CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con las "figuras (mesiánicas) a medias entre el cielo y la tierra" que se van formando en el judaísmo a lo largo del siglo II a.C.(V).

Otra de estos tipos mesiánicos del imaginario judío es el “Hijo del Hombre”. El pasaje básico que sirve de transfondo para esta figura es el Libro de Daniel, capítulo 7. El contexto es una visión de este profeta/apocalíptico que describe los momentos finales del mundo presente y la irrupción en la tierra de Israel del mundo futuro, es decir, del reino de Dios.

El vidente -que aunque se denomine a sí mismo Daniel, vive después del levantamiento macabeo contra los reyes griegos seléucidas, es decir después del 167 a.C.- ve en sueños cómo Dios le revela que antes de que ocurra el final del mundo presente se sucederán cuatro reinos o imperio terrenos, absolutamente injustos simbolizados por cuatro bestias terribles (capítulo 7,2-8). Éstas son descritas del modo siguiente: la primera era como un león; la segunda como un oso; la tercera como un leopardo. La cuarta era diferente, de forma casi inimaginable, terrible y feroz, con diez cuernos, más uno pequeño; tenía ojos de hombre y una “boca que hablaba con gran arrogancia” (7,8).

Por el contexto del Libro los comentaristas están de acuerdo en que estas bestias se corresponden con las cuatro partes de una gran estatua que –también en sueños- había visto el rey Nabucodonosor en 2,32-35. La cabeza era de oro; su pecho y brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; y sus pies, parte de hierro y parte de barro. Entonces y de pronto:

« Una piedra se desprendió (de un monte cercano); sin intervención de mano alguna, vino a dar a la estatua en sus pies de hierro y arcilla, y los pulverizó. Entonces quedó pulverizado todo a la vez: hierro, arcilla, bronce, plata y oro; quedaron como el tamo de la era en verano, y el viento se lo llevó sin dejar rastro. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra (Dn 2,34-35) »

Los comentaristas están todos de acuerdo también en interpretar los cuatro reinos y las cuatro partes de la estatua como los Imperios babilónico; el persa; el de Alejandro Magno y el de los Seléucidas, los sucesores de Alejandro en la zona de Siria y tierras más al este, quienes desde el 200 se habían apoderado de Israel.

El cuerno pequeño de la visión de la cuarta bestia (Dn 7,8) es el rey Antíoco IV Epífanes, el que con sus exigencias al pueblo judío para que renunciara a sus costumbres patrias –la Ley, la circuncisión, etc.- y adoptara la cultura helénica, provocó el levantamiento de los Macabeos, es decir, una reacción absolutamente en contra de todo lo griego.

La piedra que golpea la estatua, que se desprende de un monte sin intervención de mano humana, que machaca la estatua y que “llena toda la tierra” es el “mesías”, el agente divino que lucha contra esos reinos malvados y los vence..., sea como fuere cómo se entienda su figura. Su misión, pues, es acabar con los malvados reinos humanos, opuestos a los planes de Dios sobre su pueblo elegido.

El vidente Daniel, inmediatamente después de insinuada esta idea, dibuja la escena de una suerte de Juicio final antes de la implantación del Reino del Altísimo, acá en la tierra. El pasaje es impresionante:

« Mientras yo contemplaba: Se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura, blanca como la nieve; los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego corría y manaba delante de él. Miles de millares le servían, miríadas de miríadas estaban en pie delante de él. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros (Dn 7,9-10) ».

Y luego aparece la figura que nos interesa, un “como hijo de hombre”:

« Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás(Dn 7,13-14). »

El vidente no especifica cómo es esta figura, que actúa como mano derecha del Altísimo. De acuerdo con el pensamiento del Tercer Isaías, al final, en la época mesiánica, habría de reinar Israel sobre todas las naciones con la inmensa ayuda de Dios. Algunos gentiles se convertirán, y el resto mirarán con estupor el poderío de Israel, lo respetarán, llevarán dones al templo del Altísimo… y en resumidas cuentas comenzará la época de gloria mesiánica para Israel en esta tierra..., cuya duración no se sabe.

Opinan por lo general los estudiosos que esta figura de “hijo de hombre” (sin artículo ninguno, = un ser humano) es la representación del pueblo elegido. Por tanto no es una figura individual, sino colectiva. Así parece indicarlo con claridad el siguiente pasaje del mismo capítulo:

« Pero el tribunal se sentará, y el dominio le será quitado, para ser destruido y aniquilado definitivamente. Y el reino y el imperio y la grandeza de los reinos bajo los cielos todos serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Reino eterno es su reino, y todos los imperios le servirán y le obedecerán (Dn 7,26-27). »

Esto parece cierto, pero también lo es que los intérpretes antiguos debieron de olvidarse de esta interpretación evidente –ofrecida por el autor mismo del Libro de Daniel- y pensaron que ese personaje no era el pueblo elegido sino algo más concreto, individual y real: un ser humano de carne y hueso dispuesto por Dios misteriosamente para no tener la necesidad de intervenir Él directamente en la tierra (peligra su trascendencia), sino por medio de este agente.

Y lo cierto es que una figura puramente simbólica en el Libro de Daniel adquierió con el paso del tiempo consistencia entre los piadosos del pueblo judío y se convirtió en su imaginario en un individuo especial, que está al lado de Dios, que tiene amplios poderes de actuación, y que bajará a la tierra a establecer finalmente el reino divino.

No sabemos exactamente los pasos o los modos cómo ocurrió este cambio, pero lo cierto es que cuando los Evangelios Sinópticos hablan -para los tiempos de Jesús- del "Hijo del hombre" no necesitan explicar su figura, ni describirla. Presuponen que todo el mundo entiende.

Veremos algunos otros textos judíos que dan cuerpo a la, en su momento, noción sólo simbólica.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Análisis breve del texto de Gálatas 2,1-10”

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Saludos de nuevo.
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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

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Saludos de nuevo.


Lunes, 6 de Julio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con el tema Figuras a medias entre el cielo y la tierra (IV), es decir comentamos las figuras “mesiánicas” semicelestiales que son una suerte de «mesías celeste» (términos que para un judío de la época serían una paradoja, porque si es mesías, es humano). Se trata un agente de la salvación escatológica del que se acentúa la naturaleza «sobrehumana», aun siendo un ser humano, y al que se atribuyen acciones claramente mesiánicas.

Este tipo de figura aparece igualmente en dos escritos apócrifos judíos (Las Parábolas de Henoc y el IV Libro de Esdras, que más tarde consideraremos) en los que su presencia era generalmente atribuida al influjo cristiano. Su presencia en los escritos de Qumrán prueba, por el contrario, que también aquí nos hallamos ante un desarrollo precristiano de ideas seminales del Antiguo Testamento, en este caso provenientes del Libro de Daniel.

A este respecto hay otro texto importante en Qumrán: la segunda columna del único fragmento conservado de una composición aramea, datable paleográficamente (es decir por el tipo de las letras y el modo de la escritura en general) en la primera mitad del siglo I y que lleva el título de 4Q246 “Hijo de Dios” (Pseudo Danielª). He aquí el texto:

g[ 1 Será denominado hijo de Dios, y lo llamarán hijo del Altísimo. Como las centellas 2 de una visión, así será el reino de ellos; reinarán algunos años sobre 3 la tierra y aplastarán todo; un pueblo aplastará a otro pueblo y una ciudad a otra ciudad, 4 hasta que levante al pueblo de Dios y haga descansar a todo de la espada. 5 Su reino será un reino eterno, y todos sus caminos en la justicia; juzgará] 6la tierra con justicia, y todos harán la paz. Cesará la espada en la tierra, 7 y todas la ciudades le rendirán homenaje. El Dios grande con su fuerza 8 hará la guerra por él; pondrá los pueblos en su mano y 9 arrojará todos ante él. Su dominio será un dominio eterno, y todos los abismos... ]g

Comenta Florentino García Martínez (en Los Manuscritos del Mar Muerto. Balance de hallazgos y de cuarenta años de estudios, Ediciones El Almendro, Córdoba, 1994, [eds. A. Piñero-D. Fernández Galiano] pp. 203-204)

« El contexto del pasaje conservado es el siguiente: nos habla de que alguien (¿un vidente?) cae ante el trono de un rey y se dirige a él. Le describe los males que han de venir, entre los que la referencia a Asiria y Egipto desempeña un papel importante. Éste es el contexto.

Aún más importante será la aparición de un personaje misterioso al que le serán dados los títulos de "hijo de Dios» e "hijo del Altísimo», personaje que "será grande sobre la tierra” y a quien "todos servirán». A su aparición seguirán tribulaciones, pero éstas serán pasajeras como una centella, y sólo durarán… hasta que él levante al pueblo de Dios y haga descansar a todo de la espada… Vencerá a todos los reyes con la fuerza de Dios, dará fin a la guerra y establecerá un reinado eterno en el que todos harán la paz y en el que él dominará eternamente en la justicia.

Este personaje es descrito con los rasgos del “Hijo del Hombre” del Libro de Daniel, de donde provienen las expresiones “Su reino será un reino eterno» (Dn 7,27) y «su dominio será un dominio eterno» (Dn 7,14) que nuestro autor aplica al protagonista misterioso de su relato, al que considera sin duda alguna como un individuo.

Este personaje es presentado como juez del mundo entero y su dominio se extiende a todo el orbe. Su acción terminará el período de crisis precedente e introducirá la situación de paz escatológica, lo que permite comprender los títulos excelsos de «Hijo de Dios» e «hijo del Altísimo» que se le aplican.  »

Y éste es precisamente el elemento que aquí conviene subrayar: en Qumrán, junto a un «mesías-rey » y a un «mesías sacerdote», se esperaba la venida de un agente de salvación escatológico tan excelso como el “Hijo del Hombre” preexistente del Libro de Las Parábolas de Henoc (del que también hablaremos en notas sucesivas) o como el «mesías» del Libro IV Esdras.

Y aunque nuestro texto no emplea la palabra «mesías» para designarlo, este término sí aparece en otro de los textos qumránicos ya conocidos desde antiguo (que hemos comentado en la nota anterior), 11QMelquisedec, en el que a este mismo tipo de figura salvadora de naturaleza sobrehumana que ejecuta el juicio divino, libera del poder de Belial y rescata a los hombres de su lote en la primera semana del último jubileo de la historia, no sólo se le llama elohim «dios», sino «ungido del espíritu», es decir “mesías”.

Estamos, pues, muy cerca del ambiente en el que desarrollará el cristianismo su concepto peculiar de “mesías”.

Es muy claro que los Manuscritos del Mar Muerto –y como veremos los Apócrifos del Antiguo Testamento- nos iluminan poderosamente el contexto, la atmósfera en la que nace el cristianismo. No en vano éste nace como una secta judía, a la que al principio se llamaban “nazarenos”/ “nazoreos” y luego “mesianistas” o “cristianos”.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“El conjunto del texto de Gálatas 2,1-10”

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Magíster de religiones de la Universidad

PABLO DE OLAVIDE de Sevilla 2009-2010

Información en la nota del día 27-06-2009 y en el enlace siguiente:

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Viernes, 3 de Julio 2009
Cronología de  los Hechos Apócrifos
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Cronología de los HchAp (IV)

Los Hechos de Andrés

Las relaciones de los HchAnd con los demás HchAp han sido estudiadas y expuestas por J. M. Prieur en su edición de los Acta Andreae II 385-403. Allí repasa la historia y el estado de la cuestión, que dista mucho de estar claro y definitivamente resuelto. Que los HchAnd tienen numerosas coincidencias con otros grandes Hechos es algo evidente. Pero siempre queda en pie la eterna pregunta: Quis a quo? ¿Quién depende de quién? De todos modos, los HchAnd tienen en sí mismos algo de arcaicos desde el punto de vista sociorreligioso. Como si su autor, reciente converso a la nueva fe cristiana, siguiera todavía anclado en postulados de extrañas ideologías, que se transparentan a través de sus frecuentes elucubraciones doctrinales.

Su cristología es indecisa y elemental. Del Jesús bíblico no se recoge ningún hecho concreto, fuera de las alusiones que aparecen en el Martyrium Prius, obra bastante posterior. Todo son referencias lejanas o teóricas. Nada de la Trinidad. “Padre” es incluso un apelativo dedicado a Jesús (HchAnd 12,2; 63,1). La moral es tan primitiva, que toda la narración de la sustitución de Maximila en sus deberes conyugales por su esclava Euclía no merece el más mínimo reproche. Y el mismo Andrés, colgado ya en la cruz, niega a Egeates toda posibilidad de reconciliación “ni aunque de veras te arrepintieras” (HchAnd 62,1), actitud ajena al espíritu del evangelio (Mt 18,21-22).

Igualmente faltan en estos Hechos detalles sobre ritos sacramentales o sobre la organización jerárquica. Hay apenas unas furtivas menciones del sello (sphragís) y una alusión única a la reunión de los fieles en domingo para escuchar a Andrés (HchAnd 13,1). En una palabra, los HchAnd son los menos cristianos de los HchAp primitivos. Todo ello hace pensar, según mi opinión, en una época temprana, anterior incluso a la de los otros HchAp.

En cuanto a la visión narrada en la Vida de Andrés 20, de Gregorio de Tours, no parece tener el pretendido valor probativo para demostrar la dependencia de los HchAnd con respecto a los HchPe. Pues para ello, se tendría que demostrar que la tradición de la crucifixión de Pedro tenía como única fuente los HchPe. Pero esto es altamente improbable si los HchAnd fueron compuestos hacia el año 150 (para elegir la fecha preferida por Prieur) y Pedro fue crucificado un siglo antes. Parece obvio que ya se conociera el género de muerte del Príncipe de los Apóstoles, dato recogido por el autor de los HchPe cuando escribió su obra en las postrimerías del siglo II. Además, uerbum crucis no tiene, a mi modo de ver, el sentido del Logos como denominación de la cruz luminosa en los HchJn 98. Pues el término Uerbum no se usa como apelativo de cruz. En Gregorio, es Juan el que habla para decir: Ego sum uerbum crucis… (Yo soy el verbo de la cruz). Juan es, pues, “la palabra de la cruz”, el anuncio de la cruz para Andrés. La denominación es la misma que en 1 Cor 1,18: uerbum crucis en el sentido de doctrina sobre la cruz.

(La foto es un icono ruso del apóstol Andrés).

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro





Jueves, 2 de Julio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con el tema Figuras a medias entre el cielo y la tierra (III)

Decíamos en la nota pasada que había otro personaje interesante que, siendo esencialmente un hombre, ocupaba sin embargo, en el imaginario judío un lugar importante en el ámbito sobrehumano y semiceleste: Mequisedec. El texto fundamental sobre esta figura aparece en los manuscritos del Mar Muerto (Qumrán): He aquí el pasaje:

g[ “Su interpretación para los últimos días se refiere a los cautivos, de los que dice: ‘Para proclamar a los cautivos la liberación… de la heredad de Melquisedec, pues […] y ellos son la heredad de Melquisedec, que los hará retornar a ellos. Él proclamará para ellos la liberación para librarlos [de la deuda] de todas sus iniquidades. Y esto suce[derá] en la primera semana del jubileo que sigue a los nue[ve] jubileos. Y el día [de las expiacio]nes es el final del jubileo décimo en el que se expiará por todos los hijos de [Dios] y por los hijos de [Dios] y por los hombres del lote de Melquisedec… pues es el tiempo del ‘año de gracia’ para Melquisedec, para exal[tar en el pro]ceso a los santos de Dios por el dominio del Juicio como está escrito sobre él en los cánticos de David que dice: ‘Elohim se yergue en la asam[blea de Dios], en medio de los dioses juzga ]g…

g[ Melquisedec ejecutará la venganza de los juicios de Dios [en ese día, y ellos serán liberados de las manos] de Belial y de las manos de todos los espíritus de su lote]. En su ayuda (vendrán) todos los ‘dioses de la [justicia’; él] es qu[ien prevalecerá ese día sobre] todos los hijos de Dios, y pre[sidirá la asamblea] ésta. Éste es el día de [la paz del que] habló [Dios de antiguo por las palabras de Is]aías profeta, que dijo: ‘Qué bellos son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu Dios [reina’]. Su interpretación: Los montes son los profe[tas...].  ]g
Y el pregonero es [el un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los afligidos’… Su interpretación]: para instruirlos en todos los tiempos del mundo […] ella (la comunidad) ha sido apartada de Belial… en los juicios de Dios como está escrito sobre él: ‘Diciendo a Sión: tu Dios reina’. [Si]ón es [la congregación de todos los hijos de justicia, los] que establecen la alianza, los que evitan marchar [por el ca]mino del pueblo… Melquisedec, que los librará de la mano de Belial” (col. II, 1-25; versión de García Martínez, Textos de Qumrán, 186-7). ]g

El texto b[no es nada fácil de entender si no se tiene en cuenta la “escatología” (ciencia [revelada por Dios] sobre le final del mundo) de los esenios derivada del Libro de Daniel]b.

Según este “profeta” (todo el capítulo 9), desde el tiempo de la revelación a él concedida hasta el final, hasta la gran batalla contra las huestes de Satanás, la derrota de éste y el comienzo del tiempo escatológico, han de pasar 70 semanas de años = 490 años = 10 jubileos de 49 años cada uno.

El texto dice que han pasado 9 jubileos y que se está en la primera semana de años (7 años) del último o décimo jubileo. El final del mundo, pues, está cerca. para el autor del pasaje. El que ha escrito este texto –quizá el Maestro de justicia de la comunidad, o alguien parecido- piensa que está viviendo en esos momentos anteriores a la gran batalla escatológica, que precede al tiempo mesiánico o “reinado de Dios”.

Éste es el momento en el que los justos serán liberados:

a) de sus “deudas”, es decir, de sus pecados (aramaísmo: antigua versión del Padrenuestro: “Perdónanos nuestras deudas [pecados; ofensas a Dios] así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” [los que nos han ofendido]). En esos días “se expiará por todos los pecados”.

b) de sus enemigos escatológicos

De entre los justos hay algunos que pertenecen al "lote" de Melquisedec, es su año de gracia. En el juicio divino, donde parece que también interviene Melquisedec, los “santos” (= judíos justos) quedarán vindicados por la divinidad. En ese tiempo quedarán liberados del poder de Satán = Belial.


Este tiempo mesiánico es el día de la paz, que tiene un pregonero que lo anuncia (y lo pone en práctica). Ese pregonero es el “Ungido del Espíritu”, por tanto un mesías, que instruirá a la comunidad que ha sido apartada de Belial.

En ese momento se ejecutará el “reinado de Dios” (“tu Dios reina”) y el pueblo de ese reinado es la “congregación de los hijos de la justicia, los que son fieles a la Alianza, los que evitan marchar por el camino (de pecado) del pueblo” en general.

Es Melquisedec el que los libera de los lazos de Belial/Satanás, pues ejecuta la venganza de los hijos de Dios sobre los malvados.


Comentario de Sacchi:

« Del texto anterior se deducen algunas consecuencias: 1) Melquisedec es un ser sobrehumano, un ’elohim . 2) Su tarea es la de conducir a los judíos hacia el camino recto, por la conversión. 3) Es él quien proclama la remisión de las faltas pasadas. 4) Tiene quizás también la tarea de presidir el juicio divino (el texto no es claro) o, ciertamente al menos, de ejecutar la venganza de Dios.

Estas funciones son típicamente mesiánicas pues se trata de acciones salvíficas. Debe notarse que la importancia de estas funciones ha crecido enormemente respecto al mesianismo antiguo. El incremento en importancia de las funciones está acompañado, si puede decirse así, del crecimiento de la naturaleza del personaje mesiánico que asume características cada vez más sobrehumanas. El mesías futuro del Libro de los Sueños (del que trataremos más tarde) tendrá la naturaleza de los patriarcas; pero ahora Elías, Henoc y luego Melquisedec están decididamente por encima de lo humano, porque nacieron pero no murieron. » (p. 415)

Pero obsérvese que este mesías no es todavía un “mesías” tal como se entiende en el cristianismo, pero se acerca. Por ello puede ser caracterizado al menos como “personaje mesiánico”: tiene el sacerdocio –celeste- y es un “rey legítimo”. Lo importante es que actúa como personaje humano-celestial, brazo derecho de Dios que asegura la victoria en el combate escatológico, parecido en sus funciones al arcángel Miguel en el capítulo 12 del Libro de Daniel.

En síntesis: tenemos aquí, en este texto sobre Melquisedec,


a) Un ser humano

b) Que no ha muerto

c) Que ha sido elevado por Dios al cielo

d) Que actúa como brazo de Dios

e) Que es sacerdote y juez escatológico (interviene también en el juicio divino)

f) Que conduce al tiempo después de la batalla escatológica o tiempos mesiánicos.


Seguiremos con estos personajes interesantes que parecen formar el contexto inmediato del mesianismo cristianismo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

El Concilio de Jerusalén. Nociones básicas del judeocristianismo”

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Magíster de religiones de la Universidad

PABLO DE OLAVIDE de Sevilla 2009-2010


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Saludos de nuevo.
Miércoles, 1 de Julio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero



Presentamos aquí el proyecto de un magister de Historia de las religiones que ofrece la Univerisad sevillana "Pablo de Olavide". Dado que estas materias no se cultivan apenas en la Universidad española, un proyecto de este tipo es extraordinariamente bienvenido.



MÁSTER UNIVERSITARIO
RELIGIONES Y SOCIEDADES


Universidad Internacional de Andalucía

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE
SEVILLA

CURSO 2009-2010






Objetivos generales

La religión ha sido y es una de las claves de la Humanidad. A lo largo de la Historia y en el mundo actual, la religión se revela como una de las fuerzas que mueven al individuo y al grupo, que originan cambios políticos, que generan rasgos culturales. Por tanto, el objetivo más ambicioso de este máster es sin duda proporcionar a los estudiantes una perspectiva precisa del lugar de la religión y de las distintas religiones en la historia del mundo.
Profundizar en el conocimiento de las religiones se ha convertido en algo urgente. Por una parte, el siglo XXI comienza marcado a fuego por conflictos que, bajo la etiqueta de “religiosos”, esconden un complejo entramado de factores que van mucho más allá de la religión, pero que están unidos a ella de manera indisoluble. Por otra, los movimientos migratorios son cada vez más frecuentes, y hoy somos conscientes de que la convivencia pacífica entre culturas exige tanto conocer la propia identidad, cuanto entender y respetar la identidad de los otros.
El conocimiento científico de la génesis, del desarrollo y de la situación actual de las grandes tradiciones religiosas debe contribuir a la comprensión global del pasado y el presente, y sobre todo al diseño de las estrategias para el futuro. Entendemos que la educación ha de asumir su responsabilidad en la construcción de la paz, y que ahondar en el conocimiento de las religiones propias y ajenas es condición indispensable para eludir el conflicto.
La actual política educativa ha reconocido todos estos aspectos y está comenzando a generar estrategias que promueven el conocimiento de la religión. En este sentido, el objetivo de este máster es triple: por una parte, contribuir a la formación de los docentes que enseñan religiones en los diferentes niveles educativos; por otra, presentar distintas líneas de investigación que puedan engendrar nuevos conocimientos sobre las religiones y enriquecer su estudio; por último –aunque no menos importante-, proporcionar formación sobre las tradiciones religiosas a todo el que desee profundizar en ellas y a quienes trabajan en contacto con diferentes culturas y religiones (políticos, diplomáticos, trabajadores sociales, cooperantes).

Para lograrlo, los objetivos específicos de este máster son los siguientes:

1. Ofrecer conocimientos generales sobre la religión como sistema cultural y sobre la articulación de las creencias, los ritos y los códigos éticos.
2. Ofrecer un aparato metodológico para el análisis y la enseñanza del fenómeno religioso, mediante la presentación de las principales teorías y métodos de las distintas escuelas y la formación en el análisis de los testimonios.
3. Ofrecer conocimientos específicos sobre las principales tradiciones religiosas del mundo y favorecer el estudio comparado de todas ellas.
4. Promover el estudio interdisciplinar de la religión, incluyendo en su análisis otras disciplinas (Historia, Sociología, Antropología, Política, Derecho) e incluyendo a la religión entre las categorías explicativas de todas ellas.
5. Promover el análisis de la situación de las distintas religiones en el mundo actual, mediante la reflexión sobre la relación entre la religión y la sociedad.
6. Apuntar líneas de investigación novedosas a los alumnos interesados en iniciarse en la carrera investigadora.


Estructura académica

Máster de carácter semipresencial (60 créditos ECTS), que consta de dos partes:

1. Módulo de formación teórica (45 créditos ECTS), dividido a su vez en:


a) Fase de trabajo personal tutorizado de manera virtual (3 ECTS): programa de lecturas diseñado por los directores académicos del Máster y el comité científico, para la preparación de la fase presencial. Una vez realizadas las lecturas, habrá un control virtual que será necesario superar para pasar a la fase siguiente.

b) Fase presencial: sesiones teóricas repartidas en 8 módulos y lectura de las obras recomendadas por el coordinador de cada módulo.

Sólo el último módulo es común para ambas alternativas, y tendrá lugar durante la última semana de junio.

Tras cursar cada uno de los módulos, los alumnos deberán responder a las correspondientes pruebas virtuales, antes de pasar a la fase final del máster.


2. Módulo de investigación (15 créditos ECTS) durante el cual, de forma individual y bajo la dirección de uno o más profesores, se desarrollará el Trabajo de Investigación, cuya propuesta definitiva habrá sido previamente elaborada en la fase presencial. Este módulo está destinado a iniciar a los alumnos en las técnicas de investigación y en la exposición de sus resultados ante un público especializado.


Con carácter optativo, los alumnos que lo deseen podrán cursar

1) Un módulo de “Didáctica de las Religiones”, que constará de 7 ECTS; en este caso, el Trabajo de Investigación al que se refiere el párrafo anterior equivaldrá sólo a 8 créditos ECTS. El módulo de Didáctica constará de sesiones presenciales (que tendrán lugar durante el mes de mayo de 2010) y culminará en la preparación y presentación de una Unidad Didáctica que versará sobre el tema elegido por el alumno para su Trabajo de Investigación.

2) Un módulo de “Laicidad y Derechos Humanos”, que constará de 7 ECTS; en este caso, el Trabajo de Investigación al que se refiere la introducción del apartado 2 equivaldrá sólo a 8 créditos ECTS.



Contenido de la fase presencial

En cualquiera de las dos modalidades presenciales (8 semanas u 8 meses), la estructura del programa es idéntica. Se trata de cursar los siguientes 8 módulos:


1. Teorías y métodos del estudio de la religión (5 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Francisco Díez de Velasco (Univ. La Laguna)



2. Manifestaciones religiosas de la Antigüedad (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinadores: Dr. Jaime Alvar Ezquerra (Universidad Carlos III)
Dra. Elena Muñiz Grijalvo (UPO)


3. Los monoteísmos, I: Judaísmo (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinadores: Dr. Julio Trebolle Barrera (Univ. Complutense)
Dr. Juan Manuel Cortés Copete (UPO)


4. Los monoteísmos, II: Cristianismo (7 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Antonio Piñero Sáenz (Universidad Complutense)


5. Los monoteísmos, III: Islam (7 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Emilio González Ferrín (Univ. Sevilla)


6. Religiones orientales: Hinduismo y Budismo (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. Amador Vega (Univ. Pompeu Fabra)
Dr. José Antonio Antón Pacheco (Univ. Sevilla)


7. Religiones en América: Tradiciones indígenas, cristianismos (4 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador:


8. Religiones y sociedad actual (7 ECTS)
Sesiones de clase + tutorías virtuales
Coordinador: Dr. José Mª Contreras Mazario (UPO)
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9. Religiones en América: Tradiciones indígenas, cristianismos (4 ECTS)
Carácter: Optativo
2 sesiones + tutorías virtuales + 2 conferencias

10. Laicidad y Derechos Humanos (7 ECTS)
Carácter: Optativo
4 sesiones + tutorías virtuales + 3 conferencias

11. Didáctica de las Religiones (7 ECTS)
Carácter: Optativo

4 sesiones + tutorías virtuales + 3 conferencias

Enlace de Internet para obtener más información





Martes, 30 de Junio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Decíamos en la nota pasada que había otro personaje interesante en el ámbito sobrehumano y semiceleste: Mequisedec.

Antes del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto sabíamos de Melquisedec lo que dice la Biblia hebrea, la Epístola a los hebreos del Nuevo Testamento y un apócrifo del Antiguo Testamento, del ciclo de Henoc, el Libro II de Henoc o Henoc eslavo.

Lo que de él se decía era los siguiente, antes del descubrimiento de los Manuscritos:

« 1 Gn 14,18-20: “18 Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, 19 y le bendijo diciendo: «¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!» Y le dio Abram el diezmo de todo.”  »

El Salmo 110,4 hace de Melquisedec no sólo un rey, sino también sacerdote:

« “Lo ha jurado Yahvé y no ha de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec".  »

El salmo se refiere históricamente al rey; más tarde todo él será interpretado como un oráculo sobre el futuro mesías; finalmente los cristianos lo aplican a Jesucristo: el fue el que cumplió al pie de la letra este vaticinio.

2. Por la Epístola a los Hebreos conocemos una cierta teología del paulinismo (judeocristiano, como el autor del Evangelio de Mateo) que terminaba por hacer de Jesús, un laico piadoso, un sacerdote único cuyo sacrificio, también único, en la cruz había eliminado todo valor del resto de los sacrificios del templo de Jerusalén. Jesús era, pues, un sacerdote de un orden especialísimo, el de Melquisedec, tomando la idea del Salmo 110 en interpretación cristiana (5,6.10). Este orden es el que sustituye con su único preste (Jesús) al orden de Aarón completo, el sacerdocio judío (Heb 6,20; 7,10-15.17).

3. El Libro II de Henoc (eslavo; Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, Cristiandad, Madrid, 1984, pp. 196ss)

En él se narra que Melquisedec era hijo de Nir, personaje también desconocido en la tradición hebrea, quien a su vez era hijo Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Noé, hijo de Henoc. Se trata por ello de un personaje antediluviano que nació virginalmente, según este texto, de Sopanima, mujer de Nir, después de que éste hubiera sido ya proclamado por el pueblo sumo sacerdote.

Hay dos textos, uno largo y otro breve. Dice la recensión larga (no sabemos hasta qué punto hay en ella intervención de mano cristiana):

« Encontrándose Sopanima ya en edad avanzada, concibió el día de la muerte en su seno, sin que Nir hubiera dormido con ella ni la hubiera tocado desde el día en el que el Señor había encomendado su ministerio entre el pueblo. »

El niño nació con las insignias sacerdotales y capaz de hablar como un adulto. Era “sacerdote de sacerdotes por siempre” (2 Hen 71,29 [recensión B, más breve; 23,23 de la recensión A, larga]).

Y lo importante es que cuando sobrevino el tiempo del diluvio, el arcángel Miguel bajó del cielo, tomó al niño y lo llevó a salvo al Edén, donde -según la tradición judía- aún vive y vivirá para siempre.

Entre los descubrimientos de Qumrán se ha encontrado un fragmento referido a este personaje, 11QMelch, copiado alrededor de la mitad del siglo I a.C. El texto documenta que el mito de Melquisedec ya estaba vivo mucho más antes de lo que podíamos pensar.

Comenta Sacchi al respecto:


« Aunque sólo sea basándonos en un notable indicio negativo, podríamos remontarnos hasta el siglo II a.C. a propósito de estas ideas en torno a Melquisedec: el libro de los Jubileos –un midrás del Génesis que muestra una tendencia general a extenderse en numerosos detalles— omite completamente el episodio de Melquisedec tal como se narra en Gn 14,17-20. Evidentemente, el autor prefería no mencionar la figura de este patriarca o incluso permitir que se pensara que jamás había existido… (p. 415) »

Es decir, de algún modo al autor de Jubileos no le gustan estos personajes sobrehumanos porque acercan demasiado al hombre al ámbito de la divinidad. Dios es absolutamente único y su figura debe ser preservado de toda posible comparación con lo material. Pero precisamente su estatus a medias entre el cielo y la tierra hace de Melquisedec un personaje muy interesante para nosotros, porque –como veremos- tiene funciones salvadoras y casi diríamos que mesiánicas.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Oposición cerrada a las concepciones de Pablo. Teología básica del judeocristianismo”

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Saludos de nuevo.

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Magíster de religiones de la Universidad

PABLO DE OLAVIDE de Sevilla 2009-2010


Información en el enlace siguiente:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp
Lunes, 29 de Junio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero

Lo notable respecto al desarrollo de las ideas mesiánicas, que van a emerger en el siglo II a.C. y que tendrán grandes consecuencias posteriormente, se halla en que las esperanzas judías se irán fijando más y más en varios personajes del pasado que son humanos ciertamente, pero que ocupan un lugar intermedio entre el cielo y la tierra.

Ya antes del 200 a.C. la religiosidad judía sabía de dos personajes de su tradición que se distinguían por no haber muerto y, en consecuencia, por vivir en algún lugar celestial, sin precisar demasiado: Elías y Henoc.

El primero había sido llevado al cielo en un carro de fuego. 2 Re 2,11 dice:

« 11 Iban caminando - Elías y su discípulo Eliseo- mientras hablaban, cuando un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre ellos; y Elías subió al cielo en el torbellino. 12 Eliseo le veía y clamaba: «¡Padre mío, padre mío! Carro y caballos de Israel! ¡Auriga suyo!» Y no le vio más. Asió sus vestidos y los desgarró en dos. 13 Tomó el manto que se le había caído a Elías y se volvió, parándose en la orilla del Jordán. 14 Tomó el manto de Elías y golpeó las aguas diciendo: ¿Dónde está Yahvé, el Dios de Elías?» Golpeó las aguas, que se dividieron de un lado y de otro, y pasó Eliseo.

15 Habiéndole visto la comunidad de los profetas que estaban enfrente, dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.» Fueron a su encuentro, se postraron ante él en tierra, 16 y le dijeron: «Hay entre tus siervos cincuenta hombres valerosos; que vayan a buscar a tu señor, no sea que el espíritu de Yahvé se lo haya llevado y le haya arrojado en alguna montaña o algún valle.» El dijo: «No mandéis a nadie.» 17 Como le insistieran hasta la saciedad dijo: «Mandad.» Mandaron cincuenta hombres que le buscaron durante tres días, pero no le encontraron. »

Obsérvese que la leyenda es en extremo poderosa:

· Elías desaparece;

· Continúa vivo;

· Su lugar de residencia está en los cielos;

· Pero su espíritu sigue actuando en la tierra: Eliseo hace con el manto de Elías un milagro igual al de Moisés en el paso del Mar Rojo: dividir en dos las aguas.

Un pasaje agregado por algún profeta desconocido al final del libro de Malaquías (3,23-24; en otras versiones se numera como 4,5-6), de fecha imposible de precisar, afirmaba lo siguiente:

« 5 He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahvé, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema. »


El profeta afirma que

· Elías habrá de regresar a la tierra algún día

· Su misión es pacificar a Israel e invitar al pueblo a convertirse antes del Gran Día de Yahvé (el Gran Juicio que se concibe no como absolutamente final, sino el previo antes del establecimiento del reino de Dios. Elías ha de intervenir para evitar que Dios castigue a Israel.

Así pues, la tarea de Elías parece concebirse como relativamente limitada: no tenía que establecer el reino de Israel, sino colaborar de algún modo a la salvación, sin necesidad de ser rey ni sacerdote. Pero el resultado de tal colaboración con Dios es de tipo mesiánico: la salvación. Y ésta sería algo diferente y algo superior a un mero reino temporal, sin que se piense que éste va a dejar de existir. La "salvación" es acá en la tierra.

Henoc es un personaje de características semejantes. El Libro del Génesis dice de él:

« “Desapareció porque había caminado con Dios y Él lo tomó (consigo)” (Gn 5,24). »

Henoc tenía las mismas características sobrehumanas de Elías (había nacido pero no muerto) y se le recordaba en el Génesis como una figura ligada a la astronomía: vivió 365 años, tantos como los días del calendario solar. Con otras palabras era un ser humano y al mismo tiempo celeste.

Alguna vez hemos dicho que en torno a Henoc se desarrolla una gran literatura apocalíptica. Este personaje será el escogido por Dios para revelar verdades desconocidas. Así, en el Libro de los Vigilantes (cuyos orígenes son del siglo IV a.C., aunque las copias que tenemos sean posteriores y se han conservado como parte del Libro I de Henoc = Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. V, Cristiandad, Madrid, 1982, pp. 39ss ) se lo presenta como aquel que va manifestar cómo es en verdad el universo.

Afirma el inicio del Libro I de Henoc que éste personaje bendice a los “elegidos y a los justos que van a estar presentes en el día de la aflicción -el fin del mundo presente- fijado por Dios para apartar (= aniquilar) a todos los malos y perversos”. Esto quiere decir que el enmarque de su revelación es escatológico: el fin de los días:

« Hubo un varón justo… visiones que no son pera esta generación, sino para una lejana que ha de venir. (En esos días) saldrá el Santo de su morada… y se mostrará con su milicia y aparecerá con toda su fuerza desde el cielo… »

Pues bien, Henoc además del final del mundo revela cómo es el orden del cosmos, las cámaras de los vientos, toda la creación, los fundamentos de la tierra… cómo fue la caída de los ángeles malos y cómo ellos se encargaron de difundir el mal en la tierra enseñando a los humanos cosas que no debían aprenderse…

La posición de Henoc es altísima, superior a la de los ángeles, pues hace de mediador entre éstos y Dios. Lleva mensajes a la divinidad de parte de los ángeles caídos, que invocan el perdón, y devuelve a éstos la respuesta negativa de Dios (1Henoc [Libro de los Vigilantes] 12-13).

Henoc fue también el primer judío que hizo un viaje a los infiernos (1Henoc [Libro de los Vigilantes] 22), en el extremo de occidente, donde visitó el lugar donde estaban las almas de los difuntos ya juzgadas individualmente (las buenas separadas de las malas) y en espera del Gran Juicio colectivo y final.

Así pues, la tradición presenta en Henoc una figura imponente que es humana pero que habita en los cielos. Lo que revela Henoc son verdades que sirven para la salvación, para comprender mejor los planes de Dios y sus intervenciones. Es una figura humana y a la vez sobrehumana porque Dios le utiliza como mensajero y revelador.

Realmente no se puede decir que en estos siglos (IV-II a.C.) Henoc fuera considerado un mesías estricto, como se entenderá después. Pero Henoc es un intermediario entre Dios y los hombres; tiene una posición importante… para la salvación.

Seguiremos en la próxima nota con otro personaje sobrehumano y salvador, Melquisedec.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Teología básica del judeocristianismo (I)”

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Saludos de nuevo.


Viernes, 26 de Junio 2009
Cronología de los Hechos Apócrifos
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Cronología de los HchAp (III)

Los Hechos de Pedro y los Hechos de Juan

Las coincidencias entre estos dos apócrifos son tantas y tan sorprendentes que autores tan autorizados como Lipius, Zahn y James llegaron a defender la unidad de autor para ambos. Rechazada esta hipótesis en la actualidad, queda abierta la puerta a una eventual interdependencia, o como quieren algunos, de una dependencia común con relación a tradiciones y usos corrientes en ambientes cristianos.

No vamos a detenernos en la enumeración de los posibles paralelismos existentes entre ambos Hechos. Pero sí en dos pasajes que me parecen definitivos: el tema de la Polimorfía (HchJn 88-93; HchPe 20-21) y la lista de apelativos dedicados a la cruz en los HchJn 98,2 o a Jesús en los HchPe 20,9.

En el tratamiento del tema de la Polimorfía, los HchJn son más plásticos e imaginativos, más originales. Los HchPe son más abstractos, moderados y concisos. Los de Juan se apartan más de los datos bíblicos en el relato de la Transfiguración, y de la ortodoxia en la presentación del aspecto de Jesús. Así, en la historia de la vocación de Juan y Santiago, Jesús se deja ver como niño y adulto, calvo y barbado o joven de barba incipiente, pequeño y alto, de pecho blando y duro (HchJn 88s). Después aparece como material unas veces, y otras como incorpóreo que camina sin tocar la tierra ni dejar huella (HchJn 93,1). En la Transfiguración, Jesús no llevaba vestidos, tenía los pies blancos llenos de luz y la cabeza apoyada en el cielo.

Para los HchPe todo el pasaje es más bien una manera de subrayar la transcendencia divina. Y si Jesús es grande y pequeño, hermoso y feo, joven y anciano, también es temporal y eterno, visible e invisible, desconocido y conocido (HchPe 20,7). Finalmente, resume Pedro la intencionalidad de estos relatos diciendo: “Por tanto, hermanos, como tantas veces he referido, Dios es más grande que nuestros pensamientos” (HcPe 21,6).

En las listas de los apelativos, es tan grande la coincidencia que se debe hablar de dependencia, bien directa entre sí, bien de ambos con respecto a una fuene común. Los HchPe recogen dieciocho apelativos referidos a Jesús. Los HchJn enumeran dieciséis aplicados a la cruz luminosa mediante la partícula poté (unas veces, otras). De estos apelativos, nueve son comunes en las dos listas, lo que, de no haber una interdependencia, sería demasiada casualidad. También en este pasaje, son los HchJn más originales y arcanos. La cruz recibe diversos apelativos, unas veces uno, otras veces otro, “en atención a los hombres”. Los HchPe los convierten en una loista aplicada a Jesús, lo que está más de acuerdo con la tradición bíblica.

Entre los HchJn y los HchPe, el orden original cronológico es, pues, con bastante probabilidad: HchJ > HchPe. Y si incluimos los HchPl, tendríamos la sucesión cronológica: HchJn > HchPe > HchPl.

Pongo las dos listas de apelativos tan como vienen en el texto de ambos apócrifos:

HchJn 98,2: “Por vuestra causa la cruz luminosa es llamada por mí unas veces Verbo; otras, mente; otras, Jesús; otras, Cristo, puerta, camino, pan, semilla, resurrección, Hijo, Padre, Espíritu, vida, verdad, fe, y otras, gracia”.

HchPe 20,9: “A este Jesús lo tenéis, hermanos, como puerta, luz, camino, pan, agua, vida, resurrección, refrigerio, perla, tesoro. semilla, abundancia, grano de mostaza, viña, arado, gracia, fe, palabra”. (El cuadro: Pedro y Juan corren hacia el sepulcro).

R. A. Lipsius, Die Apokryphen Apostelgeschichten und Apostellegenden, II, 272.
Th. Zahn, Geschichte des neutestamentlichen Kanons, II 860.
M. R. James, Apocrypha Anecdota, V, I, XXIss.






Jueves, 25 de Junio 2009

Hoy escribe Antonio Piñero


La espera de un descenso de Dios a la tierra directamente, sin un rey interpuesto o un mesías –tal como hemos visto en la nota anterior a propósito de los textos del Libro de los Proverbios y de los Jubileos- podría parecer una herencia de las esperanzas mesiánicas sin mesías que había inaugurado el Tercer Isaías en el Antiguo Testamento (“He aquí que pondré como magistrado la Paz y por gobierno la Justicia”: Is 60,17), ya que no parece haber ningún intermediario entre la intervención divina y la salvación humana.

Obsérvese a este propósito:

· Paz y Justicia son como personificaciones de la actividad divina que obra en el interior de los humanos como un don,

· Se piensa que el mundo futuro estaría gobernado y condicionado de esta manera por este impulso de Dios en el corazón de los humnos.

Probablemente, en esta concepción hay una herencia del pensamiento de un establecimiento más claro del dominio de Dios sobre la tierra sin mesías, pero a la vez se da la incorporación de una noción parcialmente nueva: Dios mismo vendría a habitar entre los hombres, según el texto de Proverbios y el de Jubileos anteriormente visto.

De cualquier modo en las dos ideas (1. Dios gobernará por medio de las Virtudes personificadas que Él pone en el corazón de los mortales; 2. Dios habitará entre los hombres) se concibe un mundo acá abajo, muy humano, en absoluto sólo espiritual, sino un mundo en el que los hombres son felices en esta tierra. Pero en la segunda noción la intervención de Dios sería directa.

Con palabras de Sacchi (p. 413): en esta segunda idea se imaginaba que la intervención de Dios iba a ser tan completa que Él mismo viviría entre los hombres. O dicho de otro modo: en esta última concepción la divinidad se convertiría en mediadora entre sí misma y los hombres, casi como si se hiciera hincapié en la idea de que jamás hombre alguno podría ejecutar las funciones del ungido mesiánico, dada la desmesura con la que aparecía su tarea. Según esta noción, las funciones del mesías no pueden ser ejecutadas por otro que no sea Dios mismo. Sólo Él puede ser el mesías.

Tras una concepción de este tipo se encuentra ciertamente la ideología de la primera apocalíptica (anterior a la época de los Macabeos) que dirigía su mirada al cosmos entero y no sólo a la tierra, y a la vez la insistencia de la apocalíptica posterior (tras los Macabeos) que no pierde de vista el universo, pero que se centra más en Dios que gobierna la historia de Israel.

De cualquier modo se trata de una idea que no tuvo amplia difusión. La esperanza de que Dios habría de descender a la tierra para habitar entre los hombres quedó en un estado embrionario: más de posibilidades extremas que en forma de teoría completamente elaborada.

Sin embargo, tal idea -Dios desciende a la tierra- está en la base de una noción nueva de mesianismo –un “mesianismo celeste”- en la que el mesías tiene ribetes sobrehumanos, noción que empezó a desarrollarse en el siglo II a.C. y que continuó en el siglo I a,C. hasta alcanzar su máxima expresión en el cristianismo un poco de tiempo después


Seguiremos . Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“El impacto del cristianismo paulino”

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Miércoles, 24 de Junio 2009


Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos de la mano de Paolo Sacchi (Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo, Trotta, Madrid, 2004), que ha estudiado bien la historia, religión y religiosidad de este período en el judaísmo, con la exposición del nuevo sesgo y del impulso/crecimiento que adquieren las ideas en torno al “mesías” a partir sobre todo de la crisis espiritual que desembocó en la insurrección de los Macabeos.

Fue esta época tiempo de abundantes guerras entre Egipto y Siria (es decir, entre los reinos sucesores de Alejandro Magno: Lágidas y Seléucidas) que se disputaban entre otros el dominio sobre la franja palestina. Ante la inseguridad, las injusticias y matanzas, unidas al deseo general de los judíos de no dejarse asimilar por el espíritu griego, las esperanzas de salvación se tornan con más fuerza hacia el cielo.

Los sabios de la época sadoquita (es decir, la que va desde la vuelta del exilio en Babilonia hasta la gran rebelión macabea hacia el 167 a.C.; se trataba de una teocracia gobernada por sumos sacerdotes descendientes de Sadoc, el sacerdote de David) habían preparado con su teología la idea de la nueva intervención divina, más o menos directa, en los asuntos de la tierra. Creían ya en una presencia de Dios entre los hombres que debía realizarse plenamente por ejemplo a través de la mediación de la Sabiduría, más o menos hipostasiada, cuya función era llevar al mundo de los hombres cierta justicia divina: la felicidad y el juicio contra los malvados. Proverbios 1,20-32; 8,1-9,6 lo indican claramente:

g[ 1, 20 La Sabiduría clama por las calles, por las plazas alza su voz, 21 llama en la esquina de las calles concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos: 22 «¿Hasta cuándo, simples, amaréis vuestra simpleza y arrogantes os gozaréis en la arrogancia y necios tendréis odio a la ciencia? 23 Convertíos por mis reprensiones: voy a derramar mi espíritu para vosotros, os voy a comunicar mis palabras. 24 Ya que os he llamado y no habéis querido, he tendido mi mano y nadie ha prestado atención […] 26 también yo me reiré de vuestra desgracia, me burlaré cuando llegue vuestro espanto, 27 cuando llegue, como huracán, vuestro espanto, vuestra desgracia sobrevenga como torbellino, cuando os alcancen la angustia y la tribulación […] 33 Pero el que me escucha vivirá seguro, tranquilo, sin temor a la desgracia.»

8,1 ¿No está llamando la Sabiduría? y la Prudencia, ¿no alza su voz? 2 En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino, en los cruces de sendas se detiene; 3 junto a las puertas, a la salida de la ciudad, a la entrada de los portales, da sus voces: 4 «A vosotros, hombres, os llamo, para los hijos de hombre es mi voz.

8,22 «Yahvé me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. 23 Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra […] 27 Cuando asentó los cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo […] 30 yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo, 31 jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de los hombres.» 32 «Ahora pues, hijos, escuchadme, dichosos los que guardan mis caminos. ]g

« 9:1 La Sabiduría ha edificado una casa, ha labrado sus siete columnas, 2 ha hecho su matanza, ha mezclado su vino, ha aderezado también su mesa. 3 Ha mandado a sus criadas y anuncia en lo alto de las colinas de la ciudad: 4 «Si alguno es simple, véngase acá.» Y al falto de juicio le dice: 5 «Venid y comed de mi pan, bebed del vino que he mezclado; 6 dejaos de simplezas y viviréis, y dirigíos por los caminos de la inteligencia.» »

Comenta Sacchi:

En esos momentos surge la necesidad de que Dios mismo venga un día a habitar entre los hombres, porque sólo Él parece poder garantizar el contenido de lo que nosotros llamamos la esperanza mesiánica: la felicidad en la tierra unida a una vida religiosa plena cumplidora de la Ley.

Este movimiento de espera mesiánica se encuentra documentado en su formulación más completa en el Libro de los Jubileos. Dios mismo deberá bajar un día a los hombres para dar vida a una renovación total del cosmos:

« Hasta que yo (Dios) descienda (a la tierra) y more con ellos (los hombres) por los siglos de los siglos…

Y el ángel de la faz… tomó las tablas de la distribución de los años desde la creación, (las de la) Ley y la revelación de los septenarios y de los jubileos según cada año… desde el día de la nueva creación –cuando los cielos y la tierra y todas sus criaturas sean renovados según las potencias celestiales y según la creación terrestre– hasta el día que sea creado el santuario del Señor en Jerusalén, sobre el monte Sión, y se renueven todas las luces (los astros) para remedio, salvación y bendición de todos los elegidos de Israel, y así sea desde aquel día por siempre en la tierra (Libro de los Jubileos 1,26 y 29; Apócrifos del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid, 19 vol. II, 1982, pp. 82-83). »

La nueva creación será una renovación total que afectará a todo el cosmos, desde el santuario de Jerusalén hasta los cielos y sus astros, que por fin dejarán de enviar a la tierra sus influjos maléficos.


Seguiremos con más textos y más comentarios. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“En el último tercio del siglo I sólo había dos tipos importantes de cristianismo”

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Lunes, 22 de Junio 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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