CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

Decíamos en la nota anterior que debíamos buscar una ciudad en la que el apóstol Pablo hubiera estado prisionero y que encajara con los datos de cercanía, y otros, como que hubiera un pretorio o “Casa del César”, recogidos del texto mismo de Filipenses.

Ahora bien, en principio estos datos no encajan bien del todo con los dos momentos de prisión de Pablo sobre los que nos informan los Hechos de los apóstoles: en Cesarea (Hch capítulos 23-26), y luego en Roma (Hch 28). Por tanto hay que buscar otra ciudad.

Lo vemos a continuación de acuerdo con las propuestas de los estudiosos:

1. Roma / Cesarea: Las noticias de un pretorio (“casa”) y de “gente del César” y la presencia de Timoteo hacen pensar inmediatamente en la primera ciudad, la capital del Imperio. Sería sobre todo Roma -egún algunos- el lugar de composición de Filipenses. Otros se decantan por Cesarea.

Ahora bien, esta elección entraña bastantes dificultades:

Aparte de que cualquier ciudad importante de una provincia imperial tenía su pretorio/casa del César y su “gente del César” (con lo que esta frase no indica nada preciso), la gran dificultad para aceptar que Flp se redactara en Roma, o también en Cesarea, es la distancia geográfica entre ellas y la ciudad de Filipos que está muy al norte de Grecia, en la Calcídica.

- Cálculos sencillos indican que entre Cesarea y Filipos hay unas mil millas de ruta marítima, y ésta sólo podía emprenderse desde abril hasta septiembre, no durante todo el año. Por tierra había más de 1.600 kilómetros de difíciles caminos.

- La distancia de Filipos a Roma, tanto por tierra o mar, era aún mayor. En estas circunstancias es difícil imaginar el continuo trasiego de personas y noticias que presupone la carta. Además, en Roma, Pablo tenía intención de viajar a España (Rom 15,24.28), no a Filipos.

Tampoco en Cesarea estaba en situación el Apóstol de viajar a Filipos. El camino a esta ciudad es un poco más corto, pero también era bastante difícil realizar los movimientos de personas que supone la carta.

2. Éfeso: Antes estas dificultades se ha pensado, desde finales del siglo XIX, que la ciudad del encarcelamiento de Pablo podía ser Éfeso, en Asia Menor:

• Allí estuvo Pablo mucho tiempo;

• Allí había un “pretorio” y “gente del César”;

• Timoteo estuvo al lado de Pablo en esa ciudad (deducido de Hch 19,22: “Envió a Macedonia a dos de sus auxiliares, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba algún tiempo en Asia”);

• Las comunicaciones de Éfeso con Filipos eran más sencillas;

• Desde Éfeso se redactaron las Cartas a los Gálatas y 1 Corintios, que tienen un lenguaje y un modo de discutir similar, una línea de pensamiento más igual, en suma una atmósfera muy parecida entre ellas.

Así pues, parece que casi todo podría encajar con la hipótesis de Éfeso, pero el problema radica en que no tenemos absolutamente ninguna noticia directa de que Pablo hubiera estado prisionero precisamente en esa ciudad. Los Hechos de los apóstoles no dicen ni una palabra al respecto. Sólo habla del motín de los orfebres contra Pablo que no terminó en prisión (Hch 19,23-40).

Sabemos ya, sin embargo, que el autor de los Hechos de los Apóstoles no narra todo de Pablo, y que a veces omite ciertos datos importantes, por lo que su silencio no es un argumento decisivo en contra de una prisión del Apóstol en Éfeso.

Los estudiosos han señalado que el mismo Pablo indica que estuvo muchas veces prisionero durante su vida (cf. 2 Cor 6,3-5: “A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio, 4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios: con mucha constancia en tribulaciones, necesidades, angustias; 5 en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos;” y 11,23: “ ¿Ministros de Cristo? - ¡Digo una locura! - ¡Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces”).


Por tanto, los Hechos de los apóstoles se quedan muy cortos al señalar expresamente sólo dos encarcelamientos de Pablo. En 2 Cor 1,8-10 Pablo dice que estando en Asia Menor recibió una condena a muerte (“una ‘tribulación’ tan abrumadora hasta el punto de perder la esperanza de conservar la vida”; cf. también 1 Cor 15,30-32: “30 Y nosotros mismos ¿por qué nos ponemos en peligro a todas horas? 31 Cada día estoy a la muerte ¡sí hermanos! gloria mía en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte. 32 Si por motivos humanos luché en Éfeso contra las bestias ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos”). Es posible que todas estas alusiones se refieran a Éfeso.

Si se acepta la posibilidad de una posible prisión en Asia Menor, Éfeso en concreto, esta ciudad sería la que mejor concuerda con los datos que ofrece Flp sobre las circunstancias de su composición.


La fecha exacta de composición no se puede precisar. Filipenses se compuso en algún momento durante la estancia efesina del Apóstol: entre el 54 y el 58 d.C.

Y con esto hemos terminado nuestra breve introducción a la Carta a los filipenses.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com


P.S.
Nos comunica el teólogo argentino, lector asiduo de este blog, Ariel Álvarez Valdés, que hay un argumento subsidiario en refuerzo de la tesis que Filipenses se escribió en Éfeso.
Reproduzco sus palabras:

« Quería añadir, como argumento para la posible composición de Filipenses en la prisión de Éfeso, como usted bien sostiene, que si Rm 16 es un escrito dirigido a la comunidad de Éfeso, tal como defiende hoy la mayoría de los autores, allí Pablo dice: "Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión", con lo cual tendríamos otra mensión de una posible prisión de Pablo en Éfeso. »

Un cordial saludo.
Ariel Alvarez Valdes



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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Jesús recordado. Un libro de James D.G.Dunn”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

Saludos de nuevo.




Miércoles, 20 de Mayo 2009

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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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