CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero

A propósito de mi postal “Compartir” nº 80 de 15 de Marzo 2015, se me formuló esta pregunta: “Usted como experto en griego, en el evangelio de juan concretamente en 1:1 en casi todas las biblias se traduce\"Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. ¿es correcta esta traducción? o en vez de era DIOS, se traduce era un dios,como lo traduce la traducción del nuevo mundo, y quisiera saber si hay otras biblias que la traducen igual que los testigos de jehová.

Respondí: “Una buena traducción es la siguiente: “Al principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”. No se puede traducir era “un dios” porque el segundo “Dios”, que es el primero (pero el orden aquí no importa) en la frase griega es un predicado de una frase copulativa, y el predicado no lleva artículo. Traducir “un dios” (sic) creo que es un disparate en un texto totalmente judío que en el fondo es un midrás (un comentario) a Génesis 1,1. Y si hay otras Biblias que las traducen como la de los “Testigos de Jehová”, a la verdad no lo sé, porque no me he puesto a comparar otras traducciones a este versículo de momento, y a la verdad creo que esa tarea es poco interesante. Mucho más provechoso es leer un buen comentario al Evangelio de Juan, como el de Raymond E. Brown, traducido por la Editorial Verbo Divino, y ahí encontrará eso y mucho más.

Réplica de un lector:


Y es Usted experto???.


Pues un simple copy paste le bastaria para saber que otras traducciones tambein lo vierten como un dios y no como Dios 1808: “y la palabra era un dios” (The New Testament in an Improved Version, Upon the Basis
of Archbishop Newcome’s New Translation: With a Corrected Text). 1864: “y un
dios era la Palabra” (The Emphatic Diaglott, lectura interlineal, por Benjamin
Wilson). 1928: “y la Palabra era un ser divino” (La Bible du Centenaire,
L’Evangile selon Jean, por Maurice Goguel). 1935: “y la Palabra era
divino” (The Bible—An American Translation, por J. M. P. Smith y
E. J. Goodspeed). 1946: “y de género divino era la Palabra” (Das Neue
Testament, por Ludwig Thimme). 1958: “y la Palabra era un Dios” (The New
Testament, por James L. Tomanek). 1963: “y la Palabra era un dios”
(Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas). 1975: “y
un dios (o: de género divino) era la Palabra” (Das Evangelium nach Johannes,
por Siegfried Schulz). 1978: “y de género parecido a Dios era el Logos”
(Das Evangelium nach Johannes, por Johannes Schneider).

Respecto a la versión copta, el mismo crítico escribe

Copto sahídico. El copto se hablaba en Egipto durante los siglos
inmediatamente posteriores al ministerio terrestre de Jesús, y el sahídico era
un dialecto literario de dicho idioma. Hablando sobre las traducciones bíblicas
más antiguas en copto, cierta obra especializada señala: “Como la LXX
[Septuaginta] y el NT [Nuevo Testamento] se tradujeron al copto durante el siglo
III, la versión en esta lengua está basada en mms. gr. [manuscritos griegos]
mucho más antiguos que la inmensa mayoría de los testimonios existentes”
(The Anchor Bible Dictionary).

Hay dos razones por las que el texto en copto
sahídico resulta tan destacable. En primer lugar, como ya se ha indicado,
porque revela la forma en que se entendía este versículo antes del siglo IV,
que es cuando se adoptó oficialmente la doctrina de la Trinidad. Y en segundo
lugar, porque la gramática copta es relativamente parecida a la de algunos
idiomas modernos —como el inglés y el español— en el uso de los artículos
indefinidos. ¿Y qué tiene esto de importante? Pues bien, las traducciones
más antiguas de las Escrituras Griegas Cristianas se realizaron en siríaco,
latín y copto. Y aunque el siríaco y el latín no contaban con un artículo
indefinido (al igual que el griego de aquel tiempo), el copto sí lo tenía.


Lo que es más, el erudito Thomas Lambdin explica: “El empleo de los
artículos coptos, tanto el definido como el indefinido, se corresponde
estrechamente con el uso de los artículos en inglés” (Introduction to
Sahidic Coptic). Y en líneas generales puede decirse lo mismo del español.
Así pues, en la traducción de las Escrituras Griegas en copto podemos
descubrir datos relevantes sobre cómo se entendía entonces Juan 1:1. ¿Y qué
hallamos? Que la parte final de este versículo incluye el artículo indefinido,
por lo que se lee de este modo: “Y la Palabra era un dios”. Sin duda,
aquellos traductores comprendían que las palabras de Juan 1:1 no indicaban que
Jesús fuera Dios. En efecto, la Palabra era “un dios” (es decir, un ser
divino), y no el Dios todopoderoso. Puede revisar el papiro ; PAPIRO CHESTER
BEATTY-813



E inmediatamente, antes de que yo respondiera, un lector muy atento, y estudioso de nuestros temas me escribe:


Recientemente he leído un artículo suyo donde, respondiendo a algunas preguntas, hace referencia al evangelio de Juan 1:1, y la Traducción del Nuevo Mundo.

He recopilado alguna información a este respecto que desearía compartir con usted para mostrarle porqué dicha traducción utiliza la expresión;

"En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios" (Juan 1:1)

Primera cuestión

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el Evangelio de Juan fue escrito en griego koiné (común) y que este idioma tiene normas específicas sobre el uso del artículo definido. El biblista Archibald Thomas Robertson explica que cuando el sujeto y el predicado llevan artículo, significa que “ambos son definidos y se los considera idénticos, la misma cosa; por tanto, son intercambiables”. Él pone como ejemplo Mateo 13:38, donde leemos: “El campo [en griego, ho agrós] es el mundo [en griego, ho kósmos]”. Gracias a la gramática, comprendemos que aquí el mundo también es el campo.

Pero ¿qué ocurre si el sujeto tiene un artículo definido, pero el predicado no lo tiene, como es el caso de Juan 1:1? Hablando precisamente sobre ese versículo, el especialista James Allen Hewett destaca lo siguiente: “En esa construcción, el sujeto y el predicado no son lo mismo, ni idénticos, ni equivalentes, ni nada por el estilo”.

Para ilustrar esta idea, este erudito cita 1 Juan 1:5, donde se dice que “Dios es luz”. En griego, la palabra “Dios” aparece como ho theós, es decir, con el artículo definido. Sin embargo, la palabra para “luz” (fos) no va precedida de ningún artículo. ¿Qué indica esto? Hewett señala: “Siempre puede decirse que Dios es luz, pero no que la luz es Dios”. Hallamos ejemplos parecidos en Juan 4:24 (“Dios es un Espíritu”) y en 1 Juan 4:16 (“Dios es amor”). En ambos casos, los sujetos tienen en griego un artículo definido, pero los términos “Espíritu” y “amor” no lo tienen. Por tanto, los sujetos y los predicados no son intercambiables; dichos versículos no pueden significar que “el Espíritu es Dios” ni que “el amor es Dios”.

Segunda cuestion

Muchos helenistas y traductores de la Biblia concuerdan en que Juan 1:1 no pretende revelar la identidad de “la Palabra”, sino resaltar una de sus cualidades. El Comentario al Nuevo Testamento, de William Barclay, explica: “Cuando no se usa el artículo determinado con un nombre, ese nombre se usa como adjetivo. Juan no dijo [...] que Jesús es el mismo que Dios, sino que Jesús es lo mismo que Dios” (cursivas del autor). En la misma línea, Jason David BeDuhn, especialista en temas religiosos, señala: “En griego, si en una oración como la de Juan 1:1c no se le pone el artículo a la palabra theós, los lectores entenderán que se refiere a ‘un dios’. [...] La ausencia del artículo hace que entre theós y ho theós haya una diferencia tan clara como entre ‘un dios’ y ‘Dios’”. Y añade: “En Juan 1:1, la Palabra no es el Dios todopoderoso, sino un dios, es decir, un ser divino”. En la obra Juan. Texto y Comentario, de Juan Mateos (traductor de laNueva Biblia Española) en colaboración con Juan Barreto, se dice algo semejante sobre Juan 1:1, 2: “De los tres casos que aparece en estos [versículos] el término ‘Dios’, la primera y la tercera lleva[n] artículo determinado (el Dios); la segunda, no lo lleva (un Dios, un ser divino)”. En su Análisis Gramatical del Griego del Nuevo Testamento, el erudito católico Max Zerwick señala: “‘La Palabra era divina’, pred[icado] sin art[ículo], insiste sobre la naturaleza de la Palabra”. Y la obra protestante Clave Lingüística del Nuevo Testamento Griego ofrece la misma explicación.


¿Cuál es la forma correcta de traducirlo? Tanto la gramática griega como el contexto apuntan claramente a que la solución de la Traducción del Nuevo Mundo —“la Palabra era un dios”— es acertada, y a que “la Palabra” no es el “Dios” al que se hace referencia justo antes. Con todo, como el griego del siglo I no tenía artículo indefinido (un, una, unos y unas), hay quienes sostienen un punto de vista diferente. Por tal razón nos interesa consultar una antigua versión escrita en una lengua que se hablaba en los primeros siglos de nuestra era.

Nos referimos al copto sahídico. El copto se hablaba en Egipto durante los siglos inmediatamente posteriores al ministerio terrestre de Jesús, y el sahídico era un dialecto literario de dicho idioma. Hablando sobre las traducciones bíblicas más antiguas en copto, cierta obra especializada señala: “Como la LXX [Septuaginta] y el NT [Nuevo Testamento] se tradujeron al copto durante el siglo III, la versión en esta lengua está basada en mms. gr. [manuscritos griegos] mucho más antiguos que la inmensa mayoría de los testimonios existentes” (The Anchor Bible Dictionary).

Hay dos razones por las que el texto en copto sahídico resulta tan destacable. En primer lugar, como ya se ha indicado, porque revela la forma en que se entendía este versículo antes del siglo IV, que es cuando se adoptó oficialmente la doctrina de la Trinidad. Y en segundo lugar, porque la gramática copta es relativamente parecida a la de algunos idiomas modernos —como el inglés y el español— en el uso de los artículos indefinidos. ¿Y qué tiene esto de importante? Pues bien, las traducciones más antiguas de las Escrituras Griegas Cristianas se realizaron en siríaco, latín y copto. Y aunque el siríaco y el latín no contaban con un artículo indefinido (al igual que el griego de aquel tiempo), el copto sí lo tenía. Lo que es más, el erudito Thomas Lambdin explica: “El empleo de los artículos coptos, tanto el definido como el indefinido, se corresponde estrechamente con el uso de los artículos en inglés” (Introduction to Sahidic Coptic). Y en líneas generales puede decirse lo mismo del español.

Así pues, en la traducción de las Escrituras Griegas en copto podemos descubrir datos relevantes sobre cómo se entendía entonces Juan 1:1. ¿Y qué hallamos? Que la parte final de este versículo incluye el artículo indefinido, por lo que se lee de este modo: “Y la Palabra era un dios”. Sin duda, aquellos traductores comprendían que las palabras de Juan 1:1 no indicaban que Jesús fuera Dios. En efecto, la Palabra era “un dios” (es decir, un ser divino), y no el Dios todopoderoso.


Por ejemplo, veamos lo que escribió Juan más adelante, en el capítulo 1, versículo 18: “A Dios [Todopoderoso] ningún hombre lo ha visto jamás”. Sin embargo, algunos seres humanos sí vieron al Hijo de Dios, Jesús, pues Juan dice: “La Palabra [Jesús] se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria” (Juan 1:14, BJL). Entonces, ¿cómo puede decirse que el Hijo sea parte del Dios todopoderoso? Además, Juan señala que la Palabra estaba “junto a Dios”. ¿Cómo es posible que alguien esté junto a otro ser, y que a la vez sea ese mismo ser? Además, en Juan 17:3 vemos que Jesús establece una clara distinción entre él y su Padre celestial, al que llama “el único Dios verdadero”. Y casi al final de su Evangelio, Juan hace el siguiente resumen: “Estas [cosas] han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo [y] el Hijo de Dios” (Juan 20:31). Observamos que en este versículo no se dice que Jesús es Dios, sino el Hijo de Dios. Todos estos datos que añade el Evangelio de Juan muestran cómo debemos entender Juan 1:1. La Palabra, es decir, Jesús, es un “dios”, o sea, un ser que tiene una elevada posición, pero que no es igual al Dios todopoderoso.

Si este versículo se interpretara como que Jesús es el Dios todopoderoso, estaría contradiciendo la declaración anterior: “La Palabra estaba junto a Dios”. Alguien que está “junto a” otra persona no puede ser al mismo tiempo la persona a la que acompaña. Por esa razón, un buen número de versiones de la Biblia en diversos idiomas hacen una distinción, dejando claro que la Palabra no era el Dios todopoderoso. Por ejemplo, algunos biblistas ofrecen las siguientes lecturas de este pasaje: “Un ser divino era el Proyecto”, “la Palabra era divina” y “dios era la Palabra”.

Ciertos versículos de la Biblia que en griego utilizan una construcción similar a la de Juan 1:1 usan la expresión “un dios”, con minúscula. Por ejemplo, refiriéndose a Herodes Agripa I, la multitud exclamó: “¡Es un diosel que habla[!]”. Y cuando Pablo sobrevivió a la picadura de una serpiente venenosa, la gente empezó a llamarlo “un dios” (Hechos 12:22; 28:3-6,BJL). Así pues, referirse a la Palabra, no como Dios, sino como “un dios”, está en armonía tanto con la gramática griega como con las enseñanzas bíblicas (Juan 1:1).

Hay que tener en cuenta el modo en que Juan identificó a “la Palabra” en el primer capítulo de su Evangelio. “La Palabra vino a ser carne y residió entre nosotros —escribió—, y tuvimos una vista de su gloria, gloria como la que pertenece [no a Dios, sino] a un hijo unigénito de parte de un padre.” De modo que “la Palabra”, que vino a ser carne, vivió en la Tierra como el hombre Jesús y fue vista por la gente. Por lo tanto, la Palabra no puede haber sido el Todopoderoso, respecto a quien Juan dice: “A Dios ningún hombre lo ha visto jamás” (Juan 1:14, 18).

Algunos dicen que Juan 1:1 [“en el principio era la palabra”] nos presenta con una segunda persona quien existe antes de su concepción. Si este argumento fuese verdad, entonces el apóstol Juan estaría contradiciendo el resto del NT. El Jesús de Mateo y Lucas claramente sostienen una concepción y nacimiento terrenal, meses después que su primo, Juan el bautista, y no “eternamente engendrado”.

Juan no escribe: “en el principio era el hijo de Dios” o “en el principio era Jesús”. Lo que está escrito es: “en el principio era lapalabra”, y “palabra” [logos] no es en mayúscula [como si se estuviera refiriéndose a un ser humano]. Por lo tanto, no es correcto traducir lo siguiente como que “todas las cosas fueron hechas a través de él”. Esta traducción inapropiadamente nos lleva a creer en la “palabra” como una segunda persona divina, en vez del plan omente de Dios. Ocho traducciones de koiné griego original, antes del Latín Vulgata [de cual proviene la RV], no leen así. Este versículo aparece como “todas las cosas fueron hechas a través de ese [o este]”, ya que la palabra logos gramáticamente es neutro.
La “palabra” [logos] conlleva el sentido de un plan o propósito.

Respuesta:

Agradezco estos extensos correos. Naturalmente no conocía algunos autores, pero la inmensa mayoría, sí. Y conozco también su pensamiento global subyacente.


Las explicaciones sobre el griego koiné y la importancia de las versiones antiguas son absolutamente elementales y no hay discusión. Sí puede haberla en su elenco de autoridades.


Si se traduce "un ser divino", la versión española sería más aceptable.


Pero la versión "En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios", me parece un español altamente equívoco y mal entendible por la mayoría.


Así como se presta a un enorme equívoco equiparar el pensamiento del autor del Prólogo, a lo que la gente entendía por "un dios" cuando se dirigía a Herodes Agripa I, intentando así aclarar qué debe entenderse por "un dios" y como esta expresión no es equiparable a "Dios".


Como las diferencias entre la Divinidad trascendente y su Palabra, Hijo, etc. como se la denomina entre los antiguos, eran evidentes para todos los pensadores de la época, dirigir su artillería contra una intelección trinitaria de esa frase --como si yo, o cualquier otro pudiera entender que el Logos y Dios son idénticos en todo-- me parece fuera de lugar: nadie lo entendía así en la Antigüedad.


Por tanto, me parece muchísimo mejor traducir como propongo y (en caso de publicación, como es este) aclarar el significado en nota.


Y lo importante es destacar entre los evangelistas, en algún aspecto todos dependientes del pensamiento paulino, el grado de intensidad en la participación de la divinidad por parte de Jesús, creciente entre los evangelistas, con el que cada uno de ellos trata de aclarar qué idea subyacente albergaba sobre la divinidad de Jesús.


Y respecto a loss últimos párrafos: naturalmente que el Evangelio de Juan corrige a lo evangelistas anteriores. Todos lo hacen y cada evangelio es una enmienda al anterior. De lo contrario no se habrían compuesto y publicado.


Hay cuatro, al menos cuatro, (no menciono aquí la cristología angélica es en realidad un ángel que se trasluce en Hebreos) cristologías contradictorias en el Nuevo Testamento:


• (Teóricos discursos de Pedro en Hch 2 y de Pablo en Romanos 1,3ss): Jesús es un mero hombre, un profeta, y es adoptado como “hijo de Dios” solo tras su resurrección. Allí es confirmado en su función de mesías y señor.


• Evangelio de Marcos: Jesús es adoptado como “hijo” antes de la resurrección, en el bautismo: Mc 1,11


• Evangelios de Mateo / Lucas. Jesús es hijo de Dios antes de su vida pública: lo es en el momento de su concepción maravillosa. Aquí no hay encarnación: Mt 1-2 y Lc 1-2


• El Logos es una hipóstasis divina (midrás a Gn 1,1ss) y existe antes de la creación del mundo, al igual que la Sabiduría divina. Ese Logos se encarna en un cuerpo mortal (estrictamente no importa nada su origen). Sí hay encarnación. Ese Logos-Jesús- Salvador-Revelador orov¡clama su “unidad” con el Padre antes de la creación el mundo.


Estas cristologías no son estrictamente coordinables entre sí y son en realidad contradictorias. Denotan un impulso entre los autores del Nuevo Testamento de adelantar en el tiempo el momento en el que un ser humano es declarado “hijo” (entiéndase como se entienda esta filiación, jamás explicada claramente en el Nuevo Testamento).


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com




Jueves, 23 de Abril 2015

Comentarios

1.Publicado por eduardo cerda el 06/08/2015 20:33
Hola, me parece no serio que la persona que dio como bibliografia
(The Emphatic Diaglott, lectura interlineal, por Benjamin
Wilson)de esta pues es editada por la Watc tower en Brooklin. Lo peor es que en este mismo libro sitado se contradice pues en el interlinial pone "a god was" y en el apartado de la derecha
ponen "the logos was God".Normalmente se supone que en el apartado ellos la WTower la utilisan para darle un "mejor sentido al texto".
MI apoyo a don

1963: “y la Palabra era un dios” Otro libro hecho por la WT.
(Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas)
Aprovecho para decir que este mismo libro(version en frances mismo año) en Hebreos 1:6 ponen "y que todos los angeles le adoren".Se refiere a Jesus y si se adora a Jesus por lo tanto es Dios. Despues la WT va a cambiar la traduccion.Ademas en otras biblias ponen rendir homenaje.

Todo ello para decir que los libros que mensiona esta persona para acreditar su postulado que era un dios no son serias fuentes.
Y asi podria continuar pero me quedo aqui por el momento.

Mi sincero apoyo a Antonio Piñero.
Eduardo

2.Publicado por Daniel Valencia el 28/08/2015 13:10
Agradezco la acuciosa explicación acerca de un tema tan controversial, tambíen agradezco grandemente a los que participaron en tan importante artículo, claro está, en especial al titular de la misma.
Recalco la conclusión final del artículo, y me quedo con ello: Jn. 1:1 se debe releer así: "En el principio era la palabra, y la palabra estaba con Dios, y un ser divino era la palabra". Esta es la lectura correcta de tan controvertido versículo. De otra manera la declaración de Jesucristo contenida en Jn. 17:3 sería un grave error. Lo mismo sucedería con la declaración de Pablo contenida en 1ºCor. 8:4,6 y 1ºTim. 2:5.
Conclusión... "para nosotros sin embargo solo hay un Dios", ¿ya saben quien es?...

3.Publicado por Juan el 26/10/2015 21:16 (desde móvil)
el error que cometen muchos traductor es que ello traduce en San Juan 1 1 en el principio era la palabra y la palabra era con Dios y la palabra era un dios Pero no se dan cuenta que este texto es un predicado nominativo al igual que San Juan 1:6

4.Publicado por Juan el 26/10/2015 21:17 (desde móvil)
como decía en en San Juan 16 dice lo siguiente hubo un hombre enviado de Dios el cual se llamaba Juan Aquí también es un predicado nominativo y los Testigos de Jehová no traducen según su propia regla hubo un hombre enviado de un Dios el cual

5.Publicado por Juan el 26/10/2015 21:18 (desde móvil)
el cual se llamaba Juan

6.Publicado por Elizabeth coronado el 09/06/2018 07:43
Bueno, tenemos una incognita quién es jesús realmente? es Dios o simplemente un ser celestial, veamos La biblia nos dice que hay un solo Dios, y que este es celoso es decir que no comparte su gloria con nadie;(exodo20,5: porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.) pues bien, entonces por qué Jesús entonces acepta la adoración(mateo 2,11; mateo 28,9;mateo 14,33) y no reprocha a los que lo hacen como hizo el ángel con Juan( Apocalipsis 9,10), y aún así, suponiendo que Jesús no es Dios, cómo es oposible que la biblia nos diga que Jesús era un dios, sería lo mismo que decir que jesús es el equivalente aun dios pagano y en ninguna manera Dios aceptaría eso y muco menos lo pondria en la biblia que es la palabra de dios para la humanidad. saben es dificil para alguien aceptar que lo que nos han enseñado toda la vida es algo erroneo, pero debemos hacer las cosas usado el rasonamiento como lo sugiere la misma palabra de Dios,sería tan facil entender lo que nos dice san juan 1,1 con simplemente traducir el texto tal y como esta escrito en su idioma original,además es bastante ilógico pensar que Dios diria que existe un dios diferente a él y que cuente con su total aprobación, sólo imaginar esto es abominable. Pero dice la palabra que el espiritu santo es quien convence, y que si alguno esta falto de sabiduría que la pida aDios quien la da abundantemente y sin reproche, así que lo único que me resta POR DECIR AL RESPECTO ES QUE SI USTED REALMENTE QUIERE SABER Y ENTENDER QUIEN ES JESUS REALMENTE PUES DIRIJASE A DIOS EN ORACION Y PIDALE QUE LE MUESTRE LA VERDAD;pues el tiene el poder para revelarselo. Que el Señor les bendiga.

7.Publicado por Grzegorz Kaszyński el 15/06/2018 15:12
See https://pl.scribd.com/document/381785001/Grzegorz-Kaszyński-119-translations-not-rendering-theos-ēn-ho-logos-as-the-Word-was-God-John-1-1

8.Publicado por Rony Guadalajara el 03/02/2019 00:05
Referente a Juan 1:1, quisiera hacer varias observaciones, ya que la traducción y posterior interpretación que tradicionalmente se ha hecho de este versículo no son correctas.

Lo que nunca se debe hacer es ir a un texto con unas ideas preconcebidas de antemano e interpretar el texto ajustándolo a esas ideas. Ésto es lo que ha pasado durante cientos de años con este famoso versículo de Juan.

Cuando leemos un texto tenemos que ceñirnos a lo que dice el texto, sin que ningún tipo de interferencias ni ideas preconcebidas influyan en la comprensión o interpretación del mismo.

Vayamos al texto de Juan 1:1

El texto dice:

“En principio (o en el principio) era el Verbo y el Verbo estaba con el Dios y Dios era el Verbo”

Tradicionalmente se ha traducido de la siguiente manera:

“En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”.

Otros lo traducen así:

“En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era un Dios”.

Tanto la primera como la segunda traducción son incorrectas, ya que las dos traducciones están influidas por ideas preconcebidas de antemano.

Fíjense que en el texto, el primer Dios que aparece lleva artículo determinado, “el Verbo estaba con el Dios”, pero el segundo Dios que aparece, además de que no lleva artículo, el predicado nominal antecede a la forma verbal, “y Dios era el Verbo”.

Pues bien, hoy en día, la mayoría de gramáticos en griego están de acuerdo que esta forma de construir la frase no se puede traducir ni por “el Verbo era Dios”, ni por “el Verbo era un Dios”, sino por “divinidad era el Verbo”

Juan le está dando al Verbo un carácter de naturaleza, no de identidad.

Juan no se está inventando nada ni va más allá de lo que dicen los textos (1 Corintios 4:6), sino que se está remitiendo a la teología del Antiguo Testamento donde la palabra, el logos, el dabar de Dios, ni es persona ni tiene personalidad.

Juan, cuando escribe su libro, no tiene ni idea de esa doctrina trinitaria ajena a la biblia que surgiría en el siglo IV y que posteriormente se convertiría en dogma apoyado por un poder supuestamente infalible.

El Verbo es la Palabra de Dios. El Verbo no es Dios, el Verbo es de Dios, al igual que su presencia divina, su rostro, su espíritu, su gloria, sus manos, su aliento, su shekinah, su poder. Podría decirse que todos estos términos son “morfes”, “aspectos” de Dios, pero no Dios. En definitiva, el Verbo es un atributo inherente a Dios y es eterno porque Dios es eterno.

En el Antiguo Testamento, en hebreo, el verbo es el dabar de Dios, y en el Nuevo Testamento, en griego, se traduce como el rhema o el logos de Dios. En ningún caso, a este dabar, rhema o logos, los textos le dan un carácter de personalidad.

Dos ejemplos, uno del Nuevo Testamento y otro del Antiguo:

Pablo, en Hebreos 4:12, nos dice que el Logos, es decir, la Palabra de Dios, es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Y en Isaías 55:11, leemos que el dabar, es decir, la Palabra que sale de la boca de Dios, no volverá a él vacía, sino que hará lo que él quiera.

¿Me pueden presentar un sólo texto de la sola escritura donde diga que el Verbo es Jesucristo o el Hijo de Dios?.

Ya se lo adelanto yo. No hay ni uno.

Pero no sólo la mayoría identifica erróneamente al Verbo con Jesucristo, que como acabo de decir no hay ningún texto que lo diga, sino que además dicen que el Verbo, es el Creador. ¡Esto ya es el colmo!

Juan 1:3 dice:

“Por él fueron hechas todas las cosas y sin él nada de lo que ha sido hecho fué hecho”

Vamos a ver señores míos, por favor, ese “por él” no se está refiriendo al Verbo, sino al precedente último del versículo anterior, que es Dios.

Desde el versículo 3 al 13 Juan se está refiriendo a Dios, no al Verbo.

Y ahora llegamos al versículo 14

En el original de este versículo en griego, aparece por un lado el vocablo “egeneto”, el cual tiene multitud de acepciones, y por otro la palabra “sarx” que significa carne. Según los eruditos, este versículo 14 es uno de los más difíciles de interpretar de toda la Biblia. La cuestión es: ¿Qué quiso decir Juan en este versículo?. Ya he dicho que el vocablo “egeneto” tiene multitud de acepciones, por lo que atendiendo al contexto en el que aparece este vocablo, unido en paralelo a otros versículos del Nuevo Testamento, nos ayudará a elegir la mejor traducción.

La traducción de que “el Verbo se hizo carne”, no es correcta porque de ser así, Dios se quedaría sin su Verbo, es decir, dejaríamos a Dios sin su Palabra, ya que su Verbo se habría convertido en carne.

Y ésto no puede ser porque Dios sigue teniendo su Palabra.

Sin embargo, si traducimos que “el Verbo habitó carne”, o que “el Verbo alcanzó carne”, ya que el vocablo “egeneto” también lo permite, sería la traducción correcta, o por lo menos la que más se acercaría a lo que Juan quiso decir.

El concepto que quiero transmitir es que, ya desde la eternidad, Dios, en su mente eterna, asocia su Verbo con el futuro hombre Jesucristo que ha de nacer de la virgen María. Dios, el Padre, sin desprenderse ni parcial ni totalmente de su Verbo, y de una forma que no podemos entender, lo incorpora en Jesús en el momento de su nacimiento (Juan 6:26).

Esto estaría en consonancia con pasajes como Colosenses 1:19 donde leemos que al Padre agradó que en Cristo habitara toda la plenitud de la Deidad, es decir, su Verbo. Es por este motivo, que presentar a Jesucristo como con naturaleza divina no sería incorrecto, aunque esa plenitud no interfiere en nada en su persona, en su humanidad.

La traducción “el Verbo habitó carne” o que “el Verbo alcanzó carne”, también estaría en consonancia con Filipenses 2:6, donde leemos que Jesucristo, existente con o en unión con “morfe” de Dios, no quiso ser igual Dios. En este pasaje de Pablo, “morfe” o “forma” sustituye a “verbo”.

Aprovecho la ocasión para explicar este versículo de Filipenses, ya que muchos lo presentan para demostrar, erróneamente, que Jesucristo es Dios. El versículo no dice que Jesucristo, siendo Dios o igual a Dios, no quiso continuar estando en la condición de Dios. Eso no dice el texto. Lo que el texto nos está queriendo decir es que Jesucristo, siendo sólo hombre, y partiendo de esta condición, no quiso ser igual a Dios, como así sucedió con Adán, sino que se humilló así mismo. Así pues, la humillación no consiste en rebajarse de Dios a hombre, sino más bien de hombre a esclavo o siervo.

Jesucristo es un hombre, un ser humano en el cual habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, es decir, el Verbo de Dios. (Colosenses 1:19 ; Colosenses 2:9). Es la piedra rechazada por los hombres pero escogida y preciosa para Dios (1 Pedro 2:4).

En su presciencia, Dios, el Padre, el único Dios, ve la Creación, la Rebelión, la Caída y la Salvación. Es en esa misma presciencia que ve al futuro hombre Jesucristo como el único capaz de llevar a cabo su plan de salvación y el único que cumple el modelo requerido por él para llevarlo a cabo. (Efesios 1:1-3, 5-8; 3:11 2ª Timoteo 1:8-11 2ª Corintios 5:18,19 1ª Pedro 1:19, 20).

Dios escoge a un hombre porque el escogido no tenía que socorrer a los ángeles, sino que tenía que socorrer a la descendencia de Abraham, a la humanidad, por lo que debía ser en todo semejante a sus hermanos (Hebreos 2:14-17).

Es en Jesucristo donde fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades, todo fue creado por causa de él y para él. (Colosenses 1:16).

La traducción “por medio de él”, que generalmente se hace de este versículo, es decir, “por medio de Jesucristo”, no es correcta. Cuando se refiere a la creación, la preposición griega ”δι“(di) + genitivo, nunca se traduce “por medio de”, sino “por”, siendo su significado “por causa de”, “teniendo en cuenta a ”, o “en función de”. Es decir, todo lo que el Padre ha creado, lo ha hecho en Jesucristo, por causa de Jesucristo, teniendo en cuenta a Jesucristo y para Jesucristo, pero no por medio de Jesucristo.

¿Se dan cuenta señores? Si Dios en su presciencia no hubiese preconocido a Jesucristo como el único que cumplía el modelo por él requerido para llevar a cabo su plan de salvación, no hubiese hecho nada, no hubiese habido creación y ni ustedes ni yo estaríamos ahora aquí.

Desde antes de la Creación, aunque Jesucristo no existe porque todavía no ha nacido de María, para Dios, sin embargo, ya es antes de todas las cosas (Juan 8:58), queriendo que tenga la preeminencia en todo y que todas las cosas subsistan en él (Colosenses 1:17-18).

Antes de nacer de María por el poder de Dios en el Espíritu Santo, Jesucristo no existía; sólo existía en la mente eterna del Padre. Es decir, no es que hubiera un hipotético Dios Hijo que nace, sino que al santo ser que nace, Dios lo declara su hijo, que es una cosa muy diferente. El Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, el Unigénito, el Único, todo se refiere al hombre, al ser humano Jesucristo.

Esto es grandioso, maravilloso, extraordinario. El Señor Dios Todopoderoso, el Alfa y la Omega, el que vive por los siglos de los siglos, el que es principio y fin, el sólo Soberano Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, el que es y que era y que ha de venir, el Creador, el Padre, nuestro Señor, nuestro Salvador, nos salva a través de un hombre, de un ser humano.

¡No hay palabras!

Y aunque Jesucristo es un hombre, también es Señor porque Dios, que es el Soberano Señor, le ha hecho Señor y Cristo (Hechos 2:36), y Jesucristo es la luz porque Dios, que es luz (1 Juan 1:5), le ha puesto por luz de las naciones (Isaías 42:6), y Jesucristo perdonaba pecados porque Dios le dio toda potestad (Mateo 28:18) y Jesucristo tiene vida en sí mismo porque como Dios, nuestro Padre, tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo (Juan 5:26).

Jesucristo es el Mesías, es el Salvador levantado por Dios. Apocalipsis 7:10 nos dice que los dos son nuestros Salvadores. Uno, Dios, es el originador del plan de salvación, el que lleva la iniciativa, el otro, el hombre Jesucristo, el que lo acepta y lo lleva a cabo.

Por eso, una vez que Jesucristo padeció y murió por nuestros pecados, Dios, el Padre, el único Dios, lo corona de gloria y de honra, exaltándole hasta lo sumo sobre todo y sobre todos, incluido los ángeles, y haciendo que toda rodilla se doble ante él.

¡Un hombre, un ser humano exaltado de esta manera por la obra que ha hecho en favor nuestro!

¡Colosal!

Jesucristo, cuando nos hable, será un testimonio de que la Presencia divina, la Gloria de Dios, el Poder de Dios está en él, ya que el Padre, sin desprenderse ni total ni parcialmente le ha dado su Palabra, su Verbo (Juan 1:14).

Jesucristo es el testimonio de que el Padre ha venido a cumplir sus promesas. La Palabra de Dios está en Jesucristo, y esa Palabra, que es de Dios, expresa vida eterna cuando la aceptamos.


Y cuando el Padre le haya sujetado a todos sus enemigos entre los que se encuentran el pecado, la muerte y los sistemas de maldad, cuando todo haya sido sometido al Hijo, entonces también el Hijo mismo se sujetará a Aquel que sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos (1 Corintios 15:28).

Cuando estemos en la Tierra Nueva, ver a Jesucristo será algo extraordinario, maravilloso. Poder darle las gracias por todo lo que hizo en favor nuestro será algo que haremos con solemne reverencia. Pero ver cara a cara a nuestro Dios, el originador del plan de salvación, al Todopoderoso, al Creador, a nuestro Padre Celestial, será tan grande, tan grande, que no me lo puedo ni imaginar.

Un pecador como yo solo puede decir con lágrimas en los ojos, gracias, gracias a los dos.


Firmado:

R. Guadalajara


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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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