CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Hoy escribe Antonio Piñero/Paolo Sacchi


Continuamos con la figura del “mesías” en el Libro de las Parábolas de Henoc y complementamos lo que ya se ha dicho –cuyas ideas centrales han sido tomadas de mi propia introducción a este libro en el tomo IV de la serie Apócrifos del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid, 1984- con la excelente síntesis de P. Sacchi, en su capítulo 14 del libro Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo, Trotta, Madrid, 2004, 420ss. A él cedo hoy la palabra (la versión en castellano es de Carlos Castillo Mattasoglio y Adela Sánchez Rojas, revisada por mí):

»El fulcro del mundo regido por el Hijo del hombre es la justicia, y la sabiduría proviene de esta justicia en un movimiento descendente hacia el ser humano. Éste a su vez sólo podrá alcanzar la justicia por medio de la sabiduría en un movimiento en la misma dirección, pero en sentido opuesto. La justicia celestial se reserva solamente a los justos o elegidos, pero habrá un tiempo en el que toda la humanidad podrá participar de la libación de la sabiduría gracias a la obra mesiánica del Hijo del hombre.

»En el Libro de las Parábolas se lee también:

g[ En aquel lugar [En aquel lugar: así en el manuscrito “c”. El resto de la tradición lee “entonces”] mis ojos vieron al Elegido de la justicia y de la fidelidad. La justicia prevalecerá en sus días; los elegidos y los justos serán innumerables ante él por la eternidad. Vi su morada bajo las alas del Señor de los espíritus y todos los santos y elegidos resplandecían delante de Él como luz de fuego; sus bocas estaban llenas de bendición y sus labios alababan el nombre del Señor de los espíritus y la justicia ante Él (sentido probable “por obra suya”) no se agotaba jamás.

Me quise quedar allá (es decir, “bajo las alas de Dios”) y mi alma (es decir, “yo”) amó tal residencia, porque allá estaba mi parte desde antiguo, pues así había sido establecido sobre mí por el Señor de los espíritus (1 Henoc [Libro de las Parábolas] 39,6-8). ]g

»Uno de los instrumentos de los que se servirá el Hijo del hombre para establecer la justicia en la tierra será su conocimiento, si se puede decir así, absoluto de la Ley. En la época del Libro de las Parábolas ya existían en Israel diversas interpretaciones de la Ley, varias halakhot (o “normas”). Por tanto, debía estar vivo el problema de cuál debería ser la interpretación verdadera de la Ley. Sólo el mesías, según este libro, tendrá el conocimiento preciso del significado de cada norma:

(El elegido) es poderoso en todos los secretos de la justicia, y la iniquidad pasará como sombra y no tendrá lugar donde detenerse, porque el Elegido está ante el Señor de los espíritus (es decir, “hace Su voluntad”) y su gloria y poder son eternos (1 Henoc [Libro de las Parábolas] 49,2).

»La tarea principal del Hijo del hombre es llevar a cabo el Gran Juicio en nombre de Dios. Derrocará a todos los malvados, que para el autor son esencialmente los políticos y los que de cualquier modo tienen el poder, mientras que los buenos son por definición los pobres, los humildes y marginados en general. Derribará a los reyes de sus tronos, romperá los dientes de los pecadores. Su juicio será durísimo.

Él solo -el Hijo del hombre- ejecutará la función que la Epístola de Henoc (otra parte, o mejor, otro de los libros que han sido fundidos en 1 Henoc) atribuía al conjunto de los ángeles vigilantes (1Hen (Epístola de Henoc] 91,15).

Así, instaurará el reino de Dios en la tierra. En este texto la llegada del reino de Dios coincide con la venida de la figura mesiánica a diferencia del Libro de los Sueños, donde el juicio precedía a la llegada del mesías.

»El reino del Hijo del hombre-Mesías no es sólo una realidad futura, como en la apocalíptica precedente, sino que existe ya. Este reino es ya una realidad en el pensamiento divino, que Paolo Sacchi denomina “mundo del medio”. Pero en el Libro de las Parábolas el “mundo del medio” tiene una función distinta a la que tenía en el pensamiento de Zacarías. No es sólo el “lugar” (es como una “proyección” de la mente divina) donde se genera una realidad destinada a reproducirse en la tierra. La realidad del “mundo del medio” en el Libro de las Parábolas tiene alguna comunicación ya ahora con nuestro mundo: los justos (o los elegidos) que han dejado esta tierra viven ya ahora en el mundo del mesías, junto con los ángeles.

»Lo que otros esperaban para el futuro en el Libro de las Parábolas se convierte en futuro y presente. Este escrito es un desarrollo posterior de la ideología cósmica del antiguo Libro de los Vigilantes, estructurada de tal modo que en ella aparece un reino con su rey.

»Así pues, lo que distingue a la ideología del Libro de las Parábolas del pensamiento esenio es que estos últimos pensaban poder cantar las alabanzas de Dios junto con los ángeles ya en esta tierra. Para ellos lo eterno se iniciaba ya aquí abajo: no existía tránsito de este mundo al otro. El paso ocurría en el momento en el que el miembro de la secta alcanzaba la virtud del “bien eterno” (1QS 4,3) y la contemplación del “ser eterno” (1DS 11,5-6), como da a entender la obra conocida como Shirot hashabbat, en castellano Cantos para el sacrificio sabático o Liturgia angélica (4Q400-407 y 11QShirShabb).


Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Pedro en la literatura apócrifa: en el apócrifo del Pseudo Lino”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.



Lunes, 20 de Julio 2009

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Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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