CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Sobre el primado de Pedro en la iglesia de finales del siglo I  (1022) (21-10-2018) (I)
Escribe Eduardo Prado, desde México (y Antonio Piñero)
 
 
«Estimado amigo:
 
 
Acabo de leer su respuesta en su blog de Periodista Digital a la pregunta sobre si Pedro fue el primer Papa.
 
 
Lo cito a usted de su blog: “Y en general esta carta [1 Clemente] (de fecha muy dudosa) se interpreta como que la Iglesia de roma a finales del siglo I tenía ya el primado ya que se atreve a corregir nada menos que a la Iglesia de Corinto. El título de la carta entre corchetes es mío, pero es muy claro que usted se refiere a 1 Clemente».
 
 
Yo respondí:
 
 
 
«Cuando digo "en general" porque estuve hablando con un alumno de la Escuela de Teología de Málaga (o quiera llamarse) y a una me indicaron que se seguía enseñando que 1 Clemente era una cierta prueba de primado puesto que Roma tenía la sede episcopal más antigua de la cristiandad y porque se atrevían a intervenir en Corinto, exigiendo una cierta obediencia».
 
 
Continúa Eduardo Prado:
 
 
«A mí me ha interesado mucho este tema y por eso lo he investigado. Un estudio particularmente interesante es la tesis doctoral del sacerdote alemán John Fuellenbach, Ecclesiastical office and the primacy of Rome (Washington: The Catholic University of America, 1980). Obra que el destacado biblista Raymond E. Brown llamó, elogiosamente, un tratado enciclopédico sobre el estado de la investigación católica y protestante acerca del testimonio de Clemente romano para fundamentar la primacía de Pedro.
 
 
Ahí van los textos de este autor y de otros:
 
 
I.  Según ya constataba Fuellenbach en 1980, los eruditos católicos del siglo XX ya tenían tiempo de haber abandonado esa interpretación pro papal, o pro primacial. Pienso que dos trabajos en particular marcaron el punto de inflexión en este asunto. He aquí los textos de John Fuellenbach (Ecclesiastical office and the primacy of Rome. An Evaluation of Recent Theological Discussion of First Clement, (Washington: The Catholic University of America Press, 1980):
 
 
“El efecto positivo del desafío de Cauwelaert a una afirmación del primado en 1 Clemente parece haber sido, como Altaner ya muestra con claridad, que los autores católicos llegaron a ser más cautos en su evaluación de tal afirmación en esa carta” (página 79)
 
“Pero debe señalarse que ningún erudito católico serio desde Altaner ha afirmado que la carta es una ‘aseveración categórica’ o una ‘afirmación explícita’ de un primado romano. Todo lo que presenta es un ‘despertar’, o una ‘primera insinuación’, o una ‘indicación indirecta’ de una afirmación expresada posteriormente de tal primado”. (Ibíd. Página 115)
 
 
II.  El artículo de Robert van Cauwelaert “L’Intervention de l’Église de Rome à Corinthe vers l’an 96,” en Revue d'histoire ecclésiastique, 31, 1935, pp. 267-306,
 
 
“No es éste un sentimiento muy natural en una comunidad donde la conciencia de la solidaridad cristiana, la preocupación por la piedad y por la justicia, por el buen nombre de los hermanos y el honor de su Dios delante de los paganos y de los judíos ocupaban un lugar tan grande, ante este futuro de persecución? Hace referencia a 1 Clemente 63,4” (página 275).
 
 
“Pero el único deber del que los romanos se muestran expresamente conscientes, es el de la solidaridad cristiana. Por lo demás, si la Iglesia de Roma se disculpa aquí por su tardanza, en otro lugar se disculpará por presentar ciertas reprimendas y se esforzará en hacer olvidar que es ella la que se ha hecho portavoz de la crítica. ‘Os escribimos esto, nuestros bien amados, dice ella, no solamente para advertiros sino aun como un recordatorio para nosotros mismos, puesto que estamos puestos en la misma arena, y la misma lucha nos espera a nosotros’” (Ibíd., página 277).
 
 
“En el escrito de Clemente, la Iglesia de Roma se confunde con la de Corinto. En medio de ellos, los corintios escucharon la voz [del escritor] que hacía el examen de conciencia común y repetía con gravedad las palabras de Dios que ellos amaban. Este plan de igualdad, Clemente no lo retira ni por un instante” (Ibíd., página 279).
 
 
En la tercera parte de su artículo, Cauwelaert (pp. 282-306) echaba mano de los descubrimientos arqueológicos recientes en aquel entonces para demostrar que las ciudades de Roma y Corinto estaban estrechamente vinculadas por razones culturales y políticas: la Corinto de la época de Clemente, no era la ciudad griega de la antigüedad (pues fue destruida y abandonada por mucho tiempo), sino el resultado de una reconstrucción y colonización por parte de los romanos en el año 44 a.C.
 
 
III.  El artículo que acabamos de citar tuvo un efecto desdogmatizante en Berthold Altaner en las diversas ediciones de su Patrologie (que por cierto fue mal traducida en su sección dedicada a 1 Clemente en la edición española de Espasa Calpe, y también en las traducciones italianas, y la primera francesa, pero no así la inglesa de Hilda C. Graef ni en la traducción-ampliación al francés de Henri Chirat). Berthold Altaner escribe en Patrology, (New York: Herder and Herder, 1960), pp. 100-101. Traducción de Hidla C. Graef:
 
 
 
“La Iglesia de Roma procura reconciliar a los partidos en Corinto sin que se le haya solicitado que lo hiciera. (47, 6-7). Es cierto, no podemos leer en toda la carta una intervención precisa y directamente autoritativa que pusiera a la iglesia hermana bajo una obligación jurídica. Este proceder de la Iglesia de Roma – Clemente mismo en ningún lado juega un papel inmediatamente activo – puede ser parcialmente explicado por la vigilancia del cristianismo primitivo y por el cuidado que las Iglesias tenían unas por las otras, también por las relaciones políticas y culturales especialmente estrechas que existían entre Corinto y Roma, ya que la primera había sido nuevamente fundada como colonia romana (44 a.C.). Sin embargo, esto puede ya prefigurar el espíritu, el poder y la pretensión de Roma a una posición especial entre todas las demás comunidades de la katholiké ekklesía (Ignacio., Esmirnenses 8:2); cf. 59.1 f.; 63,2. La especial estima en que se tuvo a esta epístola en una época tan temprana como el siglo segundo señala en la misma dirección”.
 
 
Saludos cordiales de Enrique Prado desde México (y de Antonio Piñero)
 
 

Domingo, 21 de Octubre 2018

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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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