CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: Seguimos con el mesías davídico, político-guerrero en tiempos en torno a Jesús. Nos quedan aún una serie de pasajes de los Apócrifos del Antiguo Testamento que son muy importantes para hacernos una idea cabal de cómo pensaban los judíos –y se supone que también Jesús de Nazaret, salvo que se demuestre lo contrario-, sobre cómo iba a ser el mesías y su reino, características…, etc.

El primer texto importante proviene del Libro de las Antigüedades Bíblicas de un autor desconocido, que llamamos el Pseudo Filón, que debe ser de mediados del siglo I de nuestra era, por tanto contemporáneo del Nazareno. Trata de un discurso-plegaria de Ana, la madre del profeta Samuel –que lo concibe por gracia de Dios en su vejez- y que exulta de gozo por el nacimiento de este hijo suyo. Al final, Ana, como profetisa, indica que la vida y obra de Samuel no es más que una preparación y espera de la venida del mesías, el ungido (cap. 51, 3-6; Apócrifos del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid, 1983, vol. II, pp. 297-8 )


Acudid a mi voz todas las gentes, escuchad mi palabra todos los reinos,
porque se abre mi boca para hablar y mis labios deben cantar al Señor. Destilad, pechos míos; anunciad vuestro testimonio, porque se os ha mandado que amamantéis. Firme será el que se alimenta de vosotros: iluminará al pueblo con sus palabras, mostrará los preceptos a las gentes, su poder se elevará muy alto. Por eso hablaré con claridad, porque de mí surgirá el designio del Señor y todos los hombres hallarán la verdad […]

El Señor da muerte con justicia y da vida con misericordia. Aunque los malvados estén en este mundo, da vida a los justos cuando quiere. Encierra a los malvados en tinieblas y reserva a los justos su luz. Cuando mueran los malvados, perecerán; cuando descansen los justos, serán liberados. Así continuará el juicio de cada uno hasta que se revele el que lo frena. Habla, Ana, habla y no calles; proclama hija de Betuel, las maravillas que Dios ha hecho en ti.

¿Quién es Ana para que de ella nazca un profeta? ¿Quién la hija de Betuel para alumbrar la luz a los pueblos? Levántate, Elcaná (Es el marido de Ana. Véase 1 Samuel, 1,1-20), y ciñe tus lomos, canta tú también los signos del Señor, pues de tu hijo profetizó Asaf (Levita y profeta en la corte de David. Véase 1 Crónicas 15-17) en el desierto: “Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre ellos”.

Se ha cumplido la palabra, ha llegado la profecía. Así será hasta que den el poder a su ungido y venga la fuerza al trono de su rey. Que mi hijo permanezca a su servicio hasta que llegue la luz a este pueblo.

Obsérvese en este texto, en el el desconocido autor parafrasea la Biblia, que se supone que el ungido esperado es un rey de la estirpe de David. En la ficción de esta profecía piadosa, la madre de Samuel, que el autor considera inspirada, ve ya en el comienzo de su embarazo, que su hijo acabará ungiendo como rey a David. Y presupone también que el reino de ese ungido David será glorioso y perpetuo.

Repetimos de nuevo que este texto está escrito en momentos en los que vive Jesús de Nazaret, sólo que el autor finge una profecía del pasado. El mesías que el autor espera es un guerrero-político, un rey humano…, sólo que ayudado especialmente por las bendiciones divinas. Lo que importa de nuevo es el que el mesías traerá un reino próspero, aquí abajo, en la tierra presente, no en un mundo etéreo, celestial y futuro.

Seguiremos con otros textos de la época.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Crítica a la crítica. La obra ‘El Hijo de Dios’ de Martin Hengel”

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

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Saludos de nuevo.

Miércoles, 2 de Septiembre 2009



Hoy escribe Antonio Piñero


Tema: Seguimos con el mesías davídico, político-guerrero en tiempos en torno a Jesús.

Para hacernos una idea más completa aún de lo sabemos que significaba en el s. I en Palestina ser hijo de David tenemos otra excelente ayuda: la explicitación del concepto en el Targum palestinense a Gn 49,11-12.

Pero antes una aclaración: un targum es la traducción aramea de la Biblia hebrea. En Judea en el siglo I de nuestra era, la gene del pueblo hablaba arameo; el hebreo lo entendían sólo los cultos, que reservaban la lengua hebrea para la lectura de la Biblia y las discusiones eruditas en torno a ella. Ahora bien, la traducción al arameo no era literal, sino parafrástica, o a veces, abreviadora. Estos añadidos u omisiones nos ayudan a saber el pensamiento teológico de la época…, o al menos del “traductor” o meturgeman. Por cierto, este vocablo arameo se convierte en el español, popular, en “trujamán, como se recordará de “El Quijote”, por ejemplo.

He aquí el texto bíblico que luego se parafraseaba en la traducción sinagogal (Génesis 49,11-12):


No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus piernas. hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las naciones; 11 el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna; lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo; 12 el de los ojos encandilados de vino, el de los dientes blancos de leche.


Este pasaje se parafraseó así:


Cuán hermoso es
el Rey Mesías
que ha de surgir
de entre los de la casa de Judá.
Ciñe los lomos
y sale a la guerra contra los enemigos
y mata a reyes con príncipes.
Enrojece los montes
con la sangre de sus muertos
y blanquea los collados
con la grasa de sus guerreros.
Sus vestidos están envueltos en sangre:
se parece al que pisa racimos.

(Texto y traducción de M. Pérez Fernández, Tradiciones mesiánicas en el Targum palestinense. Valencia, Editorial San Jerónimo, 1981, p. 136 )

Esta es la pintura del primer momento de la acción guerrera del mesías. El traductor destaca el aspecto sangriento de la matanza de enemigos de Israel. Entonces se entendía que estos enemigos a liquidar eran los romanos.

En el verso siguiente el meturgeman, o traductor-parafraseador como dijimos, describe el segundo acto: tras el advenimiento del Reino, una vez vencidos los enemigos (los romanos), se instaura una era de paz y abundancia mesiánicas:


Cuán hermosos son
los ojos del Rey Mesías.
Como el vino puro.
[para no ver con ellos las desnudeces
ni el derramamiento de sangre inocente]
Sus dientes son más blancos
que la leche.
[Para no comer con ellos
lo arrebatado y lo robado].
Se tornarán rojos los montes
por las cepas
y sus lagares por el vino,
y blanquearán los collados
por la abundancia de trigo
y por los rebaños de ovejas.


Texto tomado omado de la misma obra y página: Los pasajes entre corchetes son, en nuestra opinión, interpolaciones secundarias, que rompen el ritmo del poema. De ningún modo nos parece que la 2ª parte, que acabamos de trascribir, sea una reacción para oponerse y negar la primera parte, anterior. No hay contradicción, sino una escena que se desarrolla en dos tiempos: la prier es la eliminación de los adversarios de Dios y de su mesías; la segunda es la implantación del Reino Mesiánico.

El poema es, por tanto, un testimonio tanto del concepto guerrero del mesías, como de la bienandanza material de Israel cuando, gracias al Mesías, logre vencer a su enemigos y se instaure el reino de Dios. Y creemos que esta traducción fue hehcha en unos tiempos muy cercanos a los de Jesús.


Seguiremos con otros textos de la época.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Los apóstoles en la literatura apócrifa”

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Saludos de nuevo.




Lunes, 31 de Agosto 2009


Hoy escribe Antonio Piñero/Florentino García Martínez

Tema: Exposición y crítica del pensamiento de Ernst Käsemann, discípulo de Rudolf Bultmann, quien en un famoso artículo, que hizo época, defendió que la raíz de la teología específicamente cristiana es en gran parte una copia de la apocalíptica judía que esos mismos cristianos habían superpuesto al pensamiento genuino de Jesús. Prometimos que esta semana veríamos cómo –según Käsemann- la “síntesis” que es la teología paulina, logra unir y a la vez superar al judeocristianismo y a la teología de los “entusiastas de Corinto”.


La síntesis paulina

Esta negación de la esencia de la apocalíptica postpascual, representada por la religiosidad de los “entusiastas de Corinto” no será, sin embargo, la respuesta definitiva en el interior de la Iglesia primitiva. Käsemann cree descubrir una nueva fase de síntesis, en la que ciertos elementos de la apocalíptica postpascual son recuperados en la teología de Pablo.

En una forma que hemos designado ya como hegeliana -tal como afirmamos en una postal anterior- Käsemann subraya los elementos en los que la teología de Pablo ofrece una síntesis de ambas tendencias. Insiste Käsemann en que Pablo es apocalíptico, como el judeocristianismo:

• Por su escatología del “ya, pero todavía no”,

• Por su visión del presente no como el fin de la historia, sino como el comienzo de la época del fin, es decir, por su combinación de escatología futura de la apocalíptica con la escatología presente (“la resurrección ha tenido ya lugar”) tipificada en la comunidad de Corinto.

Para Käsemann, la autoconciencia apostólica de Pablo sólo es comprensible a la luz de la apocalíptica. Frente a la interpretación predominante desde la Reforma (y en polémica con otros discípulos de Bultmann como Ebeling y Fuchs) que ve en la doctrina de Pablo sobre la Ley y la justificación sobre todo una polémica antijudía, Käsemann subraya en el paulinismo los elementos de polémica anti-entusiástica, conducida bajo la bandera de la apocalíptica, presentes en los escritos del Apóstol y aparentes sobre todo en su concepción del ser humano o antropología.

Es característica en este sentido la precisión que Pablo aporta a la noción de la participación del cristiano por el bautismo en la crucifixión y en la resurrección de Cristo. Pablo habla en futuro y no en pasado de la participación en la resurrección; el bautismo anticipa, da la esperanza, pero no da aún la vida futura misma.

Igualmente es característica de Pablo la interpretación que 1 Cor 15,20-28 da de la resurrección. Afirma:


“¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron. 21 Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo. 23 Pero cada cual en su rango: Cristo como primicias; luego los de Cristo en su Venida. 24 Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. 25 Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. 26 El último enemigo en ser destruido será la Muerte. 27 Porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Mas cuando diga que «todo está sometido», es evidente que se excluye a Aquel que ha sometido a él todas las cosas. 28 Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo”.

Si se lee atentamente este pasaje se verá que el Apóstol no habla en una perspectiva antropológica, sino cristológica; Pablo hace aquí de la escatología presente de los entusiastas la base de la escatología futura de la apocalíptica. Transforma, por tanto, la religiosidad "entusiasta" más bien en apocalíptica.

Otros de los elementos en los que Pablo sintetiza el pensamiento de la apocalíptica serían:

• Su empleo del concepto “reino de Cristo” para designar el futuro escatológico,

• Su descripción del Señor no como “Señor invocado en el culto”, sino como “Cosmocrátor exaltado en los cielos”,

• Su empleo técnico de los términos “espíritu” y “carne” para referirse a los poderes cósmicos que dominan sobre el hombre y le someten a sus esferas de dominio y que reflejan el dualismo apocalíptico.

• La misma concepción paulina de la justificación por la fe, la tensión entre el “estar ya redimido, pero aún no seguro”,

• Por último, la dialéctica entre el indicativo (la presentación de las “verdades” de la fe) y el imperativo (la parte moral o exhortativa de sus cartas que incitan a obrar el bien) paulino son un reflejo de esta síntesis de los elementos entusiásticos y apocalípticos.

Conclusión

En la hipótesis de Käsemann, la síntesis paulina habría asegurado a la apocalíptica postpascual la pervivencia dentro del sistema teológico que terminará por imponerse dentro del cristianismo. La matriz (“la apocalíptica judía asumida por el judeocristianismo”) habría dado a luz a la teología cristiana. Pero ¿qué sucedió con la matriz misma? ¿En qué quedaron las comunidades de la frontera siro-palestina en las que la apocalíptica postpascual se forjó y se desarrolló?

El final de la historia es para Käsemann tan oscuro como el comienzo. El hecho es que esas comunidades desaparecieron de la historia y con ellas esa apocalíptica. El motivo de esta desaparición lo encuentra Käsemann en el retraso de la parusía. Al prolongarse la espera del retorno del Hijo del Hombre, el ansia que motivó esta apocalíptica perdió su fuerza. Esta espera que no se hizo realidad constituyó el ocaso de la apocalíptica.

La apocalíptica postpascual, que había comenzado como una minoría judeocristiana al interior de la Iglesia, se vio reducida posteriormente a una secta y terminó por desaparecer de la escena, pero no sin antes haber influido profundamente en todo el desarrollo de la posterior teología cristiana.

La conclusión de Käsemann merece ser citada por entero:


“Hemos de constatar sin rodeos que esta esperanza se ha secado y que con ella ha fracasado al mismo tiempo la entera concepción teológica de la apocalíptica postpascual, con su espera de la parusía, cuyo centro se hallaba en la reunificación de las doce tribus, y también con su lucha por la ley mosaica y contra la práctica de la misión a los gentiles, Pero también tenemos su camino, que lleva de la Pascua a la Teología a través primero de una minoría judeocristiana, a través después de una secta al interior de la gran Iglesia, y que desaparece finalmente dejando solamente rastros literarios” (artículo “Anfänge”, p. 184).

Seguiremos en la próxima postal con una crítica a esta interpretación de una parte de los orígenes cristianos por parte de Käsemann

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro.

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Domingo, 30 de Agosto 2009


Hoy escriben Antonio Piñero/Paolo Sacchi


Tema: Seguimos con el comentario de Sacchi al mesías davídico, político-guerrero en el apócrifo veterotestamentario Salmos de Salomón, pp. 429s de su Historia de Israel en la época del Segundo Templo (hay que tener presente el texto transcrito en las notas anteriores).

La esencia del mesianismo doble nos crea ciertas dificultades de comprensión. Hemos dicho ya que en una fase de la historia de Israel, brevísima por lo demás, existieron efectivamente dos ungidos (después del Exilio; el retorno de los exiliados con Zorobabel, “mesías” político, y Josué, “mesías” sacerdotal: Libro de Esdras 2-5 y Nehemías 7,7) este hecho pudo haber justificado la teoría; pero es difícil pensar que el mesianismo doble haya nacido sólo por este motivo histórico.

Sacchi presupone (p. 431) que el desdoblamiento mesías civil/ mesías sacerdotal presupone más bien una concepción del poder en el que las funciones civiles eran distintas a las religiosas. Todo ello refleja el contraste documentado ampliamente en la historia del judaísmo entre el sumo sacerdote y el que es en verdad el dirigente político y que puede conducir al pueblo casi como única figura en tiempos de guerra.

Así, es posible que la concepción del mesianismo doble haya surgido en Israel en época anterior a Jesús como una proyección escatológica –hacia el final de los día = a la época mesiánica- de una situación histórica. Esta duplicidad testimonia, además, el deseo del sacerdocio de afirmar su superioridad sobre la autoridad civil porque guaradar la Ley es más importante que el triunfo de las armas.

Es importante observar también que en los textos esenios, o cercanos al esenismo que hemos comentado en la nota anterior, sobre todo "El Rollo de la guerra", la salvación se veía igualmente como un proceso que se realiza en el tiempo histórico y en la tierra de Israel, aquí abajo. Y sabemos también –hemos citado textos- que antes de los ungidos de Aarón y de Israel debía aparecer un profeta, Elías.

Hay un plan divino que concierne a la historia. Incluso en medio de las dificultades y de la difusa sensación de una posible ruina inminente, Dios establece en la historia las bases seguras de la esperanza.

Sabemos también (los hemos comentado al hablar del “mesías guerrero”, en las notas 2-27-29 al 32) que en algunos textos de Qumrán está documentada la espera de un rey ungido, descendiente de David. Y aunque existan textos que sólo mencionan al mesías real o al sacerdotal, o al “profeta que ha de venir”, el mesianismo esenio debería siempre considerarse doble. El pasaje básico es siempre 1QS 9,11, que hemos citado (“hasta que venga el Profeta y los mesías de Aarón e Israel”).

Pero, en conjunto, los movimientos mesiánicos resultaron siempre sospechosos para la clase dirigente de Jerusalén porque debieron parecer demasiado peligrosos políticamente, no sólo por las complicaciones que podían traer con los romanos, sino también por las doctrinas igualitarias y populistas que frecuentemente los animaban.

Posteriormente los fariseos debieron también ser sospechosos de albergar el mismo espíritu belicoso que tuvieron algunos movimientos mesiánicos, a pesar de que éste no fue la expresión más característica de su pensamiento.

Recordemos finalmente el Salmo de Salomón 17,21-24 (citado en 2-27-40) que –como hemos dicho fue escrito por un fariseo:


"Míralo, Señor, y suscítales un rey, un hijo de David, en el momento que tú elijas, oh Dios, para que reine en Israel tu siervo [También es posible la traducción “para reinar sobre Israel, tu siervo”]. Rodéale de fuerza, para quebrantar a los príncipes injustos, para purificar a Jerusalén de los gentiles que la pisotean, destruyéndola… para quebrar el orgullo del pecador como vaso de alfarero, para machacar con vara de hierro todo su resistencia, para aniquilar a las naciones impías con la palabra de su boca".


Y tampoco olvidemos que si en algo podemos caracterizar a Jesús de Nazaret es como un fariseo, al menos sui generis, a quien aclamaron en su entrada a Jerusalén como “Hijo de David”, y él no protestó en absoluto, sino todo lo contrario:

“Os digo que si éstos callan gritarán las piedras” (Lucas 19,40).

Seguiremos con otros textos de la época acerca del mesías político-guerrero.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Crítica a las ideas sobre Pablo de la ‘Escuela de la historia de las religiones’”

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

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Viernes, 28 de Agosto 2009
La Biblia en la literatura apócrifa
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

La Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles

HECHOS APÓCRIFOS DE PABLO

1. Hechos bíblicos.

- La creación del hombre: Gén 1-2; HchPl 3 Cor 3,7; PH 1,6ss.
- Sodoma y Gomorra: Gén 19; HchPl PHeid 39.
- El Éxodo: Éx 12,37ss; HchPl PH 8,10-16.
- Camino hacia Palestina: v. gr., Éx 23,20ss; 33; Núm 10,11ss; Jos 3; HchPl PH 8,10ss.
- Promesas de la tierra: Gén 12,7; 13,15, 15,7; etc.; HchPl PH 8,14s.
- Milagro de Eliseo: 2 Re 13,21; HchPl 3 Cor 3,33.
- Dios cierra la boca de los leones: Dan 6,17-24; HchPl Pap. Copto Kasser.
- Jesús nace en Belén: Lc 2,1-7; Mt 2,1; etc.; HchPl PH 8,14.
- Nace de la Virgen María: Mt 1,18; Lc 1,35; 2,6-7; HchPlTe 1; HchPl 3 Cor 1,14; PH 8,14s.
- Es educado en Nazaret: Mt 2,23; Lc 2,19; HchPl PH 8,14s.
- Jesús enviado por el Padre: V. gr., Mt 10,40 par.; Lc 10,16; Jn 3,16-17; 5,37; 6,40; etc; HchPlTe 17
- Elección de los doce apóstoles: Mt 4,18-22 par.; 10,1-4 par.; HchPl PH 8,34-36.
- Jesús impone nombres a sus discípulos: Jn 1,42; Mt 16,17-18; Mc 3,17; HchPl PB 80.
- Las bienaventuranzas: Mt 5,3-12: Lc 6,20-23; HchPlTe 5-6.
- Milagros de Jesús en general: Mt 11,5; HchPl PH 8,35-36.
- Cercanía de la Parusía: Mt 24,3-39; HchPl 3 Cor 3,3.
- El caso de Jonás: Mt 12,40; HchPl 3 Cor 3,30.
- Doctrina sobre la resurrección de los muertos: Mt 22,23-33; HchPl PHeid 45ss; 3 Cor 3,33b.
- Los apóstoles que siempre estuvieron con Cristo: Hch 1,21; HchPl 3 Cor 3,4.
- La transfiguración: Mt 17,1-9 par.; HchPl PHeid 45ss.
- Predicación de Jesús en Jerusalén: Mtv21-25 par.; HchPl PH 8,25-31.
- Multiplicación de los panes: Mt 14,13-21; 15,32-39 par.; HchPl PB 79.
- Jesús acalla los vientos: Mc 4,39; HchPl PB 79.
- Jesús camina sobre el mar: Mt 14,25; Mc 6,48; Jn 6,19; HchPl PB 79.
- La crucifixión: Mt 27,35ss par.; HchPl PHeid 45ss.
- La resurrección: Mt 28,1ss par.; HchPl 3 Cor 3,31b.35; PHeid 45ss.
- El camino de Damasco y la conversión de Pablo: Hch 9,3-7; 22,6-10; 26,12.28; HchPl 1; Pap. Bodmer.
- Huida de Pablo y Bernabé de Antioquía de Pisidia: Hch 13,51; HchPlTe 1; PHeid 1-6.
- Revuelta en Iconio contra Pablo: Hch 14,1ss; HchPlTe 9.
- Pablo en el camino de Listra: Hch 14,6ss; HchPlTe 3.
- Pablo encarcelado en Filipos: Hch 16,23; HchPl 3 Cor 3,1; PH 4,1.
- Problemas de Pablo en Filipos: Hch 16,19ss; HchPl PHeid 45ss; PH 6,3s.
- Pesadumbres de Pablo: 2 Cor 2,4; HchPl 3 Cor 2,1-5.
- Pablo en Éfeso: Hch 19; HchPl PH 1-5.
- El motín de Éfeso: Hch 19,23ss; HchPl PH 1,28; Pap. Bodmer.
- Viajes de Pablo por Perge de Panfilia y Pisidia: Hch 13,13ss; HchPl PHeid 35.
- Discurso en el Areópago: Hch 17,22-31; HchPl Mart. 4.
- Viaje de Pablo de Filipos a Corinto: Hch 17,1-18,1; HchPl PH 6,1.
- Disensiones en Corinto: 1 Cor 1,10-17; HchPl PHeid 45ss; 3 Cor 1-2.
- En Corinto se cuestiona la resurrección: 1 Cor 15,12; HchPl PHeid 45ss; 3 Cor 1,12.
- Viaje de Tito a Dalmacia: 2 Tim 4,10; HchPl Mart. 1.
- Pablo vive de alquiler en Roma: Hch 28,30; HchPl Mart. 1.

2. Personajes bíblicos.

- El faraón del Éxodo: HchPl PH 8,10ss.
- El rey Adar: Núm 21,1-3; HchPl PH 8,10ss.
- El rey Gog de Basán: Núm 21,33-35; HchPl PH 8,10ss.
- El rey David: HchPlTe 1; 3 Cor 3,5.13.
- El profeta Jonás: HchPl 3 Cor 3,30.
- El profeta Daniel: HchPl 9 A Pap. Bodmer.
- Los profetas en general: HchPl PH 8,17ss.
- Nabal: 1 Sam 25; HchPl PH 6,21.
- El profeta Eliseo: 2 Re 4,9; 13,21; HchPl 3 Cor 3,33.
- Jesús: passim.
- María la galilea, madre de Jesús: HchPlTe 1; 3 Cor 1,14; 3,5.
- Judas, hermano del Señor: HchPl 9 A Pap. Bodmer.
- Pablo: passim.
- Tito: 2 Tim 4,10; HchPlTe 2; Mart. 1.
- Onesíforo: 2 Tim 1,16; 4,19; HchPlTe 2ss.
- Simón, uno de los que niegan la resurrección en Corinto: 1 Cor 15,12; HchPl PHeid 45-50.
- Dimas y Hermógenes, enemigos de Pablo: Col 4,14; 2 Tim 4,10; etc.; HchPlTe 1 y 14.
- Esteban: 1 Cor 1,16; 16,5; HchPl 3 Cor 1,1.
- Eubulo: 2 Tim 4,21; HchPl 3 Cor 1,1.
- Teófilo: Lc 1,3; Hch 1,1; HchPl 3 Cor 1,1.
- Zenón: Tit 3,13; HchPl 3 Cor 1,1.
- Eutico: Hch 20,9; cf. HchPl 3 Cor 2,1.
- Los plateros de Éfeso: Hch 19,23ss; HchPl PH 1,28.
- Lucas: 2 Tim 4,10s; HchPl Mart. 1.
- Los de la casa del César: Flp 4,22; HchPl Mart. 1.
- Bársabas, por sobrenombre Justo: Hch 1,23; HchPl Mart. 2.
- Áquila y Priscila: Hch 18,2.18.26; HchPl 9 Pap. Bodmer.

(Abreviaturas de documentos citados de los HchPl:
PHeid (Papiro Heidelberg).
PH (Papiro de Hamburgo, año 300 ca.).
Pap. Cpt. Kasser (s. V).
Papiro Bodmer (s. III)
El número 9 añadido a HchPl hace referencia a la numeración temática de nuestra edición.)
Icono bizantino de Pablo

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Jueves, 27 de Agosto 2009
Hoy escriben Antonio Piñero/Paolo Sacchi

Tema: Seguimos con el comentario de Sacchi al mesías davídico, político-guerrero en el apócrifo veterotestamentario Salmos de Salomón, pp. 429s de su Historia de Israel en la época del Segundo Templo (hay que tener presente el texto transcrito en las notas anteriores)

El hecho de que los justos, identificados en la práctica por el autor con los que temen a Dios y son fieles a su Ley, sufran tribulaciones se explica mediante el principio de la corrección paterna, como dice en el Salmo 14,1-2:


1 Fiel es el Señor con los que lo aman de verdad,
con los que aceptan su corrección,
2 con los que caminan cumpliendo sus mandatos
en la Ley con que ha ordenado nuestra vida.

El autor de los Salmos de Salomón busca la solución del problema del justo sufriente en la misma dirección en la que la había encontrado el Eclesiástico (2,1-6). Las desgracias del justo no son un castigo, sino una corrección:


1 Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.
2 Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad.
3 Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías.
4 Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente.
5 Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación.
6 Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él.


Esta idea se expresa de manera más radical aún en el libro de la Sabiduría: el justo debe ser probado, sufrir una “prueba breve”, por la cual recibirá una recompensa que no puede compararse con el dolor padecido:

“Su pruebas, que eran un adoctrinamiento misericordioso…” (Sabiduría 11,9a).

“Estuvieron entre desgracias sólo por poco tiempo, para advertencia, pues tenían así un signo de la salvación, ya que el dolor les recordaba los mandamientos de la Ley” (Sabiduría 16,6).

El autor de los Salmos de Salomón pedía ayuda a Dios porque él, y el pueblo estaban en la miseria:


13 Porque si no me robusteces,
¿quién soportará el castigo de la miseria,
14 cuando reproches a mi alma su error, por medio del castigo de su corrupción,
cuando la pruebes en su carne y con la aflicción de la pobreza?
15 Pero si el justo se mantiene firme en esas pruebas obtendrá la misericordia del Señor
(Salmo 16,13-15)


La pobreza era el correctivo más severo que Dios podía infligir a quien ama. De cualquier modo, consideraba que la situación en la que vivía era profundamente injusta y su esperanza descansaba en el ungido de Dios, el mesías, que vendría a restablecer la justicia.

Se puede comparar esta esperanza del fariseo autor de los Salmos de Salomón con la esperanza en una salvación inminente que podemos ver en algunos de los Manuscritos del Mar Muerto, que creemos son de la misma época (siglo I a.C.). Así, como ejemplo, en el llamado Rollo de la Guerra (sigla 1QM). Ahora bien, entre los esenios se destaca muy claramente que habrá que utilizar las armas en el tiempo mesiánico. En este texto (1QM) no se niega, ni muhco menos, el uso de las armas, pero la esperanza se funda esencialmente en Dios, quien dará la victoria a sus pobres y a sus humildes gracias a su ejército compuesto más por legiones de ángeles que de hombres (1QM 12,1).

Se puede concluir que a partir del siglo II a.C. la esperanza mesiánica había resurgido impetuosamente en Israel. Pero no fue unitaria y se concretó en las formas más diversas, teniendo sólo como común denominador la espera de la salvación que Dios habría de procurar finalmente a Israel de alguna manera.


Seguiremos comentando estos Salmos de Salomón, que miran casi siempre hacia la época mesiánica.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Crítica a las ideas sobre Pablo de la ‘Escuela de la historia de las religiones’”.

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

www.eldiscipulofilm.com

Saludos de nuevo.


Miércoles, 26 de Agosto 2009


Hoy escribe Antonio Piñero


El cineasta Emilio Ruiz Borrachina empezará a rodar una película –cuyo título es “El discípulo”- que trata del último tramo de la vida de Jesús: su postra visita a Jerusalén y los acontecimientos que llevaron a su muerte. Yo he sido asesor técnico del guión cinematográfico, y he intervenido en él de alguna manera sobre todo con consejos. El tema básico en el que se mueve el desarrollo de la figura de Jesús, que he tomado de la página web en la que se presenta la película, es el siguiente:

Jesús no fue sólo el judío profundamente religioso, pacífico, amante de los pecadores, predicador de la bondad y del futuro reino de Dios, base y fundamento de la religión cristiana, sino también y ante todo un dirigente espiritual de un grupo de judíos del siglo I de nuestra era, seguidores primero de Juan Bautista y luego discípulos suyos, comprometidos de corazón con la liberación religiosa del pueblo judío. La liberación política de la tierra de Israel del yugo de los romanos formaba parte importante del ideario religioso de este grupo, puesto que religión y política iban ligadas en este tiempo.

En la película “El Discípulo”, Jesús no es presentado al público simplemente como un galileo armado, preocupado sólo o casi especialmente por la violencia física, la única capaz de expulsar a los romanos de su amada tierra, sino como un dirigente espiritual que –con ciertas dudas y tormentos interiores, y un tanto a su pesar- acepta la herencia espiritual de Juan Bautista, su maestro.

En la práctica ésta le lleva a conducir espiritualmente a un conjunto de gentes religiosamente comprometidas a una empresa con ciertos visos de violencia profética –al igual que los vates de antaño de Israel, por ejemplo Elías, orientada a apoderarse del templo de Jerusalén, incluso por la violencia si fuere necesario. Su intención es sólo “forzar” a Dios a que interviniera finalmente con su potente brazo y liberara a Israel de la presencia de extranjeros impuros, los romanos. Esta emancipación sería el primer paso, necesario, para el cumplimiento pleno de la ley divina, y para la instauración del reino de Dios sobre la tierra de Israel, conforme a las promesas divinas repetidas innumerables veces a través de los profetas en las Escrituras sagradas.

La película va acompañada de un documental titulado “Jesús 2.0”, de amplia duración, en el que se desarrolla con una mayor profundidad el tema de la personalidad de Jesús sino también su continuación: el pensamiento de Pablo de Tarso y la Iglesia que vino después. En el guión de este documental he colaborado con Emilio Ruiz Barrachina con mayor intensidad. Este documental expone absolutamente toda la variedad de opiniones que existe hoy entre los estudiosos, variedad que va desde miembros del Opus Dei hasta los historiadores más críticos con la interpretación eclesiástica de la figura y misión de Jesús.

Para la base ideológica del documental se han rodado ya unas 20 entrevistas a destacadas figuras de la teología y de la historia antigua, tanto nacionales como extranjeras que junto con el guión previo forma la parte sustancial del armazón intelectual de este producto documentario. Resta, como es lógico, la parte gráfica y el montaje

La película y el documental apenas cuentan con apoyo oficial dado que el tema se presenta para algunos como un tanto problemático…, aunque está tratado con el mayor respeto y rigor científico posible.

Me parece que la doble idea de Emilio Ruiz Borrachina es tremendamente interesante. Sus dos productos, la película y el documental, pueden servir, además de entretenimiento estupendo, de ilustración sobre la siempre atractiva figura de Jesús, de su entorno, de la Galilea de su tiempo. Pienso que no pasará desapercibida, ni mucho menos.

La productora, Ircania, ha compuesto para la Red una página web oficial de la película que puede visitarse desde hace unos días y que pretende hacer campaña a favor de la película sobre todo que será lo primero en producirse. La Web ilustra tanto sobre el guión, como sobre los actores (por ejemplo en los papeles estelares de Jesús y de María su madre, están Joel West y Marisa Berenson) como sobre el equipo técnico y todo lo que el rodaje de una película conlleva.

Los interesados pueden entrar en la siguiente página:

www.eldiscipulofilm.com

Espero que les interese.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopìnero.com


Martes, 25 de Agosto 2009



Hoy escriben Antonio Piñero/Paolo Sacchi


Tema: Seguimos con el comentario de Sacchi al mesías davídico, político-guerrero en el apócrifo veterotestamentario Salmos de Salomón, p. 429 de su Historia de Israel en la época del Segundo Templo (hay que tener presente el texto transcrito en la nota anterior):

El autor de los Salmos de Salomón insiste en que el único soberano legítimo de Jerusalén sólo puede ser un descendiente de David, y por tanto ningún Asmoneo/Macabeo (éstos se llaman a veces “asmoneos”, porque la familia Macabea se creía descendiente de un ilustre antepasado llamado Asmón; este nombre, sin embargo, aparece en la Biblia del Antiguo Testamento sólo como una localidad, por ejemplo en Números 34,4.5).

Siempre hubo entre los piadosos de Israel quienes se oponían a los Macabeos desde que Simón, el hermano pequeño de Judas, asumió para sí no sólo el título de rey, sino el de sumo sacerdote. Así que los Macabeos /Asmoneos eran doblemente ilegítimos: no descendían de David y además habían usurpado el sumo sacerdocio.

Por eso escribe el autor de estos Salmos:


“Tú, Señor, elegiste a David como rey sobre Israel y le juraste por siempre que no faltaría el poder real a su descendencia…”.


Por un lado, en este texto percibimos la fe en la eternidad del reino davídico, pero por otro se tiene la impresión de que la tensión escatológica se ha relajado ya. El autor del Libro de los Sueños (compilado –recordémoslo- dentro del Libro I de Henoc, del siglo II o I a.C.) parecía esperar el Gran Juicio que habría de instaurar el reino del mesías en un futuro muy próximo; quizás esperaba verlo. El autor de los Salmos de Salomón vive su esperanza con una cierta distancia. Sabe que no conoce los tiempos, y usa una fórmula que deja mucho espacio para la paciencia de Dios:

“En la ocasión que Tú hayas elegido” (SalSl 17,21).

Pero el destino final de la historia no pude ser más que éste. La función del descendiente de David, cuando venga, será la de implantar la justicia en la tierra de Israel y en toda la tierra, una justicia entendida –en este caso- en el sentido de igualdad social, según un tipo de pensamiento también documentado en el Libro de las Parábolas, compilado en el Libro I de Henoc, escrito un poco después, bien a finales del siglo I a.C., bien –según otros investigadores- en el siglo I d.C.:

“Tú los guiarás en la igualdad”

se lee en el mismo salmo (17,46). Éste es el segundo elemento esencial de la categoría mesiánica: la implantación de un reino de justicia.

Aun suponiendo que el autor de estos Salmos de Salomón fuese un fariseo, por tanto un judío piadoso que en el fondo se creía un tanto superior a los otros judíos normales, dado su conocimiento y cumplimiento de la Ley, los acontecimientos de la vida lo acercaron a los judíos del campo, al despreciado ‘am ha’ares (hebreo: “el pueblo de la tierra”; despreciado un tanto ya que no eran tan cumplidores de la Ley como los fariseos).

Seguramente -al menos- el autor compartía con los fariseos gran parte de su ideología. Creía en la resurrección, si bien estaba reservada solamente a los justos, y en la destrucción de los impíos, como escribe en Salmo de Salomón 13, 10-11:

"Perdonará el Señor a sus santos,
Y con el castigo borrará sus transgresiones.
La vida de los justos es eterna
Pero los pecadores serán arrebatados para la destrucción,
Y no se conservará su memoria".


Y en 3,11-12:

"La perdición del pecador es para siempre
De él no se acordará Dios cuando visite a los justos.
Esa es al suerte del pecador para siempre.
Mas los que son fieles al Señor resucitarán para la vida eterna,
Su vida en la luz del Señor no cesará nunca"


Creía también el autor en el libre albedrío del hombre, que sostenía con vigor justamente porque muchos sectores del judaísmo, como los esenios lo negaban. Escribe en Salmo 9,6-7:


6 ¿Con quiénes te mostrarás bondadoso, oh Dios, sino con los
que invocan al Señor?
Tú purificarás de sus pecados al alma convicta y confesa,
porque por ello la vergüenza ha caído sobre nosotros.

7 ¿A quiénes perdonarás los pecados sino a los pecadores?
Bendecirás a los justos y no les exigirás cuenta de sus transgresiones,
pues tu bondad reposa sobre los pecadores arrepentidos.


Seguiremos comentando estos Salmos, que miran casi siempre hacia la época mesiánica.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Los apóstoles en la literatura apócrifa”

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

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Saludos de nuevo.






Lunes, 24 de Agosto 2009
Hoy escriben Antonio Piñero/Florentino García Martínez

Tema: A propósito de la publicación del tomo VI, "Apocalíptica", de la colección "Apócrifos del Antiguo Testamento", Editorial Cristiandad, Madrid, 2009.

Recordemos de la postal anterior (del domingo 16-08-2009) cómo el discípulo de Bultmann, Ernst Käsemann, cuyas ideas sobre Jesús y la apocalíptica estamos exponiendo, y luego criticaremos, opinaba –al modo del filósofo Hegel- que la historia del cristianismo primitivo en este punto se había movido por un impulso de “tesis/antítesis/síntesis”

Entre los elementos apocalípticos del judeocristianismo primitivo que son profundamente reinterpretados por la “religión estusiástica de Corinto” (que es la ”antítesis”), Käsemann señala, por ejemplo, los siguientes (lo que sigue está tomado del artículo “Thema”, de Käsemann --señalado anteriormente al principio de esta serie-- en las pp. 272-278; el lector tiene que leer la Primera carta a los corintios de Pablo para entender bien lo que sigue):

- El tema de “los dos eones”, que se suceden temporalmente, es decir, el mundo presente y el mundo futuro es comprendido por los cristianos “entusiastas de Corinto” como una contraposición atemporal de los dos mundos;

- El tema del paso de un mundo al otro es reinterpretado por los entusiastas en términos antropológicos, concentrándose en las diferencias entre el “hombre nuevo” –aportado por Cristo, y el “hombre viejo”, la mentalidad que tiene el ser humano antes de convertirse al cristianismo- más que en las diferencias entre el tiempo presente y el tiempo futuro.

- Esta pérdida de temporalidad afecta igualmente a la noción de “ser salvado”; la salvación se concibe como un drama propio de los cultos mistéricos con distintas fases: la encarnación de Cristo es vista como una humillación (el ser divino se humilla haciéndose humano), y la Preexistencia (de Jesús, quien como Dios que es existe antes de encarnarse) es considerada como el comienzo del proceso de salvación al cual el creyente en Cristo es asociado y en cuyas distintas fases participa.

- La concepción de Jesús como cristo/mesías elevado al cielo y sentado a la diestra de Dios tras su muerte y resurrección (concepción propia del judeocristianismo) es transformada por los entusiastas en la concepción del “Cristo exaltado”, entronizado como Señor del mundo y que ha sometido a sí mismo todas las potestades del universo, es decir, a todos los ángeles que lo controlan; la comunidad, como Cuerpo de Cristo, debe extenderse por el mundo entero, como una nueva creación, para expresar este señorío de Cristo.

- En un contexto propio de una religión mistérica, el bautismo es visto como un hecho central salvífico y toda la existencia terrena es comprendida como una representación temporal de la existencia celeste. El bautismo es radicalmente interpretado: los salvados han muerto con Cristo y con él han sido entronizados. La resurrección de los muertos es algo que se considera ya sucedido; en cuanto participantes en la crucifixión de Cristo, los creyentes participan igualmente en su resurrección y entronización y se hallan así ya librados del poder de la muerte e introducidos en el Reino de Cristo.

- El dualismo de la apocalíptica es transformado en un dualismo metafísico de corte antropológico que permite separar a los salvados de los que no lo han sido y comprender la recepción del Espíritu como una nueva creación, y puesto que esta nueva creación es de origen celeste, elimina todas las diferencias: ¡ya no hay griego ni judío, siervo ni libre, hombre ni mujer!

- Pero la transformación más profunda se ha operado a nivel de la escatología; la escatología futura de la apocalíptica ha sido transformada en una escatología presente en sentido estricto.

Para los corintios entusiastas, el final de la historia ya ha llegado. La comunidad de Corinto interpretó tan radicalmente la experiencia bautismal de muerte y resurrección con Cristo, que se considera a ella misma ya partícipe de la vida celeste en el tiempo presente. La espera de la parusía, el tema central de la apocalíptica postpascual, ya no tiene sentido para estos entusiastas.

Escribe Käsemann:

“Aquí radica la más profunda diferencia entre el entusiasmo postpascual y el de Jos corintios, que piensan haber vencido todas las tribulaciones, que se glorían de haber alcanzado un estado igual al de los ángeles y que lo practican de. múltiples maneras. Para los corintios, había llegado el final de la historia” (Anfänge 183).

“De este modo tan radical interpreta el entusiasmo helenístico la afirmación que tiene su fundamento en el bautismo, a saber: que los redimidos han resucitado con Cristo y que han sido entronizados con él en el cielo. La esperanza en un final que comporta la parusía resulta así sin sentido, ya que todo lo que espera aún la apocalíptica aparece como ya realizado” (Thema 178).

Seguiremos el próximo domingo viendo cómo –según Käsemann- la “síntesis” que es la teología paulina, logra unir y a la vez superar al judeocristianismo y a la teología de los entusiastas de Corinto.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

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Domingo, 23 de Agosto 2009

Hoy escriben Antonio Piñero/Paolo Sacchi


He aquí el texto, prometido en la nota anterior, de lps Salmos de Salomón, que afecta directamente a nuestro tema del mesianismo en la ´poca de Jesús:

Señor, tú eres nuestro rey por siempre…
Nosotros esperamos en Dios nuestro salvador, porque el poder de nuestro Dios es eterno y misericordioso;
Su reinado y sus sentencias se mantienen siempre sobre los pueblos.

Tú, Señor, escogiste a David como rey sobre Israel; Tú le hiciste juramento sobre su posteridad, de que nunca dejaría de existir ante Ti su casa real.
Por nuestras transgresiones se alzaron contra nosotros los pecadores; aquellos a quienes nada prometiste nos asaltaron y expulsaron, nos despojaron por la fuerza y no glorificaron tu honroso Nombre.
Dispusieron su casa real con fausto cual corresponde a su excelencia, dejaron desierto el trono de David con la soberbia de cambiarlo.

Pero Tú, oh Dios, derríbalos y borra su posteridad de la tierra, suscitando contra ellos un extraño a nuestra raza.
Según sus pecados retribúyelos, oh Dios…


Míralo, Señor, y suscítales un rey, un hijo de David, en el momento que tú elijas, oh Dios, para que reine en Israel tu siervo [También es posible la traducción “para reinar sobre Israel, tu siervo”]. Rodéale de fuerza, para quebrantar a los príncipes injustos, para purificar a Jerusalén de los gentiles que la pisotean, destruyéndola… para quebrar el orgullo del pecador como vaso de alfarero, para machacar con vara de hierro todo su resistencia, para aniquilar a las naciones impías con la palabra de su boca.

Reunirá un pueblo santo al que conducirá con justicia… no permitirá en adelante que la injusticia se asiente entre ellos…
El extranjero no habitará más entre ellos; juzgará a los pueblos y a las naciones con justa sabiduría. Obligará a los pueblos gentiles a servir bajo su yugo; glorificará al Señor a la vista de toda la tierra, y purificará a Jerusalén con su santificación, como al principio…

No confiará en caballos, jinetes ni arcos; ni atesorará oro y plata para la guerra, ni el día de la batalla acrecentará sus esperanzas la multitud de sus guerreros. El Señor es su Rey. Su esperanza es la del fuerte que espera en Dios y pondrá a todas las naciones ante él con temor…

Conducirá a todos en la rectitud, y no habrá en ellos orgullo para oprimir a los demás…
El Señor es nuestro Rey para siempre jamás” (SalSl 17, passim).

Comenta Paolo Sacchi (pp. 292-293 de su Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo, Trotta, Madrid, 2004:

El contenido de este salmo muestra cómo en Judea existía gente que fue obligada a abandonar su propia tierra y a huir al desierto. Allí esperaban un varón descendiente de David, que habría de venir para instaurar el reino de Israel, prometido por la divinidad: el reino de Dios. Ello ocurrirá algún día, pero siempre sucederá por obra del ungido (el término aparece varias veces en este salmo), cuya verdadera fuerza estará en el apoyo que recibirá de Dios. Él eliminará además todas las injusticias sociales.

Esta gente, que había abandonado su tierra y vivía como podía fuera de las ciudades, representaba una masa inquieta y dispuesta a acudir a las armas cuando alguien la convocara, pero no era dócil con el primer aventurero que surgiera. Al menos es esto lo que afirma el autor del SalSl 17: él mismo no desea participar en una batalla sin sentido, sino que quiere ser guiado por el hijo de David, el ungido de Dios.

Un problema grave concierne a esta última pretensión. ¿Cómo podían esperar al “hijo de David” si por siglos su estirpe parecía desaparecida, tanto que no se tenían ya noticias de descendientes de Zorobabel? Al menos hasta el siglo III a.C. existían listas genealógicas de los davídidas (cf. 1 Cro 3); después se han perdido para nosotros, pero es probable que alguno las siguiera conservando. En efecto, es difícil que el texto del salmo se pueda entender en sentido alegórico: mencionar a un “descendiente de David” para que se entendiera como un “rey justo”.

El autor habla de usurpación del trono y del mesías esperado que es verdaderamente el ungido de la casa de David. Es un tono muy distinto al de los manuscritos del Mar Muerto que esperan de modo más general al ungido de Israel. Quien aguarda al ungido de Israel no pone condiciones preliminares para aceptarlo; le basta que se presente como tal. Quien espera al ungido descendiente de David presupone una limitación muy precisa.

Seguiremos comentando este texto. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Promesa de resurrección e inmortalidad a los devotos del Salvador”

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Viernes, 21 de Agosto 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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