CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero


Quisiera ampliar, en alguna que otra nota más, los argumentos de Martin Hengel citados en extracto ya –antes de criticar su posición- por mor de la objetividad científica necesaria.


1. La extracción social de Pablo


Desde los trabajos de un famoso historiador británico -W.M. Ramsay, sobre todo en su obra Paul, the Traveller and the Roman Citizen, Londres 101908, p. 34- se ha afirmado muchas veces que Pablo procedía de una familia rica, y que por eso pudo ir a estudiar a Jerusalén. La cuestión queda muy oscura, sin embargo, por falta de fuentes fiables. Aquí sólo pueden hacerse suposiciones. ÇAsí pues, no podemos saber si Pablo era de familia de clase media, baja o elevada. Desde luego, su oficio no era propio de nobles.

Poco se puede deducir del oficio de Pablo “constructor de tiendas” (skenopoiós en griego) según Hch 18,3, ya que artesanos pueden ser ricos o pobres teniendo el mismo oficio (compárese con un fontanero de hoy día). Tampoco sabemos cuando aprendió ese oficio. El constructor de tiendas hacía también toda clase de trabajos en cuero, no sólo, en saco o arpillera, por lo que se le podía denominar también “guarnicionero”. Tener ese oficio tampoco indicaba en el Imperio Romano si el que lo tenía era esclavo, libre o liberto. Si Pablo era ciudadano romano, era libre. En ese caso, un oficio de esa clase le proporcionaba una cierta libertad. Era su propio empresario.

Sabemos (lo indica claramente el investigador alemán J. Jeremias en su obra, Jerusalén en tiempos de Jesús, Cristiandad, Madrid, 1982) que en el siglo II los rabinos, que eran fundamentalmente fariseos, exigían que los hijos de los rabinos aprendieran un oficio, aunque quisieran luego dedicarse a estudiar y enseñar la Ley como sus padres. El oficio les daba con qué comer y sustentar la familia. el resto de su tiempo lo dedicaban en exclusiva al estudio de la ley de Moisés.

Aunque los fariseos eran en Judea más bien contrarios a los aristócratas y más cercanos al pueblo, por tanto de una clase social media o baja, no sabemos si los fariseos –como la familia de Pablo- eran también de clase media o baja.

2. La educación de Pablo en la escuela básica y superior

Hengel insiste en que la lengua materna de Pablo era el griego, y que la aprendió en su casa de Tarso, en donde se hablaba muy bien la lengua helénica ya que esta ciudad era especialmente conocida como “una metrópolis espiritual”, muy amante de la filosofía, de las artes y de las letras. Si hubiera querido, la familia de Pablo podría haber dado a su hijo.

Así pues, es muy probable que Pablo tuviera el griego como lengua materna, pero según Hch 21,40; 22,2; 26,14 hablaba también arameo y hebreo. Por sus cartas se ve que manejaba con notable soltura la lengua griega, y que era capaz incluso de crear neologismos o de otorgar nuevas acepciones a términos antiguos para expresar sus ideas. Su griego, aunque de notable potencia literaria y retórica, es de un sabor extraño para aquellos que conocen sobre todo, o mejor exclusivamente, el griego clásico, ya que tiene continuas reminiscencias judías. Probablemente se debe este sabor semitizante a su formación judía en la Biblia griega –la cual conocía, se supone, casi de memoria. Este lenguaje religioso tiñe el suyo propio cuando trata de temas religiosos. Tarso como tal, o bien no desempeñó ningún gran papel en la formación de Pablo o bien éste lo oculta.

Debe suponerse, sin embargo, que su ciudad natal desempeñó alguna función en su formación como niño y como joven. Allí Pablo hubo de tener la posibilidad de entrar en contacto con la educación griega de la época imperial y ver la multiplicad de creencias religiosas de sus gentes, la variedad de dioses, la mitología que se había formado en su torno. No parece posible que la atmósfera cultural de una ciudad en la que, según Estrabón y como indicamos más arriba, sus habitantes tenían tal interés por la filosofía y por la educación en general que la ciudad aventajaba en ello incluso a Alejandría, Atenas y otras villas importantes (Geografía XIV 5,13).

Saludos cordiales de Antonio Piñero



Lunes, 29 de Diciembre 2008


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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