CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
La Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

La Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles

HECHOS APÓCRIFOS DE PEDRO

1. Hechos bíblicos.

- Caída de nuestros primeros padres: Gén 3; HchPe 38 (Mart. 9).
- Actitud del Faraón frente a Moisés: Éx 5-12,36; HchPe 8.
- Dios envía a su Hijo: Mt 10,40 par.; Lc 10,16; Jn 3, 16-17; etc.; HchPe 7.
- Endurecimiento del corazón de Herodes: Mt 2,3-8; Lc 23,8-12; HchPe 8.
- Nace el Niño por obra del Espíritu Santo: Mt 1,18.20; HchPe 24.
- Nace de la Virgen María: Mt 1,18; Lc 1,35; 2,7-8; HchPe 7.
- Tentaciones de Cristo: Mt 4,1-11 par.; HchPe 26.
- Sermón de la montaña: Mt 5-7; HchPe 10; 38.
- Jesús impone a Simón el nombre de Pedro: Mt 16,18; HchPe 23.
- Dejarlo todo para seguir a Cristo: Mt 4,20-22 par.; HchPe 27.
- Postura de Jesús sobre el sábado: Mt 12,1-8; Lc 13,10-17; HchPe 1-
- Parábola del Buen Pastor: Jn 10,11ss; HchPe 10.
- Parábola del grano de mostaza: Mt 13,31-32 par.; HchPe 10.
- Parábola de la oveja perdida: Mt 18,12-14 par.; HchPe 10.
- El escándalo y la piedra de molino: Mt 18,6 par.; HchPe 6.
- La transfiguración: Mt 17,1-9 par.; HchPe 20.
- Jesús camina sobre las aguas: Mt 14,25; Mc 6,48; Jn 6,19; HchPe 7.
- Miedo de Pedro al caminar sobre las aguas: Mt 14,28-31; HchPe 10.
- Los apóstoles titubean: Mc 16,14: HchPe 10.
- Jesús come y bebe con sus discípulos: Mt 11,19; Hch 10,41; HchPe 20.
- El consejo de Caifás: Jn 11,49-50; HchPe 8.
- Jesús promete la paz a sus discípulos: Jn 14,27; HchPe 10; cf. 5.
- Traición de Judas a instigación del diablo: Mt 26,14-16 par.; HchPe 8.
- Escena de Getsemaní: Mt 26,36-56 par.; HchPe 20.
- Negaciones de Pedro: Mt 26,69-75 par.; HchPe 7.20.28.
- Lágrimas de Pedro: (ibid.).
- Los judíos matan a Cristo: Mt 22,25; Jn 19,6-15; HchPe 32 (Mart. 3).
- Jesús crucificado, muerto, resucitado al tercer día: Mt 27-28 par.; HchPe 7;20.
- El camino de Emaús; Lc 24,13-35; HchPe 24.
- Curaciones hechas por Pedro: Hch 5,15-16; HchPe Pap. Copto 128.
- Pablo perseguidor de los cristianos: Hch 9,1-2; HchPe 2.
- Simón Mago, la “fuerza de Dios”: Hch 8,10; HchPe 31 (Mart. 2).
- Simón y su gesto simoníaco: Hch 8,18-24; HchPe 23.
- Pablo disputa con los judíos en Roma: Hch 28,17ss; HchPe 1.
- Pablo predica en Roma con libertad: Hch 28,30-31; HchPe 1.
- Viaje de Pablo a España: Rom 15,24.28; HchPe 3-

2. Personajes bíblicos.

- El Faraón: HchPe 10.
- Moisés: HchPe 10.
- Jesús: passim.
- La Virgen María: HchPe 7.
- Simón Pedro: passim.
- Los hijos de Zebedeo: HchPe 20.
- Pablo: passim, especialmente en HchPe 1-3.
- Bárnabas (Bernabé), compañero de Pablo: HchPe 4.
- Narciso: Rom 16,11; HchPe 3.
- Cuarto: Rom 16,23; HchPe 1.
- Timoteo, discípulo de Pablo: HchPe 4.
- Los de la casa del César: Flp 4,22; HchPe 3.
- Judas el traidor: HchPe 8.
- Herodes: HchPe 8.
- Caifás: HchPe 8.
- Simón Mago: passim, esp. HchPe 17.
- Satanás o el diablo: passim, pero cf. HchPe 2, 5; 6; 7; etc.
(Icono de Pedro. Sinaí s. VI)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro









Jueves, 20 de Agosto 2009

Hoy escriben Antonio Piñero/Paolo Sacchi

Hemos dicho anteriormente que el Testamento de los XII Patriarcas -que estamos citando abundantemente- es un apócrifo del Antiguo Testamento, muy importante, pero de fecha incierta. Pero entre los estudiosos que creen que es posible eliminar las interpolaciones de los escribas cristianos y quedarse con una base que es totalmente judía, se opina que su fecha de composición oscila entre el siglo I a.C. y el siglo I después.

Pues bien, en estos "testamentos" que dan un realce cierto al complemento del mesías sacerdotal se percibe cómo el cambio de la situación que se vive en el presente, siempre mala y pecadora, se hará de ello gracias a la intervención divina por medio del mesías davídico o de Judá.

Lo vemos en el texto siguiente del Testamento de Judá:

Los reyes serán como monstruos marinos,
que engullen hombres como peces…
El Señor llevará contra ellos divisiones de unos con otros
y habrá en Israel guerras continuas.
Mi reino terminará por obra de extranjeros,
hasta que llegue la salvación de Israel,
hasta la parusía del Dios de justicia,
para que Jacob y todos los pueblos vivan en paz.
Él custodiará la fortaleza de mi reino por siempre, porque con juramento me (a Judá) ha jurado el Señor no quitar el reino a mi descendencia por siempre (Testamento de Judá 21,7 y 22,1-3).


Hacia la mitad del siglo I a.C. se escribe una obra que es un testimonio impresionante del renacimiento del mesías de la estirpe de David: los llamados Salmos de Salomón. Con este título se nos ha transmitido hasta hoy una colección de 18 (o 19) salmos compuestos al estilo de los himnos del Salterio. La atribución al hijo de David es secundaria e imposible, porque el autor, o autores, menciona o alude a hechos y circunstancias históricas de su tiempo y que reconocemos claramente: pertenecen esos hechos a lo pasaba en Israel hacia la mitad del siglo I a. C., cuando el país judío estaba dominado por el rey Hircano II (un monarca descendiente de los Macabeos) que había sido recolocado, o sostenido, en su trono por los romanos, en concreto por Pompeyo el Grande.

Como Hircano II gobernaba por medio de un valido suyo, Antípatro, que era idumeo, es decir, que no era judío de sangre pura, y además tenía que agradecer a Roma su puesto, a los ojos de los más piadosos de Israel la situación del país era lamentable: en realidad la tierra de Dios estaba gobernada por extranjeros..., impuros.

El autor de estos Salmos de Salomón –que probablemente era un fariseo- interpreta teológicamente todo lo que está pasando en Israel, sobre todo en la Jerusalén de su tiempo, desde la perspectiva de una alianza de Dios con el pueblo de Israel. Insiste en la alabanza de la divinidad, en la justicia del hombre como resultado de la observancia de la Ley, en el castigo ejemplar de los pecadores y en la esperanza de una era mejor, presidida por el rey-mesías, llena de venturas espirituales y materiales.

Ahora bien, en esta época -medidos del siglo I antes de Cristo- había una rama del fariseísmo que al parecer no propugnaba otra cosa que retirarse de la política y vivir una vida apartada cumpliendo lo mejor posible la ley de Dios. El dirigente de esta facción farisea era el famoso rabino Shemaya.

Se dice que con este rabino comienza un distanciamiento de la vida política, entendida como compromiso con el mundo y con los mismos medios de éste, que caracterizará al fariseísmo sobre todo después del desastre del 70 d.C. Entre las enseñanzas de Shemaya el tratado de la Misná llamado Pirqé Abot (“Dichos de los Padres”) transmiten lo siguiente, que a su autor debería parecerle interesante:

"Ama el trabajo manual, odia la grandeza y no te des a conocer ante la autoridad" (Pirqé Abot 1,10).

Comenta Sacchi que el problema fundamental en la interpretación de este pasaje es el valor que deberíamos dar a la expresión "odia la grandeza, y no te des a conocer ante la autoridad", interpretada como una exhortación a la humildad, a la renuncia a los honores y en definitiva al poder.

Otros indican que el sentido central del pasaje es una invitación a no descuidar el trabajo manual. En este caso el hombre debería estar lejos de los cargos públicos para tener más tiempo para dedicarse al trabajo manual. Sin embargo, debe notarse que el verbo “odiar” es muy fuerte y sobre todo la última invitación a no darse a conocer a la autoridad es sorprendente. Parece una abierta invitación a aceptar exclusiva¬mente la autoridad de la Ley y por tanto del sanedrín, y a oponerse incluso pasivamente a toda otra autoridad.

El autor de los Salmos de Salomón, por el contrario, cree en la lucha y espera la salvación sólo de la victoria. Frente a la superpotencia romana no ve otro camino de salvación que un caudillo excepcional que combata en nombre de Dios y sea enviado por Él mismo. Este caudillo deberá ser de la estirpe de David y por ello un ungido. Así se reafirma la filiación davídica del mesías al lado de la más genérica que hablaba de su descendencia de la tribu de Judá.


Seguiremos citando en concreto los textos más importantes sobre el mesías de estos Salmos de Salomón, apócrifos, pro un documento precioso para conocer parte al menos de la mentalidad judía de época muy cercana a Jesús.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Redención por el sufrimiento y muerte del Salvador”.

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

www.eldiscipulofilm.com

Saludos de nuevo.





Miércoles, 19 de Agosto 2009

Hoy escribe Antonio Piñero/ Paolo Sacchi


Así como el mesías davídico puede aparecer como figura única en los textos judíos de la época de Jesús o inmediatamente anteriores, el mesías sacerdotal aparece siempre como complemento o acompañante del mesías guerrero/político.

He aquí un texto tomado del Testamento de Neftalí en el que se observa mejor esta compleja correspondencia entre mesías y salvación en todos los aspectos:


Ordenad a vuestros hijos que se mantengas unidos a Leví y a Judá,
porque por ellos [manuscritos: “por él”] surgirá la salvación para Israel,
y en ellos será bendito Jacob.
Por ellos aparecerá Dios en la tierra para salvar a la estirpe de Israel, [manuscritos: “habitando entre los hombres”]
y para congregar a los justos de entre los gentiles (8,2-3).


Comenta Paolo Sacchi (p. 427):

El texto así presentado está reconstruido, eliminando las interpolaciones de los escribas cristianos: los manuscritos presentan la reelaboración cristiana que ha sustituido un “por ellos” por un “por él” que pretende centrar toda la atención en Judá, que está claramente en un segundo plano (teniendo en cuenta que –a la vez- se piensa en Jesús Cristo, que es descendiente de David/Judá.

La frase “habitando entre los hombres” es ciertamente también una interpolación, porque está fuera del ritmo hebreo que consiste en un paralelismo de frases (el denominado técnicamente "paralelismo de miembros", típico de la poesía hebrea: repetición de una misma idea pero con palabras distintas): los dos miembros paralelos son “salvar la estirpe de Israel” y “congregar a los justos”. Pero no es una interpolación necesariamente cristiana porque, como hemos visto, existían también otras corrientes universalistas en el judaísmo

Aunque la salvación vendrá por medio de los descendientes de Leví y de Judá para los que mantienen la idea de un mesianismo doble, sólo se cumplirá cuando Dios mismo aparezca al final de los tiempos para realizar la esperanza mesiánica. En cualquier caso, mientras esperan la gran parusía del sumo sacerdote ungido, los hijos de Israel deben seguir la halakah (es decir la interpretación de la Ley) establecida por los hijos de Leví:

Se dice en el Testamento de Leví:

Por esto yo os ordeno que escuchéis a Leví, porque éste conocerá la ley de Dios y dará instrucciones respecto al juicio, hará sacrificios en Israel hasta el cumplimiento de los tiempos, hasta que venga el sumo sacerdote ungido indicado por el Señor (Testamento de Rubén 6,8).

Y con mayor claridad aún:

El Altísimo ha oído tu oración
para apartarte de la injusticia y para que llegues a ser un hijo para Él, siervo y ministro de su Faz.
Tú brillaras en Jacob con la luz del conocimiento, serás como un sol para toda la estirpe de Israel.
A ti se te dará la bendición
y a toda tu estirpe,
hasta que el Señor visite a todos los pueblos con su misericordia para siempre (Testamento de Leví 4,2-4).

En cualquier caso, el sacerdote actual tiene la misma dignidad que los ángeles más altos (los que están ante la faz de Dios) y mientras el pueblo espera que llegue la gran intervención divina, sólo a él le corresponde proclamar la justa interpretación de la Ley.

Obsérvese cómo el mesianismo que expresan estos textos está totalmente ligado -en Israel- a un estado político-social en el que prima la observancia de la ley mosaica, la creación de unas circunstancias en que ella sea la norma suprema. No puede pensarse dentro del judaísmo ningún tipo de mesías que no sea, por un lado, un mero hombre y, por otro, que no tenga como interés primario que, en la nueva situación de la tierra durante la paz mesiánica, la Ley sea como la constitución religiosa-política de ese nuevo Israel ideal.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del tema "Pedro en los Hechos apócrifos de los apóstoles".

• Información sobre una película acerca de Jesús de Nazaret que va a rodarse, titulada “El discípulo”, de la que hablaremos otro día:

www.eldiscipulofilm.com

Saludos de nuevo.




Lunes, 17 de Agosto 2009
 “¿La apocalíptica judía como matriz de la teología cristiana?” (III) (110-05)

Hoy escriben Antonio Piñero/ Florentino García Martínez


A propósito de la publicación del tomo VI, “La apocalíptica” de la colección “Apócrifos del Antiguo Testamento”, de Editorial Cristiandad, Madrid 2009, seguimos con la publicación del artículo de F. G. M., cuyo título es idéntico al de esta comunicación. Tiene la palabra Florentino:


Recordemos que el tema anterior concluía con una afirmación seria: “Los orígenes de esta apocalíptica postpascual no serían otros que la interpretación y recreación por los discípulos de la profunda experiencia pascual mediante las categorías heredadas de la apocalíptica judía”

B) Los “entusiastas” de Corinto


El desarrollo posterior de la apocalíptica postpascual –tan distinta del pensamiento de Jesús según Käsemann- lo describe esta autor con un esquema que toma de la filosofía de Hegel: la historia avanza por medio de un triple movimiento: tesis, antítesis y síntesis. Recordemos las nociones básicas: La tesis es una proposición afirmativa; la antítesis es el siguiente movimiento histórico que se fundamenta negando esa proposición (de ahí anti-tesis). Pero la historia, por medio de la síntesis logra superar la tesis y la antítesis creando una proposición o movimiento que une lo mejor de los anteriores superándolos a la vez.

Pues bien:

· La tesis era la escatología postpascual, todo un “invento” de los cristianos -a base de ingredientes de la apocalíptica judía sobre el pensamiento de Jesús- forzados por su creencia en la inmediata venida de Cristo como mesías triunfante.

· La antítesis -para Käsemann- es la religión mística, llena de trances proféticos y extáticos de uno de los grupos que Pablo describe en su Primera Epístola a los corintios: la de los que se creían espirituales y superiores a los demás. Käsemann, junto a otros teólogos alemanes, describe este movimiento como “entusiasmo” o religión entusiástica. En esta descripción el vocablo “entusiasmo” está tomado etimológicamente: “lleno de Dios” (griego enthousiasmós, término cuyo núcleo está formado por la palabra theós = Dios). Así pues el “entusiasmo helenístico” está tipificado en una de lasa facciones, los "entusiastas" de la Iglesia de Corinto.


· Y como síntesis, cree Käsemann que actúa el pensamiento de auténtico del apóstol Pablo. En efecto, como veremos, en el pensamiento paulino hay parte de los dos elementos anteriores (1: de la apocalíptica; 2. de la religión entusiástica), que en parte son recuperados de nuevo por él.


En efecto, la tesis va a incitar que se produzca la antítesis en el seno de la Iglesia cristiana:

Vistas las características de la apocalíptica postpascual, su crecimiento quedó por fuerza limitado al ámbito de influjo de las creencias mesiánicas de origen palestino; en definitiva, se trataba de una flor que no admitía trasplantes. Una vez que la Iglesia se abrió a los gentiles, la posición de la apocalíptica quedó condenada a ser cada vez más minoritaria. Fuera del ámbito palestino, el cristianismo no fue comprendido como apocalíptico, sino como una religión mistérica, y la teología de la apocalíptica postpascual o fue negada o fue reinterpretada de manera diferente.

El próximo día veremos cuáles son los elementos de la apocalíptica y de la “religión entusiástica que son recogidos por Pablo, pero que a la vez son profundamente reinterpretados

Seguiremos, pues, el próximo domingo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro.


Domingo, 16 de Agosto 2009


Hoy escriben Antonio Piñero/ Paolo Sacchi


Hay un buen número de investigadores que opinan que en concreto el apócrifo Testamento de los XII Patriarcas procede de una mano cristiana. Es decir y en concreto, tendría una base judía…, pero tan débil que casi ha quedado sepultada por la falsificación cristiana posterior. Estaría redactado en el siglo II d.C. o más tarde. Por tanto, no valdría para reconstruir la prehistoria del cristianismo y los influjos que éste hubiere recibido.

Otros, por el contrario, opinan que es fácil eliminar las interpolaciones cristianas, con lo que queda un texto que puede considerarse totalmente judío…, y que es anterior al cristianismo. Por tanto, sería un texto importante para reconstruir el ambiente en el que nació el cristianismo y qué influyó en ese nacimiento

Comenta P. Sacchi (p. 426) al respecto:


»Aun sin defender la tesis que sostiene que este texto (que citamos en la nota anterior = Testamento de Simeón 7,1-2) ha sido redactado completamente por mano cristiana, hay investigadores que eliminan en sus ediciones todo el pasaje siguiente

“Porque el Señor suscitará de Leví ‘como’ un sumo sacerdote, y de Judá ‘como’ un rey [Dios y hombre]; éste (lectura variante “así”) salvará a todas las gentes y al pueblo de Israel”


por considerarlo cristiano. No estoy de acuerdo con ello. La frase “Dios y hombre” es obviamente cristiana, pero albergo muchas dudas de que un cristiano pueda haber escrito en el siglo II d.C. que esperaba un sumo sacerdote de Leví y un rey de Judá. Si algo hay de cristiano en esta parte, creo que debe buscarse en los dos “como” añadidos antes de “sacerdote” y de “rey” justamente con el objeto de matizar un concepto inaceptable.

Para los cristianos la frase tenía sólo sentido si se interpretaba metafóricamente de modo que quedara claro que mesías hay uno solo, Jesús, el Cristo, que tiene la función de rey y de sacerdote, y que ante todo es descendiente de David: al mesías davídico se agrega la expresión “Dios y hombre”.

También la ultima parte del texto “que salvará a todas las gentes y al pueblo de Israel” podría ser cristiana, pero podría también pertenecer a una fase del judaísmo que se iba abriendo en sentido universalista, como documentan los Salmos de Salomón por ejemplo en 17,30-31, donde se dice que el mesías dominará todos los pueblos y que todos vendrán, según antiguas profecías, a rendirle honor en Jerusalén.

Sin embargo, el universalismo ya había aparecido antes entre los piadosos judíos en el llamado Libro de los Sueños (una parte del hoy llamado 1 Henoc y que hemos visto ya), y posteriormente reaparecerá en el Libro de las Parábolas (también recogido en 1 Henoc y que hemos citado muchas veces al hablar del mesías como Hijo del Hombre).

A favor de la hipótesis de que el texto -que estamos comentando, del Testamento de Simeón- como ahora lo tenemos no haya sido compuesto por manos cristianas sino sólo reelaborado o retocado por ellas, está la variante “así”, en lugar de “éste”, que hemos señalado al transcribir el pasaje más arriba. “Así” representaría al texto todavía en fase judía, en la cual el sujeto de “salvará” es claramente Dios según un esquema que aparece también en otras partes del libro: los dos mesías son funciones de la salvación que sólo Dios da efectivamente a los hombres. Los cristianos habrían cambiado un “así” por un “éste” haciendo que el sujeto de “salvará” sea el mesías davídico = Jesús.

Se trata de un trabajo bastante sutil, pero siempre perceptible. Y al ser perceptible podemos detectar cuando entran en acción los copistas cristianos, por lo que eliminamos sus interpolaciones y nos quedamos –con bastante seguridad- con un texto judío auténtico y anterior al cristianismo.

Seguiremos en este punto. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Resurrección, inmortalidad y confirmación de la divinidad del salvador”

Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.

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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.




b[
Viernes, 14 de Agosto 2009
La Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

HECHOS APÓCRIFOS DE JUAN

1. Hechos bíblicos.

- Anunciación e imposición del nombre de Jesús: Lc 1,29-38; 2,21; HchJn 109.
- Jesús, el enviado por el Padre: Jn 1,1ss; 4,34; 5,36s; 6,29.57; Mt 10,40 par.; 15,24; Lc 4,18.43; HchJn 96.
- Vocación de los Apóstoles en general: Mt 4,18-22 par.; 10,1-4 par.; HchJn 88.
- Vocación de Pedro y Andrés en particular: Jn 1,35-42; HchJn 88.
- Vocación de Juan y Santiago: Mt 4,21-22 par.; HchJn 88.
- Sermón de la montaña: Mt 5-7; HchJn 22.34.109.
- Parábola del sembrador: Mt 13,3-9 par.; HchJn 108.
- El Buen Pastor: Jn 10,11-16; HchJn 100.
- El rico insensato: Lc 12,15-21; HchJn 36 y 67.
- El rico epulón: Lc 16,19-31; HchJn 35.
- La transfiguración: Mt 17,1-9 par.; HchJn 21 y 90.
- Discurso en la sinagoga de Cafarnaún: Jn 6; HchJn 92.
- La cena en casa del fariseo: Lc 7,36-50; HchJn 93.
- La escena del “podemos” (possumus) con los hijos de Zebedeo: Mc 10,39 par.; HchJn 95 y 96.
- El juicio final: Mt 25,35-46; HchJn 36.
- La última cena: Mt 26,17-29; HchJn 91.
- Juan se reclina sobre el pecho de Jesús: Jn 13,23; HchJn 89.
- El traidor: Mt 26,23 par.; Jn 13,21-27;L HchJn 96.
- El himno después de la cena: Mt 26,30; HchJn 94.
- La pasión en general: Mt 26,46.27,66; HchJn 94-97.
- El prendimiento en Getsemaní: Mt 27,47-56 par.; HchJn 94.
- Jesús entregado a los judíos: Mt 27,3-4; HchJn 94.
- Sueño de los Apóstoles y huida en Getsemaní: Mt 26,36-46; HchJn 97.
- Crucifixión, hora sexta, tinieblas: Mt 27,35-50 par.; HchJn 97.
- La caña: Mt 27,29 par.; HchJn 97.
- La hiel; Mt 27,34; HchJn 97.
-La lanzada: Jn 19,34; HchJn 97.
- Las turbas junto a la cruz: Mt 27,39-56 par.; HchJn 100.
- La resurrección, atestiguada por los cuatro evangelistas y por Pablo (1 Cor 15): HchJn 109.
- Orden de predicar el Evangelio: Mt 25,18-20; Mc 16,15-16; HchJn 112.
- Palabras de Jesús sobre Juan: Jn 21,22; HchJn 115; cf. 89 y 113.
- Ascensión: Mc 16,19; Lc 24,50-51; HchJn 102.
- Juicio de Pablo ante Félix: Hch 24; HchJn 84.
- Rapto de Pablo hasta el tercer cielo: 2 Cor 12,2-4; HchJn 106.
- Ritos litúrgicos: Hch 2,37-47; 8,12.37; 9,18; 10,47s; HchJn 106-110; cf. HchJn 46 y 84.

2. Personajes bíblicos.

- Jesús: passim.
- Los Apóstoles en general: HchJn 88.
- Pedro: HchJn 88.
- Juan: HchJn 88.
- Andrés: HchJn 88.
- Santiago: HchJn 88.
- El fariseo anfitrión: HchJn 93.
- Los judíos a quienes es entregado Jesús: HchJn 94.
- Satanás; HchJn 89; 112; 114.
- Judas el traidor: HchJn 96.
- La turba delante de la cruz: HchJn 100.
- Los efesios: HchJn 19; 22; 39; etc.
- Los plateros de Éfesoy los devotos de Ártemis (Diana): Hch 19,23ss; HchJn 37-44.
- (Tértulo): Hch 24,1-2; HchJn 31ss.
(Biblia de San Luis de la Catedral de Toledo)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro



Jueves, 13 de Agosto 2009

Hoy escribe Antonio Piñero/ Paolo Sacchi


Comenta P. Sacchi en su Historia de Israel en tiempos del Segundo Templo(p. 425):


»Este sacerdote del futuro –del que habábamos en la nota anterior- no tiene nada en común con el sacerdocio histórico de Israel, ni siquiera con el más auténtico. Será un sacerdocio nuevo, de naturaleza excepcional.

Se lee en el TestLev 18,1-12:


Cuando el Señor se haya vengado de ellos…,
entonces hará surgir un sacerdote nuevo a quien se revelarán todas las palabras del Señor (estará por tanto en capacidad de enseñar la halakah verdadera).

Juzgará rectamente en la tierra durante muchos días.

Brillará como el sol en la tierra
y hará desaparecer toda tiniebla bajo el cielo;
habrá paz en toda la tierra.

En sus días los cielos exultarán,
y las nubes se alegrarán…

Se pronunciará sobre él la gloria del Altísimo,
y el espíritu de inteligencia y de santidad reposará sobre él…

Transmitirá la grandeza del Señor a sus hijos, en verdad y para siempre,
y no tendrá otro sucesor de generación en generación y para siempre…

Durante su sacerdocio desaparecerá el pecado…
y dará de comer del árbol de la vida a los santos…
Atará a Beliar"…


Como se ve estamos claramente en un mundo mesiánico. En conjunto se tiene la impresión de que el autor de los Testamentos de los Doce Patriarcas esperaba un mundo distinto que debía ser instituido por el mesías de Leví y por el mesías de Judá. Es interesante que, aunque haya desaparecido el nombre de David al ser sustituido por la denominación más amplia de Judá, el autor espera sin embargo la restauración del reino de Israel sobre la base de las profecías del antiguo mesianismo davídico (es decir, la promesa de Dios a David a través del profeta Natán de que jamás faltará sobre su trono un descendiente = 2 Samuel 7,9-14.

Aparentemente aquí poco tiene que ver el mesías guerrero…, pero no es así; su presencia y su obra son necesarias: se lee en el Testamento de Judá 22,2-3:


Mi reino acabará por obra de extranjeros (o bien: entre gentes extranjeras),
hasta que venga la salvación de Israel,
hasta la parusía del Dios de justicia, para que Jacob y todos los pueblos vivan en paz.
Él (el descendiente de Judá) custodiará la fortaleza de mi reino por siempre,
porque con juramento me ha jurado el Señor
no quitar el reino a mi descendencia por siempre.


Particular atención merece el siguiente pasaje del Testamento de Simeón 7,1-2:


Obedeced a Leví y a Judá y no os levantéis contra estas dos tribus, porque de ellas surgirá la salvación de Dios. Porque el Señor suscitará de Leví como un sumo sacerdote, y de Judá como un rey [Dios y hombre]; éste salvará a todas las gentes y al pueblo de Israel.


Este pasaje puede considerarse un ejemplo típico de los problemas de crítica textual que rodean a los apócrifos del Antiguo Testamento, que son textos judíos, y de algunos de siglos antes del nacimiento del cristianismo, pero que han sido trasmitidos por ambientes cristianos. ¿Hasta qué punto el escriba cristiano puede haber adaptado el texto a su propia fe? Es decir, al copiarlo, ¿no ha podido añadir algo -que no estaba en el texto que debía copiar- para que el pasaje en cuestión fuera como una profecía judía de lo que luego iba a ocurrir con la venida de Cristo y el cristianismo?

Probablemente algo haya de esto, pero quizá no mucho.

Seguiremos en este punto. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“La muerte violenta del salvador divino”

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Saludos de nuevo.




Miércoles, 12 de Agosto 2009



Hoy escribe Antonio Piñero/ Paolo Sacchi


Hemos tocado muy levemente este punto del mesías sacerdotal cuando –hace ya días, en la nota que lleva el número 2-27-28 abordábamos el tema de que en los Manuscritos del mar Muerto se veía claramente cómo los esenios tenían una concepción doble del mesianismo, el guerrero, o el mesías de Judá, y el sacerdotal, o mesías de Aarón/Leví.

Ahora, de la mano de P. Sacchi -que he escrito muy sensatamente sobre este tema en su Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo (Trotta, Madrid, 2004, pp. 424ss)- nos detenemos un poco más en la figura de éste “mesías puramente sacerdotal”, que es para algunos cristianos un concepto un tanto extraño. Pero así era en el siglo en el que vivó Jesús y en el fondo no es etraño en absoluto, ya que el tiempo mesiánico es el momento por antonomasia en el que se cumplirá totalmente la ley de Moisés.

Comenta P. Sacchi, al que parafraseo un tanto por mor de una mayor claridad:

»Mientras que en los textos esenios (del Mar Muerto) la superioridad del mesías de Aarón/Leví sólo puede deducirse del hecho de que este mesías tiene la preferencia frente al de Israel, en los Testamentos de los Doce Patriarcas (un apócrifo importante del Antiguo Testamento, cuya fecha es discutida, quizá del siglo I a.C.; el texto que ha llegado hasta nosotros sin embargo, ha sido manipulado por los escribas cristianos) el tema está más desarrollado.


Leemos en el Testamento de Judá 21,4 con referencia a los tiempos futuros o mesiánicos:

“Como el cielo es más alto que la tierra, así el sacerdocio de Dios es más alto que el reino terreno”.


También en el Testamento de Rubén 6,8 se dice:


“Por ello os ordeno” –habla Rubén en su lecho de muerte a sus sucesores- que prestéis oídos a Leví, porque él conoce la ley del Señor. Él formulará las instrucciones precisas para los juicios y para los sacrificios por todo Israel hasta la consumación de los tiempos”.


El mesías sacerdotal no sólo tendrá la tarea de dar la interpretación definitiva de la ley en todos los casos en los que se produzca incertidumbre sobre la halakah (literalmente “camino” = las normas sobre el recto “caminar” o cumplimiento de la Ley, por tanto sobre cómo hay que comportarse), sino que tendrá además la tarea de atar a Satanás (“Beliar será atado por él”: TestLev 18,12).

El TestLev, 18,2 dice :

“A Leví (y por tanto al mesías sacerdotal, su sucesor), serán reveladas todas las palabras del Señor”. Los piadosos judíos la necesidad de una revelación particular para conocer la verdadera halakah.


Los esenios así lo pensaban igualmente:

No se apartarán de ningún consejo de la Ley para caminar en la obstinación de su corazón, sino que serán gobernados por las ordenanzas primeras (por la ley antigua que aclaró el Maestro de justicia y sus seguidores al frente de la secta): 1QS 9,10-11.

Satanás tiene en estos textos una importancia que no posee en la Biblia canónica. El mundo, como en el esenismo, está dividido en dos grandes partes, dos goralim en hebreo, la de Luz y la de las Tinieblas; una guiada por el ángel de la Luz, generalmente interpretado como Miguel, y la otra bajo la égida del ángel de las Tinieblas, al que puede denominarse con nombres muy distintos, pero que siempre es el diablo.

Leemos en la Regla de Qumrán 1QS 3,17-21:


Dios creó al hombre para dominar el mundo y puso en él dos espíritus para que camine por ellos hasta el tiempo de su visita: son los espíritus de la verdad y de la falsedad. Del manantial de la Luz provienen las generaciones de la verdad, y de la fuente de las Tinieblas provienen las generaciones de la falsedad.

En manos del Príncipe de las Luces está el dominio sobre todos lo hijos de la justicia; ellos marchan: ellos marchan por caminos de luz. Y en manos del Ángel de las Tinieblas está el dominio sobre los hijos de la falsedad: ellos marchan por caminos de tinieblas.


Así pues, el sumo sacerdote (más tarde, sumo sacerdote mesiánico o mesías sacerdotal) tendrá una función altísima y salvífica que culmina en liberar al mundo de Satanás, es decir del mal y de esas tinieblas y su poderoso influjo que hemos visto en el pasaje que acabamos de citar. Y veremos cómo ese sacerdote es muy especial. En él se estarán reflejando lo que luego se verá con más claridad en el mesías futuro.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Pedro en la literatura apócrifa, en los Hechos del Pseudo Marcelo (II)”

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Saludos de nuevo.

Lunes, 10 de Agosto 2009
Hoy escriben Antonio Piñero/ Florentino García Martínez


A propósito de la publicación del tomo VI, “La apocalíptica” de la colección “Apócrifos del Antiguo Testamento”, de Editorial Cristiandad, Madrid, 2009, seguimos con la publicación del artículo de F. G. M., cuyo título es idéntico al de esta comunicación.

Tiene la palabra Florentino:

El Evangelio de Mateo sirve igualmente a Käsemann para precisar la teología de esta apocalíptica postpascual nacida en la comunidad cristiana, pero que no es de Jesús. Ella habría sido la primera en introducir dentro del cristianismo una teología de la historia, con su visión de la "historia de la salvación" y de la "historia de la condenación", que marchan paralelas y que dividen el tiempo en dos eones/mundos distintos, una teología de la historia que en definitiva hizo posible una “historia evangélica”, es decir, basada en los evangelios. Escribe Käsemann:


Por el contrario, es válido también afirmar que fue la apocalíptica en primer lugar la que posibilitó el pensamiento histórico del cristianismo (<em>Anfänge</em> 175).


Textos como Mt 19,28-29 [“28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, ermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna.”];

Mt 10,13-14 [“13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. 14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies”];

Mt 7,2 [“Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá.”]

y otros permiten a Käsemann atribuir a esta apocalíptica cristiana postpascual la introducción de la concepción de un ius talionis ("ley del talión" de los últimos tiempos)escatológico que transforma la parénesis o exhortación puramente moral en una amenaza escatológica (Anfänge 172-174, 176.78);

Mt 10,26 [“«No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.”]

le lleva a atribuir a esa teología cristiana -no de Jesús- la primera formulación de “la ley apocalíptica de la transformación de todos los valores en el tiempo final” (Anfänge 178),

y Mt 10,23 [“Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre”]

le lleva a atribuirle la reintroducción del tema de la reunión de las doce tribus en los últimos tiempos (Anfänge 184).

Sobre todo, Käsemann encuentra en Mateo los elementos claves de esta apocalíptica postpascual: la espera ferviente de la parusía del Señor, la defensa acalorada de la ley mosaica y la oposición decidida a la misión a los gentiles.

Käsemann se esfuerza en precisar los orígenes de esta apocalíptica postpascual, aunque reconoce que éste es uno de los problemas principales de su hipótesis. Escribe:


El problema en verdad más difícil se plantea inmediatamente al principio: ¿desde cuándo existe una apocalíptica cristiana en estricto sentido? (<em>Thema</em> 260).

Como fiel bultmanntiano, Käsemann defiende que toda teología es postpascual e intenta desligar completamente esta apocalíptica de la predicación de Jesús sobre la inmediata cercanía de Dios. Para él, esta idea tan de Jesús de un Dios cercano y amoroso es incompatible con la espera de la venida del Hijo del Hombre, la restauración de las doce tribus en el reino mesiánico y la espera de la parusía (“Si tuviera la obligación de unir ambas cosas sería para mí no poder comprender” = dice Käsemann en Anfänge 180), que son característicos de la apocalíptica postpascual.

Aunque su entorno era apocalíptico, Jesús rompe claramente con él mediante la predicación de un Dios clemente y no justiciero y su proclamación del primado del amor fraterno. Nada extraño que, para Käsemann, este Jesús ni bautice, ni construya una comunidad como “resto” y núcleo del pueblo de Dios mesiánico, ni mantenga otros preceptos de la Ley excepto el del amor fraterno. Escribe Käsemann:


A partir de esta maravillosa “escatología” jesuánica, para la cual toda la vida se complementa “delante de Dios”, se puede comprender perfectamente el que Jesús -en cuanto podemos percibir- no tanteara, no fundara ninguna comunidad como resto santo, núcleo del pueblo de Dios mesiánico, ni tampoco radicalizara la ley salvo la exigencia de la obediencia y del amor (Thema 262).


Los discípulos, por el contrario, tras la experiencia pascual, interpretan y conceptualizan esta experiencia con las categorías de la apocalíptica judía de su entorno:

1.
La espera del inmediato retorno del Señor constituye el elemento central de este “entusiasmo postpascual”, como lo llama Käsemann: puesto que el mesías de la apocalíptica judía debía manifestarse en Jerusalén, es allí adonde se dirige la primitiva comunidad;

2.</strong> Puesto que este mesías era esperado como Hijo del Hombre celeste, la espera de su retorno constituye el tema central de su esperanza;

3. La misma resurrección de Jesús es vista no como un milagro aislado, sino como el comienzo de la resurrección de los muertos esperada en la apocalíptica y como un signo anunciador de la llegada del Reino;

4. La comunidad, unida en su esperanza, se considera el resto sagrado de la antigua alianza que debe reunir de nuevo a las doce tribus y anticipa ya la nueva alianza escatológica; puesto que la apocalíptica interpreta los “signos” (el éxtasis o las curaciones, por ejemplo) como signos del Espíritu del final del mundo, la experiencia pascual del Espíritu le lleva a consi¬derarse como viviendo ya en los últimos tiempos;

5. La idea veterotestamentaria del pueblo de Dios, interpretada apocalípticamente, forma la base de su primera cristología, etc. (Thema, pp. 262-265)

En resumen, los orígenes de esta apocalíptica postpascual no serían otros que la interpretación y recreación por los discípulos de la profunda experiencia pascual mediante las categorías heredadas de la apocalíptica judía.


Seguiremos. Espero de nuevo que esta exposición –aunque densa- sea interesante porque estamos en plena exposición del modo de hacer exégesis de algunos discípulos de Bultmann, muy influenciados por el maestro: separan nítidamente la teología de Jesúss de la de sus discípulos por meido de la crítica histórica, y atribuyen a la "comunidad primitiva" la formaulación de una teología -en este caso apocalíptica- que Jesús jamás habría aceptado como suya.

En el fondo late un presupuesto claro: salvar de entre el magama de los Evangelios la figura de un Jesús maravilloso, no contaminado con algunas nociones del judaísmo del momento, que predica un Dios también maravilloso, y que hace posible que toda la vida del cristiano se concentre en ese encuentro personal con Dios a través de Jesús. Pero los discípulos de Jesús jamás comprendieron estos puntos de vista y crearon lo que hoy se llama el protocatolicismo".

Como se ve, este método histórico crítico es infinitamente más radical que el que hoy practicamos, que es un modelo de prudencia en comparación suya.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro.

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Domingo, 9 de Agosto 2009

Hoy escribe Antonio Piñero


Concluimos con el tema iniciado en la nota anterior. Hacemos hoy un doble comentario de la mano de Paolo Sacchi y de Émile Puech


1. Paolo Sacchi comenta el texto de los Macabeos de la nota anterior del modo siguiente:


“En cualquier caso la espera de un profeta para dirimir problemas de naturaleza jurídica y política está documentada también en el primer libro de los Macabeos (14,41): cuando Simón se encontró en una situación más bien confusa jurídicamente al haber concentrado en sus propias manos el poder civil y religioso y asumido el cargo de sumo sacerdote sin ser de la estirpe sadoquita, pensó que un medio excelente para ganar tiempo era remitir todo el problema a un “profeta digno de fe”. El pueblo halló aceptable esta solución; por tanto, la posibilidad de un mediador que remitiese a los hombres la voluntad de Dios y los guiase debió haber sido comúnmente admitida”.


2. Émile Puech piensa también que en el pasaje –ya citado en este blog- sobre Melquisedec (como una de esas figuras a medias entre el cielo y la tierra, en donde se hace mención también de un “Ungido por el Espíritu”), este personaje misterioso -el Ungido- podría hacer la función de precursor.

Recuerdo a los lectores que el texto decía:


“‘Qué bellos son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu Dios [reina’]. Su interpretación: Los montes son los profe[tas...].

Y el pregonero es [el un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los afligidos’”.


El pasaje bíblico que se cita es de Isaías 61,1. Puede ser Elías porque es un profeta, es decir, un ungido.

Concluye Puech razonando que, a pesar de todos los textos citados, no podemos afirmar que todo el judaísmo hiciera esta identificación “profeta que ha de venir” = Elías/precursor, porque en la historia posterior del judaísmo –hasta el siglo X todavía- tenemos aún noticias de rabinos que identificaban al nuevo Elías con el mesías sacerdote. De ello se concluye que -en ciertos círculos judíos- el profeta que había de venir se pensaba no como Elías, sino como un scerdote sabio que explica la Ley y prepara pra la venida del mesías. De todos modos, existe la figura del "precursor"

Ahora bien, para nuestra argumentación estas dudas no tienen mucha importancia. Lo importante es que

1. Existía esa creencia del precursor mesiánico

2. Que –siguiendo este pensamiento- los cristianos vieron en Juan Bautista no al maestro de Jesús (lo que fue en realidad), sino a su precursor (Jn 1,21: “¿Eres tú Elías…?”).

3. Que incluso algunos judíos que vivieron la predicación de Jesús identificaron a éste con “ese profeta” que ha de venir (Mt 21,11: Jesús como profeta; Mc 6,15: algunos pensaban expresamente que Jesús era Elías o, la encarnación de éste, Juan Bautista, que había resucitado y, a su vez, se había corporizado en Jesús), y no con el mesías.

4. y, finalmente, que siempre piensan los judíos en un personaje humano, con especiales ayudas de la divinidad y en contacto íntimo con ella, pero que no hay atisbos para el judaísmo del siglo I de nuestra era de que los piadosos pensaran ni siquiera que este precursor (repito identificado a veces con Jesús) fuera más que una persona humana, aunque especial.


Concluye E. Puech su repaso de todos los textos mesiánicos importantes de Qumrán:


Los textos sobre el mesianismo de Qumrán revelan una gran unidad, e incluso uniformidad, en la espera de liberadores escatológicos (para el final de los tiempos) y no dejan entrever (demasiada) fluctuación en su pensamiento… Desde la segunda mitad del siglo II y en la primera mitad del siglo I a.C. los esenios esperaban la venida de un profeta, Elías redivivo de la tradición anterior, y la de un mesías sacerdote, y un mesías rey… Su venida inauguraría una nueva época (acá en la tierra), la época mesiánica, destinada a traer la victoria de Israel sobre las naciones y los impíos


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“La Escuela de la Historia de las Religiones y el paulinismo”

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Viernes, 7 de Agosto 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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