CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Hoy escribe Antonio Piñero

La figura del “mesías” como Hijo del Hombre en el Libro de las Parábolas de Henoc nos proporciona aún más material interesante. Empezamos por el tema del juicio del que hemos ya mencionado algún rasgo muy parecido al que también aparece del Evangelio de Mateo.


El juicio de Dios y su mesías, el Hijo del Hombre, tiene dos momentos. Uno es el diluvio universal y la prisión de los ángeles caídos. Estas historias ocupan los capítulos 54 y 55 del Libro de las Parábolas.

El primero parece por tanto que una unión de las tradiciones sobre el juicio con el tema del diluvio más el tema de Henoc como juez. Veámoslo. Henoc ve en primer lugar en sus visiones que existe un valle profundo en la tierra que arde en llamas. Allí son llevados los reyes de la tierra y los poderosos –naturalmente malvados- y arrojados al fuego. Igualmente Henoc ve cómo se preparan los grillos y cadenas que sujetarán al Diablo para un momento que llegará pronto (cap. 54).

A continuación, con la unión sólo de la frase “en aquellos días”, se pinta el Diluvio en el que perecen todos los que moran sobre la tierra, menos Noé y los suyos. Dios se arrepiente de un castigo tan tremendo y restaura la tierra. A continuación, también sin solución de continuidad, Dios amenaza con el juicio a los ángeles caídos y avisa a los reyes poderosos de la tierra: “Habréis de ver a mi Elegido, sentado en el trono de mi gloria, juzgar a Azazel y su huestes…” (55,4), como ya hemos visto.

Inmediatamente, Henoc pinta el combate semifinal de castigo tanto contra el Israel infiel como contra los malvados de la tierra. Son los reyes de los partos y de los medos -como instrumentos del castigo divino- los que se lanzan contra Israel asolado además por una guerra intestina. En ella “nadie conocerá a su prójimo, a su hermano, ni el hijo a su padre y su madre, hasta que a consecuencia de sus muertes haya multitud de cadáveres y su castigo no se en vano. Entonces el sheol (infierno o gehenna) tragará a los pecadores a la vista de los elegidos (56,8)”. Así perece una parte de Israel, que también contiene elementos malvados.

Pero no todo acaba aquí: el vidente, Henoc, ve como se reúnen en Israel los judíos, justos, de la diáspora, simbolizados por otro ejército de carros, montados por hombres que llegaban sobre los vientos (conforme a la profecía de Isaías, 27,13 o 2 Macabeos 2,18s; Baruc 2,27ss), de oriente, occidente y el mediodía… (cap. 57).

Esta noción recuerda el dicho de Jesús de Mt 8,11 y Lc 13,29: "Vendrán de oriente y occidente a sentarse a la mesa con Abrahán…").

La concepción del reino mesiánico como tal varía en el Libro de Henoc según las diversas secciones (autores y épocas un tanto diversas).

1. En la parte más antigua del Libro I de Henoc –Libro de los vigilantes- no aparece el reino del mesías directamente, con esta figura, pero sí una suerte de reino milenario, en la tierra :

“Los elegidos tendrán luz, alegría y paz; ellos heredarán la tierra [compárese con Mt 5,4] mientras que para los impíos será la maldición: 5,7; “En aquellos días la tierra será labrada con justicia; toda ella quedará cuajada de árboles, y será llena de bendición. Una medida producirá mil y cada medida de aceitunas producirá diez tinajas de aceite… (10,18-19)

2. En el Libro de los Sueños aparece la descripción de una “nueva Jerusalén”, terrestre, donde habitan la paz y la justicia, tanto los israelitas como cierto número de gentiles…, cómo el mesías surge de la comunidad, etc.: 93,3-10; 91,11-17). De esto hemnos hablado ya.

3. El Libro de las Parábolas presenta un reino de Dios en el que aparece muy claramente también la figura del mesías, que habita entre los elegidos en una tierra y cielo transformados:

« En ese día asentaré entre ellos a mi Elegido y transformaré el cielo, volviéndolo bendición y luz eterna. Transformaré la tierra haciéndola bendición, y asentaré en ellas a mis elegidos, pero los que cometen pecado no la pisarán…” (45,4-5). Habrá una nueva “casa de reunión o templo nuevo y los justos vivirán descansados, libres de toda opresión de los reinos terrenales y de los pecadores: »

« “Después de esto mostrará el justo Elegido su casa de reunión: desde ese momento no serán ya rechazados a causa del nombre del Señor de los espíritus. Y estos montes no serán ante su justicia tan firmes como tierra; los collados serán como fuente de agua, y descansarán los justos de la opresión de los pecadores”(53,6-7). »

Los judíos dispersos en la diáspora serán congregados por Dios en Israel (cap. 57, como dijimos más arriba) y algunos gentiles se convertirán:

« “En el día de la angustia se volverá contra los pecadores su propia maldad, y triunfarán los justos en el nombre del Señor de los espíritus. Y (Él) lo hará ver a otros para que se arrepientan y dejen la (mala) obra de sus manos; no tendrán gloria en el nombre del Señor de los espíritus, pero en su nombre serán salvos; y el Señor de los espíritus se compadecerá de ellos, pues mucha es su misericordia (50,2-3). »

Como puede observarse, la concepción del mesianismo es bastante completa en el Libro de las Parábolas. Ahora bien, da la impresión de que Dios mismo es el que se encarga de instaurar el reino, no el mesías, mientras que el éste tiene como cargo el gobernarlo en justicia una vez constituido el reino y ejercer las funciones de juez, tanto en el juicio previo (Primer juicio “final”) como en el Segundo o definitivo, que es el único que merecería ese calificativo.

Y de cualquier modo –con la mente puesta en lo que nos interesa en toda esta serie-, observe el lector:

A. Cómo el reino de Dios es siempre en la tierra, en el país de Israel;

B. Cómo el mesías es siempre también un ser humano, aunque en algunos momentos alcanza cotas celestiales por deseo divino;

C. Cómo el reino consta de bienes espirituales, sin duda, pero también materiales.

D. Cómo las implicaciones políticas del Reino respecto a los reyes y poderosos que desean imponer su gobierno sobre la tierra de Israel son igualmente evidentes.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“¿Jesús hombre o Dios? Teología básica del judeocristianismo (VI”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.


Viernes, 17 de Julio 2009

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Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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