CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


Hoy escribe Antonio Piñero

Dijimos en la postal/nota del otro día que con Zorobabel comenzaba en Israel una nueva esperanza escatológica, con un nuevo gobierno que podía calificarse de mesiánico porque inauguraba una era nueva, que muchos judíos creían que era definitiva… en la tierra de Israel.

Paolo Sacchi la describe así:

La atmósfera que envolvió en un primer momento a los dos ungidos fue de gran entusiasmo. Se sabían guiados por el descendiente de David, y el profeta Zacarías vio (4,6-7) que todos los obstáculos se deshacían ante Zorobabel gracias a la intervención milagrosa de Dios. El reino de David estaba renaciendo. Había una atmósfera de milagro; se sentía a Dios presente para “reconstruir y plantar”, como había predicho el profeta Jeremías (31,28). La travesía del desierto era el anticipo de la del Mar Rojo: la nueva dedicación del templo ampliado debía aparecer como el signo tangible por parte de Dios de que el Orden Nuevo, del cual habían hablado ciertas profecías, si aún no había comenzado estaba al menos a punto de nacer. Decía el profeta Ageo:

« Ahora reflexionad bien, desde este día y en el futuro:
antes de que se comenzara a poner piedra sobre piedra en el templo de Yahvé, ¿qué era de vosotros?
Se iba a un montón (de grano) del que se esperaban veinte medidas y no había más que diez;
se iba a un tonel para sacar cincuenta cántaros y no había más que veinte.
Los herí con tizón, con añublo
y con granizo en todas las labores de sus manos.
…Reflexionad bien… El grano (no falta) en el granero,
la vid, el higo, la granada, el olivo dan sus frutos.
¡De ahora en adelante los bendigo!” (Ageo 2, 15-19). »

A estas palabras de Ageo hacen eco otras de Zacarías:

« Así dice Yahvé Sebaot:
‘Tomen fuerza de nuevo vuestras manos.
… Antes de estos días no había salario para el hombre…
para quien salía y para quien entraba (es decir para todos los que se ejercitaban en alguna actividad)
no había seguridad alguna debido al enemigo.
Era yo quien ponía a los hombres unos contra otros.
Mas ahora no seré ya como he sido antes
hacia el resto de este pueblo.
Oráculo de Yahvé Sebaot.

Siembro la paz:
la vid dará su fruto,
la tierra dará sus productos,
el cielo dará su rocío.
Daré todo en posesión al resto de este pueblo.
Y como habéis sido maldición en medio de las gentes
¡oh casa de Judá y de Israel!
así, en cuanto os haya salvado,
llegareis a ser una bendición.
No temáis; tomen vigor vuestras manos (Zacarías 8, 9-13). »

El reino de David renacía: se habría logrado de nuevo la unidad de todo el pueblo (Judá e Israel), el bienestar, y todo ello en una inabarcable y grandiosa espera de la revelación del Dios de Israel a todas las naciones por medio de Israel. El triunfo de Zorobabel no habría sido la consecuencia de su fuerza armada y no tenía ninguna importancia que la ciudad no pudiera ser fortificada. Dios mismo sería el verdadero e imprevisible baluarte contra todos sus enemigos (Zac 2,8-9). La llegada de los repatriados desde el exilio de Babilonia debió presentarse como una ventaja incluso para los que se habían quedado en el país y puede pensarse que la comunidad en su conjunto habría recibido inicialmente alguna ventaja.

En realidad las cosas sucedieron de modo muy distinto al que en un primer momento habían esperado Ageo y Zacarías, ya que existían las premisas para una guerra civil: contrastes de intereses que se radicalizaban en ideologías distintas. De esta guerra, que la tradición inmediatamente posterior trató de esconder, han quedado huellas en el libro de Zacarías, especialmente, en los capítulos 3 y 12.

Hasta aquí Paolo SAcchi

En esos capítulos se habla de una guerra civil y de un homicidio que la hizo concluir. El asesinado había sido Zorobabel…, el último rey en Judá de estirpe davídica. La desaparición del descendiente de David debió suscitar problemas en muchos porque la idea de que la casa reinante era garantía de salvación para todo el pueblo (porque proporcionaba la paz y la posibilidad de conseguir los bienes necesarios y con ellos la salvación) estaba muy difundida.

Comenta Sacchi de nuevo:

El recuerdo de Zorobabel en el clima de unidad nacional logrado después de su desaparición resultó incómodo: su figura recordaba a todos la dinastía davídica, los poderes y favores divinos de los que había gozado. El deseo de hacer desaparecer de la memoria al último descendiente de David, el último "ungido" real, emerge en la historia de la más antigua tradición del pasaje de Zac 6,9-15. El texto fue retocado justamente con el objeto de hacer desaparecer al ungido de David. Este pasaje está corrupto por una corrupción antiquísima y voluntaria, orientada a reducir la importancia del ungido davídico a favor del ungido sacerdotal.

He aquí el texto tal como aparece hoy en las partes que fueron retocadas y que indican la corrupción. Dice Dios por boca del profeta: "Toma plata y oro y haz coronas que pondrás sobre la cabeza de Josué…, el sumo sacerdote. Le dirás: 'He aquí el hombre cuyo nombre es Germen…, él reconstruirá el Templo…, se sentará como soberano en el trono y sobre el trono habrá un sacerdote. Entre ellos dos habrá un perfecto entendimiento. La corona será…". Está claro que en el texto original estaba escrito que el profeta debía hacer dos coronas, una de plata y otra de oro, una para Josué y otra para Zorobabel.

Las palabras que siguen y que ahora parecen dirigidas a Josué, debían referirse a Zorobabel: el apelativo "germen" pertenece al mesianismo real (cf. Zac 3,8 y 4,10); es él quien debería haberse sentado a gobernar, mientras que Josué habría sido "el sacerdote sentado en su trono". En el texto griego ha quedado también alguna otra palabra que deja entrever aún mejor el sentido del pasaje original compuesto cuando estaban por comenzarse los trabajos de restauración del Templo; el pasaje agrega respecto al hebreo después de "sentado en su trono" la expresión "a su derecha".

Estas correcciones son bastante ingenuas, pero ciertamente correcciones, y dan testimonio de un capítulo del proceso de afirmación del sacerdocio sadoquita, es decir se establecen las bases aún más fuertes para que en época posterior –como se verá sobre todo en los manuscritos de Qumrán- pueda concebirse que en época mesiánica habrá de existir en Israel no un mesías, sino dos y a la vez: el mesías guerrero-político y el mesías sacerdotal, encargado de enseñar la Ley al pueblo.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

¿Sólo se recordó a Jesús... o se reinterpretó?”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

Saludos de nuevo.

Lunes, 8 de Junio 2009

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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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