CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
El género literario en los Hechos Apócrifos
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

El género literario en los HchAp (III)

3) El aspecto teratológico tiene también en la Biblia paradigmas abundantes frente a los pocos ejemplos presentados por la Prof. Söder, sobre gtodo de los Hechos tardíos. Pero la Escritura ofrece un rico muestrario de térata (prodigios), que van desde la serpiente del paraíso (Gén 3) hasta el lago de los leones de Daniel (Dan 6,16ss) pasando por la burra parlante de Balaam (Núm 22,22-33) o por Sodoma y Gomorra y la lluvia de azufre y fuego (Gén 19,15-29), las plagas de Egipto y los portentos que preceden su desencadenamiento (Éx 7ss), el paso del mar Rojo (Éx 14,15ss) la columna de nube o fuego (Éx 13,21; 14,19.24), el paso del Jordán (Jos 3), las campañas de Josué con la complicidad del sol y la luna (Jos 10,12ss), etc.

Todos esos portentos son otras tantas manifestaciones del poder de Dios y su complacencia con sus siervos. Los magos de Egipto, que habían emulado los milagros de Moisés, se sintieron incapaces de repetir la plaga de los mosquitos. Ante lo inexplicable deducen que allí estaba el dedo de Dios (Éx 8,15). Y por la misma razón, ante el derrumbamiento de su diosa, creen los efesios en el Dios de Juan según el texto de los HchJn 42.

Es verdad que los apóstoles fueron acusados de practicar la magia. Pero esta acusación estaba motivada por la visión que tenían los paganos de los milagros apostólicos. Ritos, como la imposición de las manos, la unción con el óleo (HchTom 42), el lavatorio con agua y otros similares, acompañados con fórmulas esotéricas, como podría ser la invocación “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (HchTom 96), levantaban fáciles sospechas en un mundo penetrado de una mentalidad precientífica. Pero también Jesús fue tachado de “seductor” y acusado de tener un pacto con el príncipe de los demonios. Y es que ese poder extraordinario de los apóstoles se ejercía según los textos en un mundo de extrañas criaturas: demonios, magos, animales parlantes. Una vez más, Filóstrato de Lemnos se aparta de esta creencia cuando afirma que Apolo revelaba en Delfos la verdad simplemente, sin necesidad de manifestaciones ostentosas.

4) Lo mismo podemos concluir sobre el elemento tendencioso o, que Söder subrayaba en los HchAp. Es verdad que se trata de obras con clara intención propagandística. Pero este aspecto de los HchAp encaja mucho mejor en el contexto bíblico por razones evidentes. Los apóstoles eran, como hemos visto, testigos cualificados de la llegada del Reino de Dios, habían convivido como discípulos con el Maestro, habían tratado con el Redentor a quien habían visto resucitado. Su vida toda, sus viajes, su predicación, sus prodigios y hasta su martirio tienen un sentido manifiesto de cumplimiento de una misión: la de ir por todo el mundo para predicar su mensaje. Como lo tuvieron la vida y las correrías de Jesús o la vida y los viajes de Pablo. Y lo mismo que Jesús, los apóstoles culminaron su ministerio con el martirio. Como Jesús, encontraron durante sus carreras a ciertos personajes que reaccionaron con violencia frente a su predicación.

5) Resta una palabra sobre el aspecto erótico como elemento estructural de los HchAp. Es verdad que hay escenas en donde el tema amoroso juega un papel de cierta importancia, pero nada más. Lo erótico es en los HchAp un detalle coyuntural, que sirve como marco complementario para la predicación de la continencia. Doctrina llevada a veces hasta el paroxismo, aunque aparece con hipérboles y estridencias en labios de los enemigos de los apóstoles. Cuando la conversión a la vida de castidad alcanza a personas vinculadas a hombres importantes en la escala social, surge el conflicto que acabará con la muerte de los apóstoles responsables (Andrés, Pedro, Pablo, Tomás).

En la novela griega, el amor está dibujado con los más vivos y atractivos colores. Los héroes de los relatos hacen lo indecible para recuperarlo intacto. En los HchAp el amor recibe calificativos muy negativos. Los apóstoles tratan de transformarlo en otro amor de orden espiritual que tiene muy poco que ver con el amor de la novela y que realmente significa su rechazo. Las historia de Drusiana y Calímaco (HchJn 63-86), por ejemplo, sirve de pretexto para largas prédicas de Juan y para varios y testimoniales milagros. Es, sin embargo, atrevida la descripción del intento del enamorado Calímaco para violar el cadáver de Drusiana en la misma sepultura. Una serpiente y un joven sonriente y luminoso impidieron la culminación del lance.

El relato más escabroso de todos los Hechos es posiblemente la Historia de Euclía, la sierva hermosa y ambiciosa, a la que Maximila eligió sin sombra de remordimiento para que la sustituyera en el lecho conyugal (HchAnd 17-22). Ocho meses duró el engaño hasta que la ambición de la joven y la envidia de sus colegas hicieron salir a la luz toda la rocambolesca historia. Otro episodio que recuerda el influjo de este motivo es la historia de Procliana en los Hechos de Juan, escritos presuntamente por su discípulo Prócoro (caps. 42-44). En el episodio se dan los elementos contenidos en las historias de la mujer de Putifar con José (Gén 39) y de Fedra, enamorada de su hijastro Hipólito. Tanto la esposa de Putifar como Procliana invitaban a sus pretendidos con la misma fórmula: “Acuéstate conmigo”.

A pesar de todo ello, me inclino decididamente por la tesis de Kaestli, según la cual, los HchAp no responden a ningún género literario conocido en la antigüedad pagana. Posiblemente, nos encontramos aquí con una creación cristiana en la que confluyen diversas influencias. Más adelante veremos cómo, desde mi punto de vista, los HchAp deben entenderse y explicarse en el contexto de una literatura imbuida de terminología, mentalidad y doctrina que hunden sus raíces en la Biblia. La misma Rosa Söder era consciente de ello.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro


Nota:

El texto completo de los Hechos de los apóstoles (siríaco- copto [sólo en versión española], latín y griego (con versión española) puede verse en la edición de Antonio Piñero- Gonzalo del Cerro, Hechos apócrifos de los apóstoles. Volumen I (Hechos de Andrés, de Juan y de Pedro), Volumen II (Hechos de Pablo; Hechos de Pablo y Tecla; Hechos de Tomás) Editorial B.A.C. Nº 646 y 656, Madrid, 2005-2006, Introducción, Texto original con aparato crítico, versión castellana y notas.


Jueves, 21 de Mayo 2009

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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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