CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero



Hoy escribe Antonio Piñero


Al adentrarnos ahora en la explicación de la estructura y contenido de 1 Corintios –después de haber mencionado ya el marco y las circunstancias de la fundación de la comunidad en la notas anteriores-, la primera cuestión a la que nos enfrentamos es: ¿se trata de una carta, o de varias?

Sabemos que un redactor desconocido, o un grupo de ellos, editó y publicó las cartas que de Pablo que se conservaban a finales del siglo I, en una “edición” de carácter no localista -las cartas de Pablo iban dirigidas a resolver problemas concretos de las comunidades por él formadas-, sino en una colección que tuviera un carácter universal, que valiera a los cristianos de diversas localizaciones geográficas y de tiempos diversos.

Para responder ordenada y completa, en lo posible, a esta cuestión de la unidad y coherencia, o no, de 1 Corintios (dentro del merco mencionado: las cartas de Pablo fueron editadas, y por tanto, manipuladas a finales del siglo I) debemos abordar los temas siguientes:

1. La herencia paulina: ¿cómo manejó el legado espiritual, escrito, del Apóstol el grupo de sus sucesores?

2. ¿Es posible 1 Corintios muestre indicios de ser el inicio de una tarea editorial, es decir, de haber sido el comienzo de una colección de cartas de Pablo editadas en un volumen?

3. ¿Muestra además indicios, en concreto 1 Cor de estar compuesta por más de una carta?

4. ¿Qué valor tiene –de adquisición de conocimientos históricos- el que consideremos a 1 Corintios como una carta “mixta”, es decir, compuesta de al menos dos cartas diferentes, si es que la respuesta a la pregunta anterior es positiva?

5. Y si la respuesta es afirmativa, reconstruyamos las posibles cartas diferentes, presentémoslas en su texto seguido, para que puedan ser leídas sin interrupción, y luego podamos hacer el comentario explicativo de cada una de as posibles cartas por separado

6. ¿Sería posible que a pesar de la fragmentación en al menos dos cartas, el editor antiguo tuviera razones de peso para haberlas unido? O en otras palabras: ¿puede haber un hilo conductor interno de los diversos fragmentos que ofrezca de algún modo una conexión interna y que aclara qué había en la mente de Pablo por debajo, como sustrato común, al tratar de los diversos temas?

Comenzamos con el punto 1.

Es claro que la ingente tarea del Apóstol no concluyó con su muerte. Ya en vida, como dijimos, se inició la costumbre de copiar las cartas recibidas por cada comunidad y en enviarlas a otras, a la vez que se recibía como intercambio la que había sido allí enviada. Más que indicios hay en Colosenses 4,16 (probablemente carta no auténtica, sino de un discípulo; pero vale como información de lo que se hacía ya en vida de Pablo, quizás, y sobre todo después):


“Una vez que hayáis leído esta carta entre vosotros, procurad que sea también leída en la Iglesia de Laodicea. Y por vuestra parte leed vosotros la que os venga de Laodicea” (Col 4,16).

Los más inquietos de entre la “escuela paulina” debieron de preocuparse

· En primer lugar de reunir esas cartas que ya iban difundiéndose, de recopiarlas,

· De añadir algunos fragmentos aclarativos –se suelen denominar como “glosas” o interpolaciones…--,
· E incluso se atrevieron a escribir en nombre del Maestro ya fallecido cartas nuevas que, apelando a la autoridad de Pablo dieran respuesta a nuevos interrogantes generados por la vida de nuevas comunidades o por el mero desarrollo de la Iglesia.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“”

• Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)

Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.








Lunes, 19 de Octubre 2009

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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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