5,34-35)


O también el Altísimo siguiendo igualmente la tradición:

Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos (Lc 6,35)

Aunque en general los comentaristas piensan que esta designación no proviene de Jesús, sino que es un añadido de Lucas. Éste, en efecto, no le gusta repetir términos, y cambia el término “Padre” (que aparece en el pasaje paralelo de Mateo 5,45) por el del “Altísimo”, poco repetido.

Parece que quizás Jesús designaba indirectamente a Dios con el término "Cielo", sobre todo cuando en vez de hablar del “Reino de Dios”, es posible que lo cambiara por “reino de los cielos” por respeto a la divinidad, para evitar usar su nombre no sólo en vano, sino en cualquier circunstancia. Sin embargo, también aquí ve la mayoría de los exegetas la mano de los evangelistas que buscan variar entre “reino de Dios/ reino de los cielos”.

Quedan dos pasajes sin embargo, que suelen considerarse auténticos de Jesús. El primero de Mc 11,29-30 en la disputa sobre los poderes de Jesús. Éste no responde directamente sino que formula una contrapregunta :

Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.»

Aquí se puede suponer con razón que “cielo” es una manera de designar humildemente a Dios . Lo mismo ocurre en la parábola del hijo pródigo ce Lc 15: el hijo menor, arrepentido, le dice a su padre: “He pecado contra el cielo y contra ti” (Lc 15,18.21).

Al igual que otros personajes de su época, también Jesús utiliza la perífrasis para nombrar a Dios, denominándole "el Creador", "el que habita en el Templo/ está sobre el altar"/ el que se sienta en el trono". Los pasajes pertinentes son los siguientes:

Mt 19,4:

“¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?”. Jesús les respondió: “¿No habéis leído que el Creador, desde el principio los hizo varón y hembra y que dijo: Por eso dejará el hombre…”

Mt 23,21-22:

“Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.

Conclusión provisional a partir de los textos presentados

De estos pasajes obtenemos la impresión de que Jesús actúa como un ser humano, respetuoso, deferente con Dios y de ningún modo alcanzamos la impresión de que se considerara igual al Dios al que invocaba de ese modo.

Continuaremos con el tema “Cuáles son las líneas generales del dibujo de la figura de Dios por parte de Jesús”.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

Miércoles, 31 de Diciembre 2008

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Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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