CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escriben Antonio Piñero /Florentino García Martínez/ Émile Puech.

Concluimos nuestro comentario -con Florentino García Martínez y Émile Puech- sobre cómo desarrollan los textos qumránicos el tema del “mesías davídico/guerrero/político.

Otro texto que parece referirse a la misma figura mesiánica ha sido recientemente publicado por Émile Puech, al que denomina “apocalipsis mesiánico”. Lleva la sigla 4Q521 y procede probablemente, en opinión de Puech (p. 260) del siglo II a.C. Florentino García Martínez lo considera un texto fascinante, aunque su interpretación no deja de presentar problemas. La referencia al "mesías” aparece en el fragmento 2, el mejor conservado. He aquí la transcripción:


1 [pues los cielos y la tierra escucharán a su mesías, 2 [y todo) lo que hay en ellos no se apartará de los preceptos de los santos. 3 ¡Reforzaos, los que buscáis al Señor en su servicio! 4 ¿Acaso no encontraréis en eso al Señor, (vosotros) todos los que esperan en su corazón? 5 Porque el Señor observará a los piadosos, y llamará por el nombre a los justos, 6 y sobre los pobres posará su espíritu, y a los fieles los renovará con su fuerza. 7 Pues honrará a los piadosos sobre el trono de la realeza eterna, 8 librando a los prisioneros, dando la vista a los ciegos, enderezando a los torcidos. 9 Por siempre me adheriré a los que esperan. En su misericordia él juzgará] 10 y a nadie le será retrasado el fruto [de la obra) buena, 11 y el Señor obrará acciones gloriosas como no han existido, como él lo ha dicho]. 12 pues curará a los malheridos, y a los muertos los hará vivir, anunciará buenas noticias a los humildes, 13 colmará [a los indigentes, conducirá los expulsados, y a los hambrientos los enriquecerá (4Q521 2 ii).


El mismo texto, en 2 iii 3-7 dice lo siguiente:


(Aquel) 3 que la bendición del Señor en su benevolencia […]
4 la tierra ha exultado en todos los lugares […]
5 ya que todo Israel en la exultación[…]
6 y su cetro y ellos exaltarán


Comenta brevemengte Émile Puech:


Obsérvese que la mención a “todo Israel” remite al verdadero Israel de los tiempos mesiánicos, la congregación de todos los fieles que han respondido a la predicación del profeta-instructor. Lo que el autor espera, pues, se refiere a los tiempos mesiánicos.

Y sobre el conjunto del pasaje es interesante la relación que efectúa Florentino García Martínez con el Nuevo Testamento:


Conocemos todos las preguntas que los enviados del Bautista hacen a Cristo: ¿Eres tú el que va a venir, o tenemos que aguardar a otro?” Así como la respuesta de Jesús: “Id a contarle a Juan lo que oís y veis: los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les predica el evangelio” (Mt 11,3-5).

En la respuesta de Jesús resuenan las palabras de Isaías, las mismas que constituyen el entramado de la descripción qumránica de las acciones maravillosas que el Señor obrará en la época final, en el tiempo del “mesías”. Es más, en ellas encontramos unidos por vez primera en una sola frase el anuncio de las buenas noticias a los anawim (hebreo “pobres”) de Isaías 61,1 (la predicación del evangelio a los pobres, en la traducción griega del Nuevo Testamento) con la resurrección de los muertos, una unión a la que los comentaristas del Nuevo Testamento no habían conseguido encontrar paralelos veterotestamentarios. Lo que nos prueba que ya en el judaísmo precristiano la resurrección de los muertos era considerada como una de las acciones gloriosas que Dios obrará en la época del “mesías”.

Estos textos nos prueban suficientemente que la esperanza de un futuro “mesías” heredero de las promesas davídicas, que constituirá el centro del mesianismo rabínico posterior, estaban muy presentes en el pensamiento de la comunidad de Qumrán. Pero, a diferencia del mesianismo posterior, la esperanza mesiánica de la comunidad hemos visto ya cómo desarrolla ciertas figuras mesiánicas que están a medias entre ser humanos y celestiales.

Por mi parte debo concluir una vez más que en el marco de piadosos tan extremos como los esenios no se contempla jamás un mesianismo –por mucho que aparezcan ciertas figuras semicelestes, como el “Hijo de Dios” y Melquisedec- que no sea humano. El mesías, como cargo y como función tiene que ser necesariamente un hombre.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Pedro en la literatura apócrifa”

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Lunes, 3 de Agosto 2009
 “¿La apocalíptica judía como matriz de la teología cristiana?” (I)   (110-03)
Hoy escribe Antonio Piñero/ Florentino García Martínez, como comentario a la aparición del volumen VI, Apocalíptica, de la colección "Apócrifos del Antiguo Testamento" de Editorial Cristiandad.
Seguimos con la publicación del artículo de F. G. M., cuyo título es idéntico al de esta comunicación.

Tiene la palabra Florentino:

»Mi método de trabajo en esta nota será muy simple:

Comenzaré por presentar lo más breve y objetivamente posible la hipótesis de Käsemann;

Pasaré a continuación a discutir de una manera igualmente breve esta hipótesis, y

Dedicaré la tercera parte de mi comunicación a delinear una nueva forma de comprender el problema que pueda permitirnos el responder a la pregunta que forma el punto de partida de una manera distinta a la de Käsemann y distinta igualmente a la de sus detractores.


A) Hipótesis de Käsemann

»La tesis central: “La apocalíptica ... ha sido la madre de toda teología cristiana”, es precisada así por Käsemann:

« “La apocalíptica postpascual –es decir, después de la resurrección de Jesús, o época de los inicios del cristianismo- es la más antigua variante e interpretación del kerigma” (Thema, p. 263).  »

Esta formulación nos precisa el sentido que Käsemann da a su tesis. La apocalíptica en cuestión es fundamentalmente la apocalíptica cristiana primitiva; esta apocalíptica entra en escena después de la experiencia pascual, es decir, después de la creencia en la resurrección de Jesús; ella es fundamentalmente una reacción, una modificación, y eventualmente una sustitución, de la predicación del Jesús histórico:

“La experiencia pascual y la recepción del Espíritu motivaron a la cristiandad primitiva a responder de nuevo apocalípticamente a la predicación de Cristo sobre la cercanía de Dios y en cierta manera a suplantarla” (Anfänge, p. 180).

Para Käsemann, Jesús queda fuera de esta apocalíptica; es más, Jesús no puede ser considerado en modo alguno como un apocalíptico ni sus enseñanzas pueden considerarse como la fuente o la inspiración de la apocalíptica cristiana [Obsérvese aquí como la tesis de J. D. Crossan y otros colegas del ‘Jesus Seminar’ que defienden un Jesús no apocalíptico, es decir que toda la apocalíptica de Jesús es creación de la iglesia primitiva que luego la puso en labios de Jesús, era ya antigua cuando ellos la lanzaron, con un cierto éxito y revuelo].

Käsemann reconoce que Jesús tuvo relaciones con Juan el Bautista y que la predicación del Bautista es claramente apocalíptica, pero pone el énfasis en que la predicación de Jesús no tiene relación alguna con esa apocalíptica:

“El asunto se presenta así: Jesús toma su punto de partida del mensaje profundamente apocalíptico del Bautista, pero su propia predicación no se halla influida constitutivamente por la apocalíptica, sino que anuncia la inminente cercanía de Dios” (Anfänge, p. 179; véase igualmente Thema, pp. 269-271).


a) La apocalíptica postpascual


Apoyándose sobre todo en el Evangelio de Mateo, capítulo 8, Käsemann intenta reconstruir a grandes rasgos de la historia de esta apocalíptica postpascual. Según Käsemann,

Mt 7,22-23 [22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!”]

nos conservaría la polémica contra un grupo de profetas pertenecientes a un movimiento de entusiastas de origen palestino; el  texto siguiente:


• Mt 25,8-10 [8 Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.” 9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.” 10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.]

nos ofrecería un ataque contra una especie de rabinato cristiano desarrollado al interior de la comunidad;

Y el siguiente:

• Mt 5,17-20 [«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. 19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos]

contendría los restos de una exhortación a observar en detalle la Torá, profundamente modificada por el evangelista; 

El siguiente pasaje

• Mt 10,5-6 [5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.]

reflejaría la oposición judeo-cristiana a la misión a los samaritanos y gentiles. 

Estos cuatro textos, y las indudables polémicas que contienen, le permiten concluir a Käsemann que en la Iglesia primitiva existían dos grupos antagónicos:

1. Un grupo judeo-cristiano riguroso, fiel a los preceptos de la Torá e interesado únicamente en la misión a los judíos, en la recuperación de las ovejas perdidas de Israel para completar la unidad mesiánica de las doce tribus y posibilitar así la parusía, y

2. otro grupo antinomista (es decir, que estaban "en contra de la Ley" = nómos en griego, de Moisés-), formado en torno a Esteban y a los siete, y comprometido en la misión a los gentiles, como atestiguan los Hechos de los Apóstoles Este grupo pasará a Antioquía y preparará el camino de Pablo.

Según Käsemann, el grupo judeo-cristiano, heredero de la apocalíptica judía, se establecerá en pequeñas comunidades en la frontera de Palestina y Siria. En Mt 10,41 [«Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.] Y 13,16-17 [«¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! 17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.]

Käsemann descubre incluso una forma de organización de estas comunidades en las que hay un profeta al servicio del grupo y un “presbiterio” [es decir, un conjunto de “ancianos” = presbíteros en griego] que gobierna sus asuntos.

Seguiremos. Espero que sean interesantes estas teorías -hoy consideradas de un modo bastante distinto- porque estamos en plena exposición del modo de hacer exégesis de algunos discípulos de Bultmann, muy influenciados por el maestro. Aunque han pasado unos cincuenta años, en cierto modo la discusión sigue viva.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro.

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Domingo, 2 de Agosto 2009

Hoy escribe Antonio Piñero /Florentino García Martínez/ Émile Puech


Seguimos comentando, con Florentino García Martínez y Émile Puech cómo desarrollan los textos qumránicos el tema del “mesías davídico/guerrero/político". Aún más importante es la interpretación qumránica del texto bíblico de Isaías 11,1-5 en 4Q161. Transcribo el texto de los Manuscritos del Mar Muerto:

g[ 22 La interpretación de la palabra concierne al vástago de] David, que se levantará al fin 23 [de los días para salvar a Israel y para destruir] a sus enemigos. Y Dios lo sostendrá por un [espíritu de val]or […] 24 y le dará un trono de gloria, una corona de santidad y vestiduras borda[das 25 y le pondrá un cetro en su mano, y sobre todas las naciones dominará. Y a Magog (el príncipe mítico que luchara contra Israel al final de los tiempos) 26 y a todos los pueblos su espada juzgará […] y con él (el vástago de David) saldrá uno de los sacerdotes de renombre y en su mano llevará las vestiduras… ]g

Comenta Émile Puech:

“Por tanto, este rey/mesías recibe el espíritu, es victorioso, reina y juzga según la justicia, y está acompañado por un sacerdote de renombre. Ambos personajes son ungidos o mesías. Pero por la introducción en el texto de los sacerdotes, que hacen de intérpretes, el autor qumránico muestra la subordinación del mesías davídico al sacerdote o ungido de Aarón en el momento de las guerras escatológicas contra Magog, el enemigo arquetípico del pueblo de Dios, según Ezequiel 38-39” (p. 265).

Señala también Florentino García Martínez (p. 196ss):

En la parte primera de este pasaje, que está muy estropeada, no solamente se menciona al "Príncipe de la congregación" en la column II, 15, sino que se acentúa su carácter victorioso y se interpreta -Líbano- y "los más gruesos del bosque. como significando a los kittim/paganos que son puestos en su mano (col. III, 1-8).

Esa misma exaltación victoriosa del “Príncipe de la congregación” se encuentra en 1QSb (una versión de la llamada “Regla de la comunidad” de Qumrán), que también emplea el texto de Isaías, y aparece igualmente en las demás alusiones qumránicas al personaje. De la misma manera, la referencia a la destrucción de los kittim de la línea 6 nos sitúa claramente en la perspectiva del Rollo de la Guerra y de la victoria definitiva sobre las fuerzas del mal. Ello nos indica que la idea de que es el “Príncipe de la congregación “ quien mata a su adversario es la que mejor se adapta tanto al texto bíblico de origen como a las otras interpretaciones de ese texto en los escritos qumránicos. Es la que mejor explica todos los elementos conservados y está provista de paralelos convincentes en otros textos relacionados.

Se confirma la conclusión que indicábamos en la nota anterior:

La idea, por el contrario, de la muerte de este “Príncipe de la congregación” a manos de su adversario escatológico no se halla documentada en ningún otro texto qumránico que trate del “mesías” davídico ni en ningún otro de los textos qumránicos que mencionan al “Príncipe de la congregación”

La alusión de Daniel 9,25-26 a la muerte del “Ungido” o las alusiones al “Siervo sufriente” de Isaías 40-45 no desempeñan ningún papel. Por lo que debemos concluir que la muerte del “mesías” es contextualmente ajena al tenor de los dos pasajes que hemos comentado (4Q161 y 4Q285).

Este nuevo texto nos aporta simplemente y de una forma concreta la precisión de que la victoria del “Mesías hijo de David” incluirá la destrucción de su adversario escatológico en la guerra del final de los tiempos. Y nos da la prueba explícita de que en los textos qumránicos la figura mesiánica del “Príncipe de la comunidad” es idéntica con la del “retoño/vástago de David”, es decir, con el “mesías-rey” tradicional.

Como puede verse el mesianismo relacionado con el título "Hijo de David" es totalmente nacionalista, polítici y guerrero. El Hijo de David es el libertador de Israel del final de los tiempos... y Dios le ayudará a conseguir la victoria sobre los enemigos del pueblo elegido.

Concluiremos en la nota siguiente.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Fundamentos de la teología básica del paulinismo (II)”

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Viernes, 31 de Julio 2009
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

La Biblia en los HchAp

En la visión que estamos repasando para identificar los paralelismos entre los Hechos de Lucas y los Hechos Apócrifos de los Apóstoles, tenemos que detener nuestra atención en los protagonistas.

Son, lo mismo que en los Hechos canónicos, distintos apóstoles, cada uno con la personalidad que conocemos por los libros bíblicos. Pedro vuelve a enfrentarse en Roma con Simón, a quien ya había censurado y reprendido (Hch 8,9-24). Simón era, en efecto, un mago que con su magia arrastraba a muchos al engaño. Tanto que sus paisanos de Samaría lo llamaban “la Fuerza de Dios la llamada Grande” (Hch 8,10). Lo mismo seguía haciendo en Roma (HchPe 4,2). En cuanto a curaciones de carácter sistemático o general, las encontramos igualmente en Hch 5,16 y en los HchPe (Pap. Copt. Berl. 8502). En ambos casos es Pedro el taumaturgo.

Pablo acaba sus viajes en Roma, en donde lo deja la narración de Hch 28,31. Juan es el apóstol delicado a quien Jesús revela misterios especiales porque gozaba de una particular cercanía e intimidad con el Maestro. Era un apóstol que gozaba además con Pedro de un especial protagonismo en el principio de los Hechos de Lucas. Tomás es el denominado Mellizo, el de los arrebatos de Jn 11,16 y 20,24.28. Andrés es objeto de sensible atención por su carácter de “Protocleto” o discípulo primer llamado. Era además hermano de Pedro, a quien había guiado hasta Jedsús-

Pero no todos los reflejos bíblicos en los HchAp se reducen a los paralelismos entre los Hechos canónicos y los apócrifos. El sabor bíblico que rezuman todos los Hechos Apócrifos de los Apóstoles hace pensar más en una fuente bíblica que en otros modelos ajenos a su espíritu. Como iremos comprobando, hay citas textuales, -las únicas citas textuales contenidas en estos libros-, menciones de personajes y sucesos de la historia bíblica, alusiones claras, expresiones, denominaciones y definiciones, conceptos sólo explicables y comprensibles para quien está acostumbrado a una lectura frecuente de la Biblia.

Una visión no demasiado detenida de la Sagrada Escritura en los HchAp descubre no menos de dos mil pasajes, expresiones o palabras de origen o de color bíblico:

1. Hay 71 citas textuales, que son, como hemos dicho, las únicas citas textuales tomadas de otras obras en estos libros. Citas en las que no cabe otra intención que la evidente de referirse a los libros de la Escritura como autoridad reconocida.

2. Las alusiones alcanzan una cifra aproximada cercana a 350. Algunas son prácticamente citas textuales, pero prefiero atenerme a un criterio restrictivo

3. Los sucesos o personajes de la historia bíblica son, por lo menos, alrededor de 140.

4. Las expresiones típicamente bíblicas pasan de 360.

5. Las denominaciones o definiciones no bajan de 400.

6. Las situaciones similares a otras de los relatos bíblicos son, en mi análisis personal, unas 367.

7. Los gestos típicos que reflejan un ambiente cultural de mentalidad hebrea superan en número el centenar.

8. Finalmente señalamos unos 220 textos de contenido paralelo a la ideología y a la doctrina expresamente profesada en las páginas de la Biblia.

Aunque muchos de estos elementos podrían entenderse como coincidencias de la época, el conjunto de citas, realmente masivo, obliga a reconocer que en los autores de los HchAp surge con frecuencia y con espontánea naturalidad la referencia a la literatura bíblica. Además, las citas textuales junto con los acontecimientos bíblicos con sus personajes no caben en la categoría de simples coincidencias.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro








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Jueves, 30 de Julio 2009
Hoy escribe Antonio Piñero /Florentino García Martínez/Émile Puech


Seguimos comentando, con Florentino García Martínez -al que añadimos a Émile Puech- cómo desarrollan los textos qumránicos el tema del “mesías davídico/guerrero/político.


La esperanza en un retoño de David como futuro rey-mesías la encontramos en otros textos claramente pertenecientes al pensamiento de la secta de Qumrán. A pesar de su carácter fragmentario, estos pasajes aportan algunas precisiones más que nos permiten delinear los contornos de esta figura.

Entre ellos se encuentra 4Q285, que hace unos años recibió una gran publicidad y que en el fragmento 5 identifica a este “retoño de David” con el "Príncipe de la congregación” (en la columna II 15), una designación que aparece frecuentemente en los escritos qumránicos.

La obra de la que este fragmento proviene se ha conservado en dos ejemplares y era conocida como Berakhot Milhamah “Bendiciones para la guerra” (del final de los tiempos), aunque es muy posible que ambas copias provengan del final perdido del Regla/Rollo de la Guerra, conocido por copias de las Cuevas 1 y 4 de Qumrán.

Más tarde el investigador Émile Puech lo designa sin duda alguna como perteneciente a la llamada “Regla de la Guerra”, en el artículo “Mesianismo, escatología, resurrección” de la obra Paganos, judíos y cristianos en los textos de Qumrán, editada por Julio Trebolle, Trotta, Madrid, 1991, p. 264*

El contenido general de los fragmentos conservados, la referencia en ambos a la destrucción de los kittim (“los romanos”/los paganos en general), la mención de los arcángeles Gabriel y Miguel y las alusiones al "Príncipe de la congregación” son otras tantas indicaciones en esta dirección de pertenecer al Rollo de la Guerra.

Sea lo que fuere sobre la identidad de ambas composiciones, lo cierto es que el fragmento 5 de 4Q285 es interesante para nuestro tema del mesías rey.

El fragmento fue dado a conocer en los periódicos en noviembre de 1991 por los profesores R. Eisenman y M. Wise afirmando que contenía la muerte del mesías, con lo que ofrecía así un perfecto paralelo qumránico a la idea cristiana y a la posterior concepción rabínica del mesías hijo de José, quien muere en la batalla escatológica. Pero, como veremos, lo que el texto dice es algo muy distinto. El fragmento 5 del texto en cuestión puede traducirse así:


1 [como dijo] Isaías el profeta: "Serán cortados [los más gruesos del] 2 [bosque con el hierro y el Líbano, con su es¬plendor,] caerá. Saldrá un renuevo del tocón de Jesé […] 3 […] el retoño de David, y entrarán en conflicto con […],[…] y lo matará el Príncipe de la congregación (el jefe de la comunidad de Qumrán), el retoño de David […] 5 […] y con heridas. Y un sacerdote ordenará […] 6 […] la destrucción de los kittim […] (4Q285, frag. 5). (Reconstrucción de Florentino García Martínez)

La reconstrucción de Émile Puech, en el artículo arriba citado, p. 263 es la siguiente:

1 Como está escrito en el libro] de Isaías profeta: “Y serán abatido[s 2 los matorrales del bosque por el hierro y el Líbano aunque (¿?) poderoso] caerá y un vástago saldrá del tronco de Jesé. 3 [Los kittim harán la guerra a Israel y al] germen de David, y serán juzgados con 4 [los guerreros de las naciones y caerán, los kittim y su rey] y el Príncipe de la congregación lo maará, el ejército de los 5 guerreros golpeará a los kittim y los herirá de muerte a golpe]s y heridas. Y dará la orden al sacerdote 6 supremo, y los sacerdotes/levitas harán sonar trompetas y los h[eridos entre los kittim… (Fragmento 5,1-6)

Sigue Florentino García Martínez:

La polémica que el pasaje ha suscitado se centra, evidentemente, en la interpretación de la línea 4, que he traducido: "y lo matará el Príncipe de la Congregación, el retoño de David", pero que puede igualmente traducirse: "y ellos matarán al Príncipe de la Congregación, al retoño de David".

No voy a aburrir a los lectores con los detalles filológicos que justifican mi traducción [El interesado puede acudir a la revista Communio 26, 1993, 3-31, en donde hay un artículo con el título b[“Nuevos textos mesiánicos de Qumrán y el mesías del Nuevo Testamento”]]b. Es suficiente señalar que ambas traducciones son gramaticalmente posibles, aunque la mía tiene una ligera ventaja por acomodarse mejor al estilo habitual del hebreo qumránico. En definitiva, sólo el contexto puede ayudarnos a decidir entre estas dos interpretaciones gramaticalmente posibles. Pero este contexto no deja, en mi opinión, duda alguna sobre el significado de la frase.

¿Cuál es el contexto? Es Isaías 10,34-11,1 -“Y un vástago [o retoño] surgirá del tronco de Jesé”- y los versículos siguientes donde se pinta con bellas imágenes cómo será el reino mesiánico, un reino de paz y prosperidad en Israel una vez que los israelitas están en paz unos con otros y han derrotado a sus enemigos. Is 11,14 lo expresa con claridad:

« “Ellos se lanzarán sobre la espalda de Filistea Marítima, a una saquearán a los hijos de Oriente. Edom y Moab bajo el dominio de su mano, y los ammonitas bajo su obediencia.”  »

Por tanto, en el texto de Isaías, que el autor cita expresamente, no se anuncia la muerte del "retoño de David", como afirmaban Eisenmann y Wise, sino que será él expresamente quien juzgará y quien matará al impío.

Émile Puech comenta:

La cita de Isaías 10,34-11,1 proporciona el tono del pasaje: el príncipe es aquí el mesías real, vástago de David, que liberará a Israel conduciéndolo a la victoria contra los kittim. Coincide así el texto bíblico con el comentario a Isaías y otros pasajes de Qumrán que dan la victoria al mesías. No queda lugar para la muerte del mesías davídico contra lo que algunos han mantenido.

En conclusión: no se prueba que se afirme en Qumrán que el mesías guerrero tiene que morir. Por tanto no hay un antecedente claro para esta concepción que sí encontramos en el cristianismo.

Seguiremos en la nota siguiente.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

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Miércoles, 29 de Julio 2009



Hoy escribe Antonio Piñero /Florentino García Martínez


Comentamos, con Florentino García Martínez (“Los manuscritos del Mar Muerto y el mesianismo cristiano”, pp. 192ss) cómo desarrollan los textos qumránicos ciertas líneas básicas del mesianismo real/davídico/guerrero del Antiguo Testamento tal y como es ex¬presado en textos como:

1. Jr 23,5-6 [5 Mirad que días vienen - oráculo de Yahvé - en que suscitaré a David un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra. 6 En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro. Y este es el nombre con que te llamarán: «Yahvé, justicia nuestra.»],

2. El oráculo de Balaán en Núm 24,17 [“17 Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca: de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel. Aplasta las sienes de Moab, el cráneo de todos los hijos de Set.”]

3. Y en el Salmo 2 [1 ¿Por qué se agitan las naciones, y los pueblos mascullan planes vanos? :2 Se yerguen los reyes de la tierra, los caudillos conspiran aliados contra Yahvé y contra su Ungido …. 7 Voy a anunciar el decreto de Yahveh: El me ha dicho: «Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy. 8 Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra. 9 Con cetro de hierro, los quebrantarás, los quebrarás como vaso de alfarero, etc..].


»Estos textos nos prueban que dentro de la comunidad de Qumrán estaba muy viva la esperanza de un “mesías-rey”. El paso de la alusión a un rey-ungido a la esperanza de un “Ungido”, que vendrá en el futuro como rey, la encontramos (entre otros) en un comentario al libro del Génesis conservado en varias copias (4Q252 [4QpGena]), que interpreta en sentido mesiánico la famosa bendición de Jacob a Judá y que nos prueba así que la interpretación mesiánica de este pasaje bíblico era muy anterior a las traducciones arameas de la Biblia. Esta bendición de Jacob a Judá será uno de los textos claves del mesianismo. He aquí el texto bíblico (Gn 49,8-11):

g[ 49:8 A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; inclínense a ti los hijos de tu padre. 9 Cachorro de león es Judá; de la presa, hijo mío, has vuelto; se recuesta, se echa cual león, o cual leona, ¿quién le hará alzar? 10 No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus piernas. Hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las naciones; 11 el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna; lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo] ]g

»La composición que mencionamos se ha conservado en tres copias fragmentarias (4Q252, 253 y 254), de las que 4Q252 es la más amplia.

»Por lo que puede deducirse de los fragmentos conservados, la obra comentaba secciones escogidas del libro del Génesis: la historia del diluvio, la maldición de Canaán, la alianza con Abrahán, el episodio de Sodoma y Gomorra, los descendientes de Esaú y las bendiciones de Jacob. El comentario de estas bendiciones, reconocidas como una unidad independiente, ocupaba al menos tres columnas del texto.

»El género literario de la obra es el de un verdadero “pesher”. [Este vocablo en Qumrán indica un comentario explicativo de un texto bíblico. Normalmente se copia, se explica y a veces se hace una aplicación al presente del que hace la exégesis]. En nuestro caso este pesher es discontinuo o temático, lo que nos indica que se trata de una composición originaria de la comunidad qumránica, un hecho evidente por el empleo de la expresión “los hombres de la comunidad” en V,5, y de la fórmula "como dijo a Moisés para el final de los tiempos” en IV,2.

»Como pesher, pues, el texto qumránico pretende ofrecernos el significado profundo del pasaje bíblico. Para la comunidad, la bendición de Jacob a Judá contiene la venida del “mesías” y se refiere realmente a ella. El texto en cuestión (4Q252 V,1-7) puede traducirse así desde el texto hebreo:

g[ 1 [No] se apartará un soberano de la tribu de Judá. Mientras que Israel tenga el dominio, 2 [no] faltará quien se siente sobre el trono de David. Pues “la vara/báculo” es la alianza de la realeza, 3 [y los millares de Israel son “los pies”. Hasta que venga el mesías de justicia, el retoño 4 de David. Pues a él y a su descendencia les ha sido dada la alianza de la realeza sobre su pueblo por todas las generaciones eternas, que 5 ha observado […] la Ley con los hombres de la comunidad.  ]g

»En cuanto el carácter fragmentario del texto permite averiguar, cada uno de los elementos de la cita bíblica ha sido provisto de su interpretación. La “vara”, o báculo, ha sido interpretada como “la alianza de la realeza”, una expresión que sitúa la interpretación claramente en la perspectiva de la promesa de una continuidad dinástica que culminará, como el texto expresa, en la venida del “mesías”.

»La ecuación de “los pies/ piernas” con los “millares de Israel” acentúa el contexto militar de la realeza prometida, que culmina en la venida del “Mesías de Justicia”.

»La expresión es única en los textos de Qumrán, pero el paralelo con el “Maestro de Justicia” deja claro que su significado no es otro que el de mesías verdadero, legítimo. La clara dependencia de la expresión de Jr 23,5 y 33,15: “En aquellos días suscitaré a David un retoño legítimo que ejercitará el derecho y la justicia”, muestra igualmente el carácter polémico de la expresión en el contexto antiasmoneo (es decir, en contra de la dinastía asmonea/macabea) de la comunidad y nos permite así encuadrar en un contexto apocalíptico este desarrollo de la esperanza de un “mesías rey” para el final de los tiempos.

»A pesar de las inseguridades debidas al estado lacunoso del texto, las líneas generales son suficientemente claras como para asegurarnos que en la interpretación qumránica la bendición del patriarca Jacob a su hijo Judá ha sido vista como una promesa de restauración de la monarquía davídica y de la perpetuidad de su función real. Y puesto que al futuro representante de la dinastía se le identifica no sólo como el retoño de David, sino explícitamente como el “ungido verdadero”, no queda duda sobre el tenor -mesiánico- del texto.

»Desgraciadamente, las precisiones que el texto aporta sobre este -mesías- no son muchas. Además de su carácter legítimo y davídico, de su inserción en una dinastía perpetua y del tenor militar de su realeza, el texto presenta su venida en relación con la comunidad qumránica y en polémica con los usurpadores asmoneos.



Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

Testimonio de las Pseudos Clementinas. Pedro en la literatura apócrifa”

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Saludos de nuevo.




Lunes, 27 de Julio 2009
A propósito de la publicación del tomo VI de la serie Apócrifos del Antiguo Testamento (110-02)
Hoy escribe Antonio Piñero

Véase la nota del Domingo 19 de julio de 2009

Considero tan importante la publicación de este volumen que deseo dedicar una miniserie durante varios domingos a comentar este libro, cuyo contenido me parece fundamental para la comprensión de la parte apocalíptica del cristianismo primitivo y consecuentemente del Nuevo Testamento.

Una aclaración importante: puedo ponderarlo con bastante objetividad porque yo no soy uno de los autores de este libro, sino sólo el “editor literario”. La función de esta figura es seleccionar el tema –en este caso era fácil-; reunir al grupo que lo va a ejecutar, presentar las normas de trabajo y luego dar forma, conforme a las normas de la colección y a las directrices de la editorial, al material presentado por los autores.

Esta tarea de editor –a decir verdad- no carece de importancia, porque lo que el lector tenga luego ante sus ojos, en contenido y en forma, depende de las decisiones del editor literario y de cómo haya realizado su trabajo (también corrección de errores, de citas y de galeradas o pruebas). Pero, al fin y al cabo, el editor literario queda “fuera”, y puede juzgar con cierta imparcialidad el producto.

Voy a utilizar primero un artículo de Florentino García Martínez –espero que los lectores ya lo conozcan, pues el famoso traductor al español de los Manuscritos del Mar Muerto, en Trotta, que he citado tantas veces y porque estamos utilizando material suyo para el tema del mesianismo en Qumrán. El texto que lleva por título el siguiente:

“¿La apocalíptica judía como matriz de la teología cristiana?”

y se publicó en el libro colectivo Orígenes del cristianismo. Antecedentes y primeros pasos (ed. A. Piñero), El Almendro, Córdoba, 21995, con sucesivas reediciones.

Desde aquí escribe Florentino García Martínez, a quien sólo edito levemente en ocasiones, incorporando material de las notas o aclarando algunos extremos.

«Los comienzos son, en su mayoría, ocultos. Y esto también se aplica a los comienzos del cristianismo postpascual». Así comenzaba el artículo que Ernst Käsemann publicó en 1960 y que desencadenó la polémica reflejada en el interrogante que sirve de título a este trabajo.

He aquí su título original: «Die Anfänge christlicher Theologie», Zeitschrift für Theologie und Kirche [ZThK] 57 (1960) 162-185 = “Los comienzos de la teología cristiana", publicado en la “Revista de Teología y de Iglesia”. El artículo ha sido traducido al inglés. Para quien quiera leerlo en esta lengua aquí van los datos: «The Beginnings of Christian Theology», en New Testament Questions of Today [Londres 1969] 82ss = incluido en el número especial de la revista “Journal of Theology and Church”, editado por R. W. Funk, con el título de «Apocalypticism».

Las opiniones de Käsemann han sido comentadas y criticadas muchas veces. Además, este investigador se hizo famoso porque fue el primero –precisamente también en una conferencia muy sonada que se convirtió en un artículo famoso- que protestó contra R. Bultmann, su maestro, negando rotundamente su tesis de que no había medios para acceder al Jesús histórico. Sí los hay –sostenía Käsemann- porque los evangelistas, aunque propagandistas de unas ideas religiosas, nos aportan mucho material histórico, que se puede discernir entre otro material de fe, que no es aprovechable para la historia.

En ese artículo, y en los que Käsemann se sintió obligado a escribir para precisar su pensamien¬to a la vista de las reacciones suscitadas (Ernst Käsemann, «Zum Thema der urchristlichen Apokalyptik», ZThK 59 [1962] 257-284; «Paulus und der Frühkatholizismus» ZThK 60 [1963] 75-89 = “Sobre el tema de la apocalíptica cristiana primitiva” y “Pablo y el protocatolicismo”), el autor intentaba desenmarañar el misterio de los orígenes de la teología cristiana, descubrir las raíces del árbol de frutos pluriformes que nos muestra el Nuevo Testamento y encontrar la tierra fecunda cuya savia alimenta las raíces de ese árbol y le permite dar frutos tan diversos.

La respuesta de Käsemann era clara y sin rodeos: la matriz engendradora de toda teología cristiana fue la apocalíptica: «La apocalíptica -puesto que, propiamente hablando, la predicación de Jesús no puede caracterizarse como teología- ha sido la madre de toda la teología cristiana» (“Die Anfänge” = “Los comienzos”, p. 180) (Citaremos por el comienzo de los tres artículos = Anfänge / Thema / Paulus).

« La finalidad de este trabajo –escribe Florentino García Martínez- casi cincuenta años después de la publicación del artículo original es la de reexaminar de nuevo la cuestión -tan importante y trascendente- a la luz de los conocimientos adquiridos en los últimos años sobre la apocalíptica judía.  »

Y luego añade modestamente:

« Yo no soy un teólogo; tampoco soy un especialista en el Nuevo Testamento. Mi campo de trabajo está formado por la literatura judía posterior a la Tanak (la Biblia hebrea) y anterior a la Misná, la literatura judía que se sitúa cronológicamente entre el Antiguo y el Nuevo Testa¬mento, y una parte de la cual puede definirse como literatura apocalíptica. Todo ello implica que mi manera de enfocar el problema no arranca del resultado final: las teologías del Nuevo Testamento, sino del supuesto punto de partida: la apocalíptica judía ».

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro.

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Domingo, 26 de Julio 2009
Hoy escriben Antonio Piñero /Florentino García Martínez


Comentamos, con Florentino García Martínez (“Los manuscritos del Mar Muerto y el mesianismo cristiano”, pp. 201ss) el último texto (4Q540, frag. 9, col. i) citado en la nota anterior:


»El texto qumránico conservado no designa a este personaje expresamente como “mesías”. A pesar de ello, y a pesar del estado fragmentario en que este pasaje nos ha llegado, no hay duda de que en el personaje en él descrito es posible reconocer una figura mesiánica cuya venida se anuncia para el futuro. Que este futuro es el futuro escatológico (el final del mundo presente) está claro, puesto que es descrito como el período del dominio de la luz en el que las tinieblas desaparecerán del orbe, pero durante el cual una parte del pueblo se mantendrá en el error y se opondrá directamente a este enviado.

»El carácter sacerdotal de esta figura está expresamente indicado en su función expiatoria: "Y expiará por todos los hijos de su generación”. Este mismo personaje tendrá una clara función docente y poseerá la sabiduría suprema, puesto que “su palabra es como la palabra de los cielos”.

»La correspondencia del personaje así descrito con el -mesías-sacerdote- descrito en el capítulo 18 del Testamento de Leví griego es sorprendente y nos prueba, al menos, que la presencia de esta figura sacerdotal en la obra “Testamentos de los XII Patriarcas” no debe ser atribuida sin más a interpolaciones o influencias cristianas, sino que se trata de un desarrollo existente ya al interior del judaísmo.

Comparemos la primera parte de nuestro texto con el pasaje del Testamento de Leví griego, Testamento de Leví 18,1-4 9:

« Después que el Señor haya tomado venganza de ello se interrumpirá el sacerdocio. Entonces suscitará el Señor un sacerdote nuevo, a quien serán reveladas todas las palabras del Señor. El juzgará rectamente en la tierra muchos días. Su estrella se levantará en el cielo como un rey, brillando como luz del conocimiento, al igual que el sol durante el día, y será ensalzado en el mundo hasta su recepción. Brillará como el sol en la tierra, eliminará todas las tinieblas bajo el cielo, y habrá paz en todo el mundo” (Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. V, Cristiandad, Madrid, 1987, 59).  »

»La segunda parte de nuestro texto nos prueba igualmente que la caracterización de este “mesías-sacerdote” con los rasgos del “siervo sufriente” del Deuteroisaías tampoco es una innovación de origen puramente cristiano, sino el resultado de desarrollos judíos precedentes. Nuestro texto subraya que aunque será enviado “a todos los hijos de su pueblo”, la oposición a esta figura, “luz de las naciones” (Isaías 42,6), será grande: “proferirán contra él muchas palabras, y abundancia de mentiras; inventarán fábulas contra él, y proferirán toda suerte de infamias contra él” (comparar con Isaías 50,6-8; 53,2-10).

»Este pasaje es quizá el único pasaje que trata -en las partes más o menos bien conservadas de los Manuscritos del Mar Muerto- únicamente del “mesías” sacerdotal. Pero hay otros muchos textos qumránicos que aluden a esta figura al hablar del doble mesianismo, el mesianismo bicéfalo en el que presentan juntos al “mesías-levítico o sacerdotal” y al -mesías-davídico o real” a los que designan, respectivamente, como los “mesías de Aarón y de Israel”.

Y vamos a terminar con otro pasaje –no ya sólo de Qumrán, pero sí de la secta esenia, encontrado antes (en la Genizá o cuarto trastero de la sinagoga de El Cairo y en muchas otras copias –unas doce- en diversas cuevas de Qumrán: Textos de Qumrán, pp. 80ss): El llamado Documento de Damasco:

g[ Y esta es la regla de la asamblea de los campamentos. Quienes marchan en ellas en el tiempo de la impiedad hasta que surja el mesías de Aarón e Israel […] y ésta es la exacta interpretación de las normas por las que se regirán hasta que surja el mesías de Aarón e Israel. Se expiará por sus pecados […] Éstos escaparán en la época de la visita -es decir, de Dios en los últimos tiempos para castigar a los malvados-, pero los que queden serán entregados a la espada cuando venga el mesías de Aarón e Israel (Textos de Qumrán, pp. 90 y 92) ]g

Pero los apóstatas serán condenados:

« Y así todos los hombres que entraron en la Alianza nueva en la tierra de Damasco, pero se volvieron y traicionaron y se alejaron del pozo de aguas vivas, no serán contados en la asamblea del pueblo –los salvados- y no serán inscritos en sus listas desde el día de la reunión del Maestro único –desde el día en el que los qumranitas se retiraron al desierto junto con el Maestro de justicia- hasta que surja el mesías de Aarón e Israel (Textos de Qumrán, p. 93). »

Soy consciente de que tanto texto puede ser abrumador para el lector usual de este blog: el mesías -diríamos- es a veces un "tipo duro": ejerce también funciones de condenación.

Espero, sin embargo, que este aporte de textos judíos más o menos contemporáneos de Jesús haga caer en la cuenta de cuán importantes son para nuestros fines de comprender el mesianismo de Jesús y cómo lo vieron sus discípulos sobre todo tras el momento en el que creyeron firmemente que había resucitado, pero que tenía que volver a cumplir su frustrada –por la muerte injusta- misión mesiánica.

Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Jesús como Señor en el judeocristianismo (III)”

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Viernes, 24 de Julio 2009
La Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

La Biblia en los HchAp

Hablábamos el otro día de la estructura de los HchAp y sus paralelismos con la de los Hechos canónicos.

1. Entre los elementos que constituyen esa estructura, destacan de manera evidente y sistemática los viajes misioneros. Unos viajes que los protagonistas consideran como consecuencia del mandamiento de Jesús. “Voy según tu voluntad”, respondía Juan a la voz que le hablaba (HchJn 18,3). Dios me ha enviado, dice Pablo al procónsul que le interrogaba (HchPlTe 17,1). Igualmente, la orden de viajar hasta Italia le llega a Pedro de Dios (HchPe 5,3).

2. Los viajes tienen como justificación la necesidad de la predicación. Abundan en los HchAp frecuentes y prolijas peroratas que recuerdan las de Pedro y Pablo en los Hechos canónicos. A veces las alocuciones tienen como tema nuclear un recorrido por la historia de la salvación, como la de Pedro en los AV 7, la carta 3 Cor o el primer discurso de Pablo en Italia (PH 8). Son discursos que recuerdan también los de Pedro en Hch 2-4, de Esteban en Hch 7, de Pablo en Hch 13. Aunque lo normal es que sea muy inferior su rigor teológico.

3. Con la predicación, van los milagros, que tienen la finalidad evidente de demostrar que Dios garantiza y sella la palabra de sus enviados. “Muéstranos otro milagro (signum) para que creamos que tú eres el servidor de Dios vivo”, suplicaban los fieles a Pedro (HchPe 12,5). En consecuencia, los apóstoles resucitan muertos, curan enfermos. Y ello, no por su propio poder, sino por el de Jesús, como Pedro y Juan cuando curaron al cojo de la Puerta Hermosa (Hch 3,12.16; HchPe 28,3). Uno de los milagros, el de la resurrección de Patroclo, copero del emperador, parece sencillamente un duplicado de la de Eutico (HchPl Mart 1,2-3; Hch 20,9-11).

Cuando Blumenthal habla de las formas literarias de los HchAp, se detiene particularmente en aquellas que tienen un origen neotestamentario o tienen en el NT relaciones similares. Y reconoce en ellas “una forma básica, claramentge perceptible” (Formen und Motive in den Apokryphen Apostelgeschichten, TU 48,1, 1933, 88ss). Cita luego los ejemplos de resurrecciones de muertos que aparecen en diversos HchAp, en cuyo desarrollo se pueden descubrir elementos de las resurrecciones narradas en el NT. Analiza después otra clase de milagros, como curaciones, liberaciones de la cárcel, prodigios en la naturaleza, apariciones, voces del cielo, castigos sobrenaturales, etc. Muchos de estos detalles son referidos no solamente en el NT en general, sino precisamente en los Hechos canónicos de Lucas.

4. Las escenas bautismales y eucarísticas son también comunes a los Hechos de Lucas y a los Apócrifos. En el día de Pentecostés, Pedro termina invitando a los oyentes a que se bauticen. Muchos lo hacen y perseveran luego en la fracción del pan (Hch 8,38-42). Igualmente se bautizaban en Samaría los que oían el anuncio del reino, como el mismo Simón Mago (Hch 8,12-13). Y el eunuco de la reina de Candaces solicitó el bautismo a Felipe (Hch 8,36s). El encuentro de Pedro con Cornelio acaba también con el bautismo (Hch 10,47-48). Es la forma en que terminaban muchas escenas narradas en los HchTom.

Según los Hechos canónicos, se reunía Pablo el primer día de la semana para partir el pan. Como hizo Juan a la hora de su partida: se reunió con los hermanos, con quienes celebró y repartió la eucaristía (HchJn 106.109-110). El caso de Rufina en HchPe 2 demuestra la costumbre que tenía Pablo de reunirse para celebrar la eucaristía. Rufina se acerca sin la debida disposición, y recibe el consiguiente castigo. Se levantaba, en efecto, de un lecho adúltero. Esa costumbre aparece confirmada en el PH 4,4ss. La celebración eucarística solía seguir en varios pasajes de los HchTom después de los ritos bautismales.

5. Un capítulo importante en los relatos de los Hechos canónicos y de los Apócrifos está constituido por las persecuciones y los procesos ante los tribunales. Ya en Hch 4 y 5, las posturas de los apóstoles chocan con las actitudes legalistas de los sanedritas. Esteban se vio acosado por judíos celosos que lo arrastraron hasta el Sanedrín (Hch 6,8-14), que acaban condenándolo a muerte (Hch 7). El mismo Saulo, antes de su conversión, es instrumento de los sacerdotes en la persecución contra los cristianos. Una persecución que se repite por obra de Herodes Agripa y luego es una constante de la vida misionera de Pablo. Cuando el Apóstol regresa a Jerusalén, se ve enredado en distintos procesos en los que ha de defender su causa ante las autoridades judías (Hch 23,1-10), ante el procurador Félix (Hch 24,10-21), delante de Festo (Hch 25,6-12), ante Agripa (Hch 25,23-27 y 26,1-32).

El mismo Juan, cuya muerte está presentada en los textos de su metástasis, aparece también en tradiciones de persecuciones, procesos y martirios. Pero lo mismo sucede en el caso de Andrés con el procónsul Egeates; de Pablo en su encuentro (presunto) con el emperador Nerón; de Pedro con los amigos del César, disgustado por la conducta esquiva de sus mujeres; de Tomás en su contencioso con el rey Misdeo. Persecuciones, juicios, condenas y martirios.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro



Jueves, 23 de Julio 2009


Hoy escribe Antonio Piñero


Creo que es ya sabido que los Manuscritos del Mar Muerto no presentan rasgo alguno de cristianismo; no son cristianos en absoluto, no contienen la historia secreta del cristianismo primitivo –como algunos siguen increíblemente sosteniendo- ni tampoco hay ni siquiera alusiones a Jesús. Sin embargo, su testimonio es impresionante para comprender las líneas teológicas que confluyen en el Nuevo Testamento: lo que los cristianos primitivos pensaron del mesianismo de Jesús, sobre todo una vez muerto, y cómo aplicaron al Maestro ideas que ya estaban en el ambiente judío. Tras leer los manuscritos de Qumrán entendemos mejor, sin duda, el cristianismo primitivo.

Numerosos textos que hablan en Qumrán del mesías subrayan la presencia, junto al mesías guerrero –cuya finalidad es liberar al pueblo judío del poder extranjero, con la ayuda divina- otra figura, que se denomina también “mesías”, pero que es distinta: tiene otra función, sacerdotal y de enseñanza de la ley de Moisés. Hay, pues, en los Manuscritos qumránicos dos mesías, o a veces uno pero con una doble misión. Adelantando acontecimientos, piense ya el lector la importancia que tiene en los evangelios –sobre todo el de Mateo- la figura de Jesús como maestro de la Ley: para los cristianos primitivos en Jesús habían confluido estas dos funciones: mesías liberador (de algún modo, para unos más político que para otros) y mesías-maestro de la Ley.

Comenta Florentino García Martínez (art. “Los manuscritos del Mar Muerto y el mesianismo cristiano”, en A.Piñero- D. Fernández Galiano Los Manuscritos del Mar Muerto. Balance de hallazgos y de cuarenta años de estudio, El Almendro, Córdoba, 1994, 199ss) que todo esto estaba ya en germen en el Antiguo Testamento:

»Junto con el rey, el sumo sacerdote es uno de los principales personajes que reciben la “unción” en la Biblia hebrea. Nada tiene, pues, de extraño el que ya dentro del mismo Antiguo Testamento encontremos indicios del posible desarrollo de estas referencias al sumo sacerdote en cuanto “ungido” en dirección de la expectación de un agente de salvación de carácter sacerdotal en la época escatológica junto con el “ungido” de carácter real.

»En esta dirección creo que debe interpretarse la visión de Zacarías 3 y el desarrollo de Zac 6,9-14. En el primero de estos textos la futura edad mesiánica está claramente dominada por la figura de Josué, el sumo sacerdote, mientras que “el retoño” (una denominación del mesías) sólo aparece incidentalmente y en una posición secundaria.

A ninguno de estos dos personajes se les designa ahí expresamente como “mesías”, pero ambos textos están abiertos a esta interpretación (es más casi la indican). Esta interpretación será desarrollada dentro de la comunidad qumránica en un mesianismo bicéfalo, es decir, dos mesías:

El texto clásico –que los lectores conocerán probablemente es el siguiente:

« No se apartarán de ningún consejo de la Ley para caminar (= a “proceder” – “obrar”) con toda la obstinación de su corazón, sino que serán gobernados por las ordenanzas primeras en las que los hombres de la Comunidad (= los de Qumrán) comenzaron a ser instruidos, hasta que venga el profeta (por antonomasia, por ejemplo, Elías, como preparador o precursor) y los mesías de Aarón (sacerdotal) e Israel (“político-guerrero, o simplemente laico”) (1QS o “Regla de la Comunidad”, IX 9-11; Textos de Qumrán, Trotta, Madrid, 1992 con múltiples reediciones, p. 60). »

Este texto tiene paralelos en otras versiones de la misma Regla que se conocen como 1QSa II 11ss y 1QSb I 21-III 21 (que pueden encontrarse igualmente en el volumen de textos de Qumrán)

Continúa Florentino García Martínez:

»Hay otro pasaje qumránico que nos permite entrever un desarrollo autónomo de la esperanza de la venida de un -mesías sacerdotal- como agente salvador al final de los tiempos. Se trata de un texto en arameo, una de las copias del Testamento arameo de Leví, publicado por Émile Puech (The Madrid Qumran Congress, Leiden-Madrid, 1992, pp. 449ss), que contiene interesantes paralelos con el capítulo 18 del Testamento de Leví griego incluido en los Testamentos de los XII Patriarcas, texto que leeremos en su momento.

Por lo que puede deducirse de los restos conservados de este texto, el protagonista de la obra (probablemente el patriarca Leví, aunque no puede excluirse completamente el que se tratase de Jacob dirigiéndose a Leví) se dirige a sus descendientes con una serie de exhortaciones y les cuenta algunas de las visiones celestes que le han sido reveladas. En una de ellas le anuncia la venida de un personaje misterioso. Aunque el texto es desesperadamente fragmentario, tiene un interés notable, ya que parece evocar la figura de un “mesías sacerdotal”, un “mesías” descrito con los rasgos del siervo sufriente de Isaías. Los dos fragmentos más extensos e importantes de este nuevo texto pueden traducirse así:
b[
Y expiará por todos los hijos de su generación, y será enviado a todos los hijos de 3 su pueblo. Su palabra es como la palabra de los cielos, y su enseñanza, según la voluntad de Dios. Un sol eterno brillará 4 y su fuego quemará en todos los confines de la tierra; sobre las tinieblas brilla¬rá. Entonces desaparecerán las tinieblas 5 de la tierra, y la oscuridad del orbe. Proferirán contra él muchas palabras, y abundancia de 6 mentiras; inventarán fábulas contra él, y proferirán toda suerte de infamias contra él. Su generación transformará el mal, 7 y […] establecida en la mentira y en la violencia. El pueblo errará en sus días y estarán perplejos (4Q540, frag. 9, col. i)]b

El próximo día continuaremos con alguna aclaración sobre estos textos. Pero antes, el lector observará ya cómo la figura del “mesías” en el judaísmo cercano al tiempo de Jesús es compleja, y cómo se relaciona continuamente –aun siendo humano- con personajes que se suponen están ya en el cielo junto a Dios.

Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Jesús como Señor en el judeocristianismo (II)”

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Miércoles, 22 de Julio 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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