CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escriben Antonio Piñero/Paolo Sacchi

Tema: Seguimos con el comentario de Sacchi al mesías davídico, político-guerrero en el apócrifo veterotestamentario Salmos de Salomón, pp. 429s de su Historia de Israel en la época del Segundo Templo (hay que tener presente el texto transcrito en las notas anteriores)

El hecho de que los justos, identificados en la práctica por el autor con los que temen a Dios y son fieles a su Ley, sufran tribulaciones se explica mediante el principio de la corrección paterna, como dice en el Salmo 14,1-2:


1 Fiel es el Señor con los que lo aman de verdad,
con los que aceptan su corrección,
2 con los que caminan cumpliendo sus mandatos
en la Ley con que ha ordenado nuestra vida.

El autor de los Salmos de Salomón busca la solución del problema del justo sufriente en la misma dirección en la que la había encontrado el Eclesiástico (2,1-6). Las desgracias del justo no son un castigo, sino una corrección:


1 Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.
2 Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad.
3 Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías.
4 Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente.
5 Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación.
6 Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él.


Esta idea se expresa de manera más radical aún en el libro de la Sabiduría: el justo debe ser probado, sufrir una “prueba breve”, por la cual recibirá una recompensa que no puede compararse con el dolor padecido:

“Su pruebas, que eran un adoctrinamiento misericordioso…” (Sabiduría 11,9a).

“Estuvieron entre desgracias sólo por poco tiempo, para advertencia, pues tenían así un signo de la salvación, ya que el dolor les recordaba los mandamientos de la Ley” (Sabiduría 16,6).

El autor de los Salmos de Salomón pedía ayuda a Dios porque él, y el pueblo estaban en la miseria:


13 Porque si no me robusteces,
¿quién soportará el castigo de la miseria,
14 cuando reproches a mi alma su error, por medio del castigo de su corrupción,
cuando la pruebes en su carne y con la aflicción de la pobreza?
15 Pero si el justo se mantiene firme en esas pruebas obtendrá la misericordia del Señor
(Salmo 16,13-15)


La pobreza era el correctivo más severo que Dios podía infligir a quien ama. De cualquier modo, consideraba que la situación en la que vivía era profundamente injusta y su esperanza descansaba en el ungido de Dios, el mesías, que vendría a restablecer la justicia.

Se puede comparar esta esperanza del fariseo autor de los Salmos de Salomón con la esperanza en una salvación inminente que podemos ver en algunos de los Manuscritos del Mar Muerto, que creemos son de la misma época (siglo I a.C.). Así, como ejemplo, en el llamado Rollo de la Guerra (sigla 1QM). Ahora bien, entre los esenios se destaca muy claramente que habrá que utilizar las armas en el tiempo mesiánico. En este texto (1QM) no se niega, ni muhco menos, el uso de las armas, pero la esperanza se funda esencialmente en Dios, quien dará la victoria a sus pobres y a sus humildes gracias a su ejército compuesto más por legiones de ángeles que de hombres (1QM 12,1).

Se puede concluir que a partir del siglo II a.C. la esperanza mesiánica había resurgido impetuosamente en Israel. Pero no fue unitaria y se concretó en las formas más diversas, teniendo sólo como común denominador la espera de la salvación que Dios habría de procurar finalmente a Israel de alguna manera.


Seguiremos comentando estos Salmos de Salomón, que miran casi siempre hacia la época mesiánica.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Crítica a las ideas sobre Pablo de la ‘Escuela de la historia de las religiones’”.

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

www.eldiscipulofilm.com

Saludos de nuevo.



Miércoles, 26 de Agosto 2009

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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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