CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos hoy con el contenido de la carta a los Filipenses

1,5:

« “A causa de la comunión que habéis tenido respecto al Evangelio, desde el primer día hasta hoy”

Otra posible traducción: “A causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy”. »

Aclaración:

Cuando se lee en griego este versículo, expresa gracias a su preciso vocabulario un concepto clave del cristianismo primitivo: la “comunión” (participar de todo en común: koinonía en griego) entre los fieles, una comuinión que se genera casi de modo espontáneo vez que se ha oído y creído en la “buena noticia”. Por ello es preferible la primera traducción.


1,6 + 10:

g[ 6 Firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús […] + 1, 10 con que podáis aquilatar los mejor para ser puros y sin tacha para el Día de Cristo, ]g

Aclaración:


La expresión el “día de Cristo Jesús” de estos vv. manifiesta la esperanza de un retorno próximo de Jesús lleno de poder para juzgar al mundo (la “parusía”). Encontramos aquí la misma confianza y seguridad que Pablo había expresado ya en 1 Tesalonicenses 4-5 acerca del fin del mundo presente con el retorno previo de Jesús, esa vez con poderes de juez universal que retribuye conforme a sus acciones durante la vida terrenal vivos y muertos.

La expresión “día de Cristo Jesús” parece aquí una transposición del “Día de Yahvé”, un frase que es común en el Antiguo Testamento para designar el momento en el que Dios se presentará en la tierra para exigir cuentas por las acciones cometidas, ya sea en el Juicio Final, o antes.


1,7-8:

« Y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes como sois todos de mi gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio. 8 Pues testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el corazón de Cristo Jesús. »

Aclaración:

Esto vv. nos dicen que el Apóstol está en la cárcel (“en cadenas”), y que echa de manos y lleva en su corazón a los filipenses. Al final de la explicación del contenido, cuando tratemos el tema del lugar de composición, discutiremos cuál pudo ser el lugar de encarcelamiento de Pablo.

¿Dónde estaba encarcelado Pablo? La respuesta no es fácil en absoluto. Se han propuesto tres ciudades, Roma, Cesarea y Éfeso. Las dos primeras tienen a priori a su favor el que son las únicas nombradas por los Hechos de los apóstoles como lugares de encarcelamiento de Pablo: 23,33-26,32 y 28,14-31. La tercera tiene también sus posibilidades. Lo veremos.

1,9:


« Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, »

Aclaración:

Pablo pide “conocimiento perfecto” para los filipenses: que sepan escoger lo mejor acerca de cómo entender a Jesús. Probablemente alude aquí el Apóstol indirectamente a posibles adversarios, “malos obreros” (3,2), que predican en la comunidad una interpretación del evangelio distinta a la suya, es decir, otro “conocimiento” (como en Gálatas). Los recién convertidos tienen que saber juzgarla, y escoger con conocimiento y sabiduría entre la nueva interpretación de Jesús propuesta por otros misioneros y el evangelio (“mensaje”) paulino, el primero que recibieron.

B. 1,12-4,20: cuerpo de la carta actual.

1,12-26: Estos vv. ponen de relieve la situación de Pablo en prisión y su actitud respecto al final de la vida física. Ahora el Apóstol reflexiona sobre las consecuencias de estar encarcelado: su muerte es posible y ello tendrá efectos sobre el anuncio del Evangelio.

1,12:

« Quiero que sepáis, hermanos, que lo que me ha sucedido ha contribuido más bien al progreso del Evangelio; »

Aclaración:

“Lo que le ha sucedido” se refiere a su detención y a su proceso aún pendiente en la ciudad desde donde escribe.

1,13:

« De tal forma que se ha hecho público en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo. »

Aclaración:
Al menos parece claro que él, Pablo, no es un delincuente: está en cadenas “por Cristo”, por algo relacionado con la predicación del Evangelio, no por delitos comunes. En esos años ser cristiano no era todavía delito en el Imperio; por tanto debió de tratarse de algún problema de “orden público”, al estilo, por ejemplo:

· Del que tuvo al principio en la ciudad misma de Filipos (Hch 16,16-38: Pablo expulsa del cuerpo de una adivina un espíritu impuro que profetizaba. Como la chica era esclava, los dueños se quejaron de que perdían dinero, al faltarle los clientes)

· O el motín de los orfebres en Éfeso (Hch 19,23-40: la nueva fe predicada por Pablo ponía en peligro la devoción a Ártemis, la diosa patrona de la ciudad. Los orfebres que hacían imágenes en plata de su templo, se quejan de Pablo ante la autoridad).

1,14:

« Y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, tienen mayor intrepidez en anunciar sin temor la Palabra. »

Aclaración:

Sea lo que fuere del episodio concreto que originó su encarcelamiento, una de las consecuencias de hallarse en la prisión fue –según Pablo mismo— un progreso en la difusión del Evangelio.

Como sabemos por la historia antigua en general, y en concreto por los Hechos de los apóstoles a propósito de Pablo mismo (28,30-31: “Permaneció Pablo dos años enteros en una casa que había alquilado [¡aunque estaba en prisión en espera de juicio!] y recibía a todos los que acudían a él; 31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno), y por los Hechos apócrifos de los apóstoles, las condiciones de la prisión en la Antigüedad eran verdaderamente en cuanto a visitas muy tolerantes, y permitían el apostolado. Así, debemos deducir que no sólo “los hermanos”, sino Pablo mismo seguían difundiendo el Evangelio a pesar de la prisión.

Señala Rodney Stark, en su obra The Rise of Christianity (“La expansión del cristianismo”) que los romanos en general fueron muy tolerantes para con el cristianismo y su proselitismo, en general. Si hubo algún problema –de orden público, o de momentos en los que se exigía adoración a la efigie del Emperador y los cristianos no lo hacían, etc.-, las autoridades se contentaban con perseguir a los cabezas de la comunidad, pero dejaban en paz al resto de los fieles, con la idea de que descabezado el grupo, el resto perdería toda fuerza.

En el cristianismo no era así y la percepción de las autoridades romanas estaba muy equivocada, pues juzgaban al movimiento cristiano como si fuese una de las religiones del imperio, que eran controladas desde arriba por sacerdotes. Eliminados éstos, cesaba el grupo. en el cristianismo, por el contrario, la eliminación por el martiro del cabeza de grupo afianzaba el valor de la "mercancñia" religiosa que éste propagaba, se conseguían nuevos conversos y la comunidad seguía hacia adelante más fortalecida dirigida por una nueva persona.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

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Saludos de nuevo.


Jueves, 23 de Abril 2009

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Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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